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IGNORANCIA Para qué sirve un podcast

Internet nos emboba

Lo que cuesta dar a conocer las notas que uno escribe y lo que me pasó la vez que me invitaron a una radio


Es cada vez más difícil vivir de lo que se escribe, la desaparición o el bastardeo del libro como soporte de la lectura, ha hecho todavía más jodida la tarea de teclear algo en la máquina y lograr que alguien pase la vista sobre un texto y lo comprenda. La televisión primero y el internet después hicieron que mucha gente no aguante el esfuerzo de entender más de cuatro líneas seguidas. Increíble, lo que hasta hace unos 20 o 30 años era un placer, ahora es un esfuerzo insufrible y atroz.
Dirán que con la música sucedió algo parecido, hay gente que graba en soportes cada vez más minúsculos, enormes cantidades de música que circulan gratis, sin pagar ningún derecho, ninguna regalía a sus autores. Es cierto, pero cada vez son más lugares a los que se va a oir a los músicos en persona y al menos algo cobran. ¿Alguien se imagina al autor de un libro de cuentos, de poesías, de ensayos, leyéndolos en público? Si lo llegan a anunciar, no va ni el loro.
Mucha gente de menos de 50 años no aguanta un texto largo, pero “largo” no son las 200 páginas de un libro de antes. Más de tres líneas, hoy cansan a cualquiera. Prefieren el resumen del resumen del resumen, una frase, una línea, un dibujito, un meme, palo y a la bolsa. Les encanta el tipo que cuenta la historia de la argentina en tres líneas, la síntesis, en grageas, de la filosofía mundial, con el breve sumario de una notica se conforman.
Casos se han visto de tipos que durante varios días buscan una noticia, la hallan, la contrastan con otras fuentes, se documentan al detalle. La publican en Facebook y el primer comentario es de un Juan de Palotes cualquiera que dice: “Este chabón solo escribe mentiras”. Y chau. Es posible que ese solo comentario destruya el trabajo de varios días y que nadie lea la nota. Para qué, si un matón de internet avisó que no es verdad. Sin que falte el semidiós que indique, desde su altura olímpica: “Vos escribes así porque votas a Fulano”. Y uno que se ríe a las carcajadas, porque piensa; "Este qué carajos sabe a quién voto y a quién sorete le importa, además".
A quienes intentan hacer que sus notas se viralicen, el trabajo se les hace cada vez más pesado. Don Facebook ya no lo permite tan fácilmente. Este escrito saldrá en algún grupo de compraventa perdido en los cientos de miles que hay en todo el mundo sobre todos los temas de lo que hay bajo el cielo. Si tengo suerte, alguien lo leerá, si no, se irá al fondo del mar y muy de vez en cuando pasará un buzo que lo abrirá creyendo hallar un tesoro escondido. Y era esta nota nomás.
Para peor ya no se navega en internet como antes. Agarrábamos la computadora y recorríamos el espinel, mirábamos los diarios de Santiago, los de Buenos Aires, alguno de otros países. Ahora no solamente que nadie los lee y han perdido toda relevancia, sino que, lo único que circula es lo que llega al teléfono. Esta nota camina por WhatsApp, porque la reenvío a los amigos: si tengo suerte, la abrirán para leerla, si no, pasarán de largo. Si creen que le puede interesar a un amigo la compartirán, si no, después de leerla se olvidarán y listo.
Y cada nueva macanita que aparece en el teléfono, viene siendo más perjudicial y más boba que la anterior. Los blogs fueron un invento maravilloso, casi como un diario íntimo en línea. Andaban tan bien que crearon el fotolog, para no poner textos, solamente fotos un paso más en la bobez, digamos. Después vino Feibu, parecía que iba a mejorar la cosa, pero empeoró. Nos sentimos poderosos. Está la posibilidad de que te lean millones, pero con suerte diez pasan la vista por tus escritos y para peor siempre son los mismos. Después llegó Twitter, que solamente aguanta frases cortitas como patadita de cuchi, y luego vino Instagran, para fotos y textos de no más de tres líneas. Todo es cada vez más tonto para gente cada vez más tonta, incluido yo, por supuesto.
Una de las pocas veces que me invitaron a una radio, fui con otros dos escritores que no conocía. De una hora de entrevista, uno de los entrevistados, un termeño, acaparó la atención del espíquer hablando cuarenta minutos solamente de sus podcasts. Con el otro nos quedábamos callados mientras el termeño seguía con sus podcasts de aquí, sus podcasts de allá. Bueno. Al tiempo voy y me topo de casualidad, en la calle, con el que nos había invitado. Me preguntó por qué no intervine en la conversación. Le fui sincero, no sabía qué mierda era los podcasts, para qué servían, si se comían asados, crudos o hervidos.
¿La verdad?, sigo sin saberlo, pero me imagino que ha de ser algo para desalentar la lectura de manera más eficiente, si cabe, a los pocos lectores que van quedando. Aviso, abajo hay lugar para opinar si quiere, pero no me cuente qué son esos podcasts, a esta altura de la locreada ya no me interesa saberlo. Ni falta que me hace.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Juan Manuel Aragón, puedo decir qué alabo o te felicito por tus escritos; y talvez no esté en lo cierto. Valen éstos como denuncia? como verdad revelada? o el pozo en que cada vez más se hunde la humanidad? "de última" son tan correctos, como el que me ocupa por su fuerte contenido; contenido que no podemos, no debemos ignorar. Juan Luis Coria

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  2. Perfecta descripción de la realidad de este país
    Con falta de educación suma droga y nadie lee
    Menos en santiago cosa lamentable
    No hay que permitir que te digan como escribir o que poner
    Es ru columna y tu esencia
    Todo cierto lo que dices y te felicito
    Cariños cordiales

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  3. Todavía queda gente que lee,que se apasiona por un libro por eso los encuentros literarios son tan concurridos.Una salvedad:son personas que no hacen ruido.

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    Respuestas
    1. Cristian Ramón Verduc14 de junio de 2022, 15:26

      Muy bueno su comentario. Me ha gustado.

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  4. Somos unos cuantos los que amamos la lectura, somos muchos los que no dejamos de leerte, porque dices verdades contundentes, en forma frontal o escondidas detrás de una broma. Algunas veces comentamos, otras no, pero lo que es indudable es que nos atrapas con los temas que tocas y la fluidez con que lo haces.

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  5. Entiendo que es la función de un buen conductor, manejar sus invitados para tener una participación balanceada.
    En relación al tema, las redes han acaparado la atención de mucha gente, y es tanto el material (me reúso a llamarlo información) que se comparte, presentado con títulos gancho, que la gente termina leyendo un poquito de cada cosa para no perderse nada.....y se termina perdiendo todo.
    Es como los que hacen zapping por estar suscriptos a 500 canales de televisión.
    En ese caso aplica el dicho...." si no puedes contra ellos, úneteles ".
    Quienes se volcaron a compartir contenido por youtube, transmitiendo sus escritos mediante lectura en audio, por ejemplo, logran llegar a miles mientras que los periódicos y blogs no llegan a unos pocos cientos.
    Desafortunadamente los diarios y televisión están perdiendo tanto terreno que se han concentrado en las publicaciones sensacionalistas para atraer alguna poca atención....pero es solo extender la agonía de una muerte segura.

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  6. Metalé al podcast, don Juan. Así nos ahorramos ojo al leerlo todos los días. Le aviso que a mí no me mandan por whatsapp. Yo lo tengo grabado al sitio en la compu.

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