Las vacunas salvan vidas |
Por qué se mezclan posiciones políticas con opiniones sobre la eficacia de la inmunización
El problema no es que hay gente pro o anti vacunas, pues, para serlo se debería estudiar un toco. Es decir, muy poca gente tiene información, conocimientos o estudios suficientes como para analizar una vacuna o, aunque sea un Geniol. Al menos en la Argentina se discute sobre la vacuna desde una posición ideológica que no tiene nada que ver con la ciencia, la biología o, ya que estamos, la bioquímica.
Luego de algunas dudas iniciales sobre cuándo podría llegar el coronavirus a la Argentina, el 19 de marzo del 2019 se inició un aislamiento estricto en todo el país. Por lo que se sabe, eso impidió, al menos, las escenas que se vieron en otros países, con gente buscando desesperada un tubo de oxígeno para salvar a un familiar. Sí, le pasamos raspando a esa situación, estuvimos casi a punto, pero ese horror no se vio aquí hasta el momento.
En el medio, obviamente se coló la grieta, esa eterna pelea por ver con quién está mi vecino, al que siempre le discuto o a quién apoya, para inmediatamente ponerme en la vereda del frente. Vamos, los macristas notaron a los kirchneristas tan entusiasmados con las restricciones a salir, el barbijo y luego las vacunas que, inmediatamente se pusieron en contra.
No hay razones válidas para estar contra las vacunas. Es obvio que no hubo tiempo para probar las que salieron contra el coronavirus y tienen razón. Pero, ¿sabe qué?, el protocolo demora unos diez años en aprobarlas. Las descubrieron y las hicieron de apuro. Y me imagino que las siguen perfeccionando. Pero si usted es K, dirá que son la panacea universal y si es M, por poco lo volverán eunuco con una sola inoculación.
Tengo un amigo que no está de un lado ni del otro, aunque sí, ligeramente contra el gobierno de Alberto Fernández, pero sin fanatismo. Fue cooptado por el discurso antivacuna. Cayó enfermo con coronavirus, lo llevaron al Independencia, estuvo internado como dos semanas, algunos días muy grave. Ahora, cuando está en reuniones con mayoría de macristas sostiene que “evalúa la posibilidad de vacunarse” y los oyentes, viendo lo que le pasó, piensan: “Quizás tiene razón desde su punto de vista”. Si está en reunión de kirchneristas dice: “Me vacuné, de una”.
¿Yo, pregunta? Lo dije antes de que llegaran, que me iba a vacunar así hubiera tenido que hacer una fila de Loreto a Santiago. Confié en que el Estado Argentino no me engañaría con respecto a esto, como tampoco me miente cuando me dice qué temperatura está haciendo o me asegura que el agua de la canilla es potable. Vacuné a mis hijos con todas las dosis previstas en el calendario, sin preguntar de dónde venían, quién las fabricaba, cómo las habían inventado. Y los dos, una de 18 y el otro de 4 años, tienen ambas dosis, y no importa si soy K o M o J o Z. Desde niño sé que las vacunas salvan vidas, no unas cuantas, sino de a millones.
¿Si estoy de acuerdo con el carnet sanitario? Obvio que sí. No es que desprecie a nadie, pero prefiero que quien se sienta a mi lado en el colectivo esté vacunado también y con el barbijo bien puesto. ¡Oiga!, el coronavirus vino de repente, obligó a improvisar a todos los gobiernos del mundo. Algunos quizás exageraron un poco, pero quién soy yo para juzgarlo si lo único que sé de medicina es cómo se dice estreptocarbocaftiazol.
Pero si usted piensa otra cosa, abajo hay lugar para que lo diga tranquilamente. Si usted ha hecho un estudio profundo acerca del daño que provocan las vacunas contra el coronavirus o cualquier otra, envíe abajo el enlace de la revista científica que lo publicó, así lo leemos todos, nos desasnamos y aprendemos.
©Juan Manuel Aragón
No hay razones válidas para estar contra las vacunas. Es obvio que no hubo tiempo para probar las que salieron contra el coronavirus y tienen razón. Pero, ¿sabe qué?, el protocolo demora unos diez años en aprobarlas. Las descubrieron y las hicieron de apuro. Y me imagino que las siguen perfeccionando. Pero si usted es K, dirá que son la panacea universal y si es M, por poco lo volverán eunuco con una sola inoculación.
Tengo un amigo que no está de un lado ni del otro, aunque sí, ligeramente contra el gobierno de Alberto Fernández, pero sin fanatismo. Fue cooptado por el discurso antivacuna. Cayó enfermo con coronavirus, lo llevaron al Independencia, estuvo internado como dos semanas, algunos días muy grave. Ahora, cuando está en reuniones con mayoría de macristas sostiene que “evalúa la posibilidad de vacunarse” y los oyentes, viendo lo que le pasó, piensan: “Quizás tiene razón desde su punto de vista”. Si está en reunión de kirchneristas dice: “Me vacuné, de una”.
¿Yo, pregunta? Lo dije antes de que llegaran, que me iba a vacunar así hubiera tenido que hacer una fila de Loreto a Santiago. Confié en que el Estado Argentino no me engañaría con respecto a esto, como tampoco me miente cuando me dice qué temperatura está haciendo o me asegura que el agua de la canilla es potable. Vacuné a mis hijos con todas las dosis previstas en el calendario, sin preguntar de dónde venían, quién las fabricaba, cómo las habían inventado. Y los dos, una de 18 y el otro de 4 años, tienen ambas dosis, y no importa si soy K o M o J o Z. Desde niño sé que las vacunas salvan vidas, no unas cuantas, sino de a millones.
¿Si estoy de acuerdo con el carnet sanitario? Obvio que sí. No es que desprecie a nadie, pero prefiero que quien se sienta a mi lado en el colectivo esté vacunado también y con el barbijo bien puesto. ¡Oiga!, el coronavirus vino de repente, obligó a improvisar a todos los gobiernos del mundo. Algunos quizás exageraron un poco, pero quién soy yo para juzgarlo si lo único que sé de medicina es cómo se dice estreptocarbocaftiazol.
Pero si usted piensa otra cosa, abajo hay lugar para que lo diga tranquilamente. Si usted ha hecho un estudio profundo acerca del daño que provocan las vacunas contra el coronavirus o cualquier otra, envíe abajo el enlace de la revista científica que lo publicó, así lo leemos todos, nos desasnamos y aprendemos.
©Juan Manuel Aragón
Excelente la nota! Y coincido plenamente!, con lo que exptesas!
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo, hay que vacunarse,
ResponderEliminarEl problema ideológico entre el gobierno y la oposición no fue pro vacuna o anti vacuna. Fue el tema de la cuarentena impuesta, la más larga del mundo, mientras decidían que Pfizer no, el gobierno o Pfizer, Moderna, Johnson si, la oposición. El gobierno estaba encaprichado con la Sputnik, rusa, pues cree que en Rusia todavía existe el comunismo, parece. O es más proclive a los dictadores como Putin, asesino amigo de la Porota. Esa fue la grieta. Y al fin la oposición tuvo razón.
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