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MASACRE Terror en Israel

Kfir Bibas, muerto por los palestinos de Hamás

Hamás atacó con brutalidad, tomando rehenes, pero la izquierda mundial silencia este hecho: una actitud inquietante

Fuentes: EL PAÍS, BBC News Mundo, France 24, CNN Español, y Amnesty International
El 7 de octubre del 2023, Israel amaneció bajo un ataque sorpresa perpetrado por Hamás y otros grupos armados palestinos, un asalto que marcó uno de los días más letales en la historia del país desde su fundación en 1948. A las 6 y media de la mañana, mientras muchas comunidades del sur de Israel aún dormían, las sirenas comenzaron a sonar en kibutzim como Nahal Oz, Kfar Aza, Nir Oz y Be’eri, y en la ciudad de Sderot. Lo que parecía un ataque rutinario con cohetes desde Gaza —Hamás lanzó más de 2.200 proyectiles como cobertura —pronto se convirtió en una pesadilla de proporciones inimaginables. Cerca de 6.000 milicianos, de los cuales 3.800 pertenecían a las Brigadas de Ezzeldin Al-Qassam, el brazo armado de Hamás, cruzaron la frontera a través de una docena de puntos, usando explosivos para abrir brechas en la valla fronteriza. No solo atacaron por tierra: también utilizaron lanchas para llegar a playas del norte y parapentes motorizados para realizar reconocimientos, asegurando que al menos algunos combatientes lograran infiltrarse.
El objetivo era claro: sembrar el terror. Los milicianos irrumpieron en asentamientos, bases militares y hasta un festival de música electrónica, el Tribe of Nova, cerca del kibutz Re’im, donde más de 3.500 jóvenes bailaban al alba. En el festival, el caos estalló cuando los asistentes, alertados por los cohetes, intentaron huir por la Ruta 232, la única salida. Los terroristas, que ya habían identificado los movimientos, abrieron fuego contra los vehículos, bloqueando la carretera. Algunos jóvenes se escondieron en refugios antiaéreos, pero estos se convirtieron en trampas mortales: los atacantes lanzaban granadas de humo, disparaban hacia adentro y sacaban rehenes a la fuerza. Otros corrieron a campo abierto, solo para ser perseguidos y abatidos.
Allí murieron 364 personas, y 43 fueron secuestradas. En los kibutz, la brutalidad no fue menor. En Be’eri, los milicianos tomaron casas, ejecutaron familias enteras y retuvieron rehenes hasta bien entrada la tarde, mientras la respuesta militar israelí tardaba en llegar. En Nir Oz, uno de los kibutz más afectados, unas 74 personas fueron secuestradas y más de 40 asesinadas.
Los detalles de la masacre son desgarradores. Civiles, incluidos ancianos, mujeres y niños, fueron asesinados a sangre fría. En algunos casos, los cuerpos fueron mutilados; en otros, quemados vivos dentro de sus hogares. Los terroristas no distinguieron entre soldados y civiles: de las 1.195 víctimas mortales, 850 eran civiles, entre ellos 31 menores de edad. Entre los secuestrados, 251 personas, había al menos 30 niños, el menor de apenas 10 meses.
Vídeos difundidos por Hamás mostraban a los milicianos obligando a los pequeños a repetir frases en árabe mientras les vendaban heridas, un macabro intento de propaganda. A medida que las horas pasaban, civiles gazatíes cruzaron la frontera para unirse al saqueo, ayudando a los milicianos a llevarse rehenes y pertenencias a Gaza. Tecién las 4 y cuarto de la tarde las Fuerzas de Defensa de Israel lograron una presencia significativa en Be’eri, enfrentándose a los terroristas que aún retenían rehenes.
Un año y medio después, la situación de los rehenes sigue siendo un drama sin resolución. De los 251 secuestrados, 148 han sido devueltos vivos a Israel, 105 de ellos liberados en un intercambio durante un alto el fuego en noviembre del 2023, ocho rescatados por las Fuerzas de Defensa e Israel y 30 liberados en un cese de hostilidades en el 2025. Sin embargo, 58 personas permanecen en cautiverio, y el ejército israelí estima que al menos 34 de ellas están muertas.
Entre los casos más dolorosos está el de la familia Bibas: Shiri, de 32 años, y sus hijos Ariel y Kfir, de 4 años y 9 meses, fueron secuestrados juntos. En febrero de 2025, Hamás entregó un cuerpo que inicialmente se pensó era de Shiri, pero pruebas de ADN revelaron que no lo era, causando indignación y dolor en su familia.
Lo que resulta desconcertante es el silencio de ciertos sectores de la izquierda global frente a este ataque y la crisis de los rehenes. Mientras la ofensiva israelí en Gaza, que ha dejado más de 50.000 muertos según cifras palestinas, recibe una condena generalizada, los crímenes de Hamás parecen haber sido relegados al olvido por algunos. ¿Por qué esta amnesia selectiva?
Es posible que la narrativa predominante, que a menudo presenta a Israel como el opresor y a los palestinos como víctimas, haya eclipsado los horrores del 7 de octubre. La brutalidad de Hamás —con ejecuciones a quemarropa, como la de seis rehenes hallados en un túnel en agosto de 2024 —no encaja cómodamente en un discurso que busca simplificar el conflicto.
Además, la izquierda, en su afán de abogar por los derechos humanos, a veces ignora las violaciones cometidas por grupos como Hamás, quizás por temor a ser percibida como proisraelí en un debate polarizado. Pero esta omisión no solo es injusta con las víctimas y sus familias, sino que también perpetúa una visión sesgada que dificulta una solución real al conflicto. ¿Cómo puede haber paz si se ignoran las heridas más profundas de uno de los lados?
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. Ya cuando leí que su fuente era amnistía internacional, ya perdió toda credibilidad. Con su nota mañana harán una pelicula en Hollywood, gracias. seguro lo llaman de director o guionista.

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  2. mercenario.falta que escribas elogiando a mujica.

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