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Enoch Brke, primero de la izquierda, es llevado preso |
Un docente irlandés, resiste la prisión y sanciones defendiendo sus principios frente a un país que abandonó su fe por ideologías modernas
Un valiente maestro cristiano enfrenta prisión, multas y persecución por defender su fe, en un país que otrora creía en Nuestro Señor Jesucristo y fue transformado en esa cosa como de gelatina, color rosa, que todo lo contamina.El 25 de agosto del 2022, en el tranquilo condado de Westmeath, Irlanda, Enoch Burke, profesor de Historia y Alemán, desencadenó un torbellino que cambiaría su vida. En Wilson’s Hospital School, se negó a usar el pronombre “they” y el nuevo nombre de un estudiante transgénero, alegando que contradecía sus profundas convicciones cristianas y la ciencia.Suspendido, desafió una orden judicial que le prohibía regresar al colegio, lo que lo llevó a más de 400 días en prisión, multas acumuladas de 79.100 euros y la amenaza de perderlo todo. Este drama, aún sin final, resuena como un grito en un país que alguna vez abrazó la fe católica.
Burke, de 34 años, era un respetado docente en una escuela anglicana de prestigio. La dirección, encabezada por Niamh McShane, le ordenó adaptarse a las políticas inclusivas del centro, que reflejaban el currículo nacional actualizado en el 2023, incorporando temas de identidad de género. Su negativa no fue un simple capricho: creía que usar pronombres neutros validaba un proceso de transición que, según él, podía dañar a los menores. El enfrentamiento escaló cuando irrumpió en un evento escolar, proclamando la verdad: hjay dos sexos, varón y mujer.
La suspensión llegó rápido, pero Burke no cedió. Una orden judicial le prohibió pisar la escuela, pero, fiel a sus principios, apareció una y otra vez en las puertas del colegio. En septiembre de 2022, la policía lo arrestó frente a los estudiantes, un espectáculo que conmovió a la comunidad. Su destino: la prisión de Mountjoy, Dublín, donde pasó más de 400 días en varias etapas, hasta su liberación en junio del 2024, solo para ser encarcelado nuevamente en septiembre de ese año.
El motivo de su encarcelamiento no fue su postura sobre el género, sino el desacato a la orden judicial. Cada día que ignoraba la prohibición, el tribunal sumaba 700 euros a su deuda. Para marzo de 2025, debía 79.100 euros, suma que lo acechaba como una sombra implacable. En abril, las autoridades confiscaron 42.000 euros de su cuenta bancaria, y el fiscal general, Rossa Fanning, propuso deducir las multas directamente de su salario.
La familia Burke también sintió el peso del drama. En marzo de 2025, interrumpieron una gala en Washington, exigiendo justicia para Enoch. La familia enfrentó tensiones con las autoridades, como un altercado en la Corte de Apelaciones. Cada acción parecía un intento desesperado por mantener viva su causa.
Irlanda, cuna de San Patricio, vive un cambio cultural hacia el modernismo más frío y cruel, el de la ideología de los trans, lesbianas, lesbianos, esa gente. El currículo escolar, con su enfoque en la identidad de género, alcanzaba a miles de estudiantes, y las políticas inclusivas (que excluyen a quien no piense igual), se habían convertido en norma. Burke, sin embargo, veía en ellas una afrenta a la ciencia y la fe. Su resistencia lo convirtió en un símbolo para algunos, pero en un rebelde para el sistema.
La prisión no quebró su espíritu. Tras salir en junio del 2024, Burke continuó defendiendo que solo existen dos sexos, varón y mujer, una postura respaldada por su fe y, según se sabe, también por la biología. Pero el costo era abrumador: cada día, las multas seguían creciendo, amenazando con dejarlo en la ruina.
El sistema judicial no cedía. En el 2025, Fanning intensificó la presión, proponiendo un receptor para confiscar los ingresos de Burke. La orden de alejamiento seguía vigente, y regresar al colegio significaba más tiempo tras las rejas. Su vida, antes dedicada a enseñar, ahora era una batalla contra un sistema que exigía obediencia.
En diciembre de 2024, las protestas de sus seguidores resonaban en Dublín, pero el gobierno se mantenía firme. La libertad condicional de Burke, concedida en el 2025, venía con restricciones: no podía acercarse a Wilson’s Hospital School, su antiguo hogar profesional. Cada paso suyo era vigilado, cada palabra, un desafío.
El telón de este drama permanece abierto. Burke, atrapado entre su fe y un sistema inflexible, enfrenta un futuro incierto. Las multas, la prisión y la pérdida de su carrera son el precio de su resistencia. En un país que alguna vez creyó en Jesucristo, su lucha resuena como un eco solitario, un testimonio de convicción en medio de la tormenta.
Es lo que espera a todos los países que defeccionan de su fe, para adherir a los nuevos tiempos de quienes quieren trastocar todos los valores y sumergirse en el nihilismo más cruel: el que mata, literalmente, a quienes no piensan igual.
Juan Manuel Aragón
A 5 de julio del 2025, en el parque Aguirre. Jugando en Pulgarcito.
Ramírez de Velasco®
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