Ir al contenido principal

TATUAJES Sin crítica personal

Tatuaje moderno

Si alguien dice que sus ideas son equivocadas, no está afirmando que usted es una mala persona, solamente no coincide con su pensamiento


Muchas veces, el problema es que la crítica se personaliza y a quien se le señala una discrepancia de ideas, supone que uno le está reprochando o lo increpa a él. Un decir: si alguien sostiene que los aristotélicos están equivocados y usted se considera aristotélico, están diciendo algo malo de sus ideas, amigo, pero no de usted. Por eso está mal advertir “no estoy de acuerdo, pero respeto tus ideas”. Si no está de acuerdo, no las respeta, porque respetar es acatar, obedecer, someterse. En realidad, usted respeta al otro, respeta su libertad para expresar su pensamiento, pero, por favor, no diga que respeta sus ideas porque, al no estar de acuerdo, claramente no las respeta. Pero estos son conceptos bastante elementales, que los lectores de este blog conocen muy bien.
Por eso vamos al asunto de hoy.
Para quienes tenemos Dios, nos hizo una gracia tremenda, nos creó, oiga bien “a su imagen y semejanza”. Se entiende perfectamente, somos su retrato y nos parecemos a él, por eso los artistas medievales se dieron el gusto de pintarlo viejo, de barba blanca, y anatómicamente perfecto. Pero Dios no es lo que cada uno tiene como idea de él. No es como dicen las actrices de la tele: “Creo en Dios, ¿vistes?, pero es el que llevo en el corazón, no el que está en los altares ni en las misas”. Nosotros dependemos de él y no él de nosotros.
Nos entregó un cuerpo perfecto, funciona como una máquina: cada una de sus partes tiene una o varias funciones determinadas, precisas y rotundas. Ningún órgano, por más pequeño que sea, está puesto el cuerpo humano al azar, al qué me importa, a la marchanta, sobre todo para los médicos, cada una tiene su sentido.
Y es una máquina tan compleja, que aún hoy se siguen haciendo descubrimientos, ya sea sobre el cuerpo en sí, como de aquellas sustancias o prácticas que lo curan, le hacen bien, lo fortalecen o lo dañan.
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano: sus derivados, cabello, las uñas y las glándulas sebáceas y sudoríparas forman lo que técnicamente se llama “sistema tegumentario”. La protección del organismo de factores externos, bacterias, sustancias químicas y temperatura, es una de sus principales funciones.
Para quienes creemos, Dios hizo perfecto no solamente el cuerpo sino también nuestra piel, sostenemos que nada la mejorará, nada la hará más bella, salvo los cuidados lógicos que prescriben los médicos, obviamente.
Por eso los católicos al menos, no nos tatuamos la piel, no creemos que sea necesario inscribir en ella el nombre de nuestros hijos ni el dibujo de un ancla ni un cartel en japonés ni el rostro de Diego Maradona ni la imagen de la Virgen del Valle. Entendemos que tatuarse es una fatua y decadente demostración de una sociedad de consumo, hastiada de su propio hastío, que busca en esas marcas personales una justificación de la vida.
No estamos en contra de las modas o las particulares costumbres de cada tiempo. Pero tampoco creemos en que una agresión definitiva en el cuerpo sea bella, nos negamos a la baladí búsqueda de belleza con un dibujo grabado con sustancias colorantes bajo la epidermis. Los católicos obviamente, porque si usted no cree o tiene uno de esos dioses que un día permiten lo que usted quiere y al siguiente niegan lo mismo que a usted se le da la gana, entonces sí, hágase todos los tatuajes que quiera, píntese el cuerpo con los colores que más le gusten, cosa suya.
Los católicos digo, si tenemos un dinero que nos sobra, no pensamos ni por un momento en hacernos un dibujito en el cuerpo, lo damos a un pobre y todavía estamos faltando al Evangelio, porque la verdadera caridad es dar lo que uno necesita, no lo que no ya no quiere tener, o le molesta, porque así no tiene gracia. Y no se habla aquí de cuestiones menores, como las posibles reacciones alérgicas, de las infecciones u otros problemas que pueden surgir en la piel, las enfermedades transmitidas por la sangre cuando se hacen sin condiciones higiénicas mínimas o las complicaciones que podrían surgir en eventuales resonancias magnéticas.
Nadie dice que llevar o no llevar tatuaje haga a alguien buena persona solamente por ese hecho, sino que, además de lo dicho, es quizás una inútil y vana demostración de una rebelión interna que, lamentablemente para quien se lo hizo, a nadie le interesa. Nadie tiene por malas personas a los tatuados, así como ningún petiso dice que los altos son perversos y no hallará un tucumano con dos dedos de frente que despotrique contra los santiagueños, por el solo hecho de serlo.
¿Usted tiene tatuajes?, ¿está orgulloso de ellos?, ¿cree que le quedan muy lindos?, muy bien amigo, nadie lo critica. Eso sí, solamente por la fuerza me pondrían uno, como hacían los nazis con los judíos en los campos de concentración. Pero voluntariamente ni en pedo.
©Juan Manuel Aragón
A 17 de noviembre del 2023, Camino de la Costa. Comiendo mandarina

Comentarios

  1. Absolutamente de acuerdo, tuve serias discusiones con la madre de mis hijos por oponerme a que, a las nenas les agujerearan el lóbulo de la oreja.... por que me parecía un salvajismo. Y hoy, que paradoja mis dos hijos varones decidieron hacerse un tatuaje. Pero como dices respeto su decisión, pero no la comparto.

    ResponderEliminar
  2. Pienso que quienes se tatúan, y sobre todo aquellos que cubren partes de su cuerpo con una mancha verdosa y negruzca cuyos detalles nadie logra distinguir, lo hacen sin meditarl sobre lo que ello dice sobre la personalida y la capacidd de toma de decisiones que transmiten.
    El nihilismo y el egocentrismo que están implícitos en esas decisiones, o inclusive la falta de criterio y el sometimiento a modas sin analizar las consecuencias futuras, afectan a muchos jóvenes en sus carreras y/o vida laboral.
    Por mi profesión me toca entrevistar posibles candidatos ser contratados, y su capacidad, experiencia y personalidad suelen verse opacada cuando se presentan tatuados, conel cabello teñido de verde o con metales y arandelas colcando de distintas partes de su rostro.
    Ello dice mucho de su personalidad, sus gustos y su capacidad de juicio, aspectos que necesariamente un empleador tiene que evaluar también.
    Es penoso que muchos jóvenes se hayan alejado de los conceptos de belleza y estética platonianos, tan importantes para lograr una armonía en lo que uno emprende.
    Tal vez lo más curioso de todo sea que quienes están dispuestos a cubrirse de manchas verdosos ininteligibles, jamás le pondrían una calcomanía a una ferrari porque quedaría ridículo.
    Ese mismo efecto causan para mi los tatuajes.

    ResponderEliminar
  3. La ignorancia es madre de todas las desgracias...tatuarse es un ataque a sí mismo, lo demás hojarasca....

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

AÑORALGIAS Santiago querido

La Secco Somera lista (a completar), de lo que hay todavía en la ciudad mágica habitada por los santiagueños, sus sueños y saudades Algunas cosas que antes sabía haber en Santiago y no hay más, se perdieron para siempre, consignadas en este sitio para que al menos quede su recuerdo. Esta lista la publiqué hace algunos años en Feibu y los amigos la completaron. 1 Helados “Kay”, más ricos no hay. 2 El auto Unión, (con motor de dos tiempos, como la Zanella). 3 Las heladeras Vol-Suar. 4 Las prohibidas del Renzi (¡Coca!, cuánto amor). 5 La bilz de Secco (la de ahora no es lo mismo, qué va a ser). 6 El Santa Ana, El Águila, empresa Robert, el Manso llegando desde el fondo del saladillo. 7 Cheto´s bar. 8 El peinado batido de las mujeres. 9 El jopo (ha vuelto, pero como mariconada). 10 La nueva ola y los nuevaoleros. 11 El Tuco Bono. 12 El departamento Matará. 13 Panchito Ovejero vendiendo billetes de lotería. 14 La Porota Alonso. 15 La Gorda de Anelli. 16 Tala Pozo. 17 Mi tata. 18 Panadería L

LEYENDA El remís con chofer sin cabeza

Imagen de Facebook de David Bukret Un misterioso auto circula por las calles de Santiago y La Banda: un caso que está dando que hablar en todos lados Un hombre detiene su motocicleta en el parque Aguirre, lleva una mujer atrás, son las 3 de la mañana. Se apean debajo de un eucalipto, justo cuando empiezan a besarse aparece un auto, un remís que los encandila y se queda parado, como esperando algo. Ella pega un grito: “¡Mi marido!”, suben de nuevo a la moto y se van. Antes de irse, el hombre observa que en el remís no hay nadie, parece vacío, pero ya ha acelerado, a toda velocidad y no se va a detener. Ha pasado varias veces, según cuentan los parroquianos en el café con nombre y apellido, en una historia que va pasando de mesa en mesa, repitiéndose todos los días con más detalles. Las mentas hablan de un remís que aparece de manera impensada, no solamente cuando detecta traiciones amorosas, sino que asustó a varios muchachos que andaban trabajando de noche en casas que no eran las suya

EVOCACIÓN El triste final de la Dama de Hierro

Mercedes Marina Aragonés El recuerdo para quien el autor de esta nota llama Dama de Hierro, algunas anécdotas y la apreciación sobre una personalidad controvertida Por Alfredo Peláez No fue el final que posiblemente soñó en sus años de poder y esplendor. Cuando el nombre Nina paralizaba hasta el más taimao. Se fue en silencio, casi en puntas de pie, como vivió sus últimos años. Muy pocos lloraron a Marina Mercedes Aragonés de Juárez, la dama que supo ser de hierro, en tiempos idos. Seguramente coqueteó en esos años con un funeral al estilo Evita, con su féretro en el salón principal de la Casa de Gobierno, o en el Teatro 25 de Mayo, y largas colas de santiagueños para darle el último adiós. Pero solo fueron sueños de diva. Nada de eso ocurrió. Los diarios santiagueños apenas se hicieron eco de su fallecimiento. Al fin y al cabo, más importante eran los 470 años del pago que ella intento domesticar a rienda corta y chicote. Quedarán miles de anécdotas que la tuvieron como protagonista.