Ir al contenido principal

CUENTO La vieja Catalina

Anciana, foto de ilustración nomás

El alma se le quedó en la esquina de la pensión con el rostro pintado en una expresión de estupor

De a poco la pensión de la Catamarca 365 se había ido convirtiendo en aguantadero de gente de distinta laya: recientes echados de la casa por cuestiones de polleras, vendedores de rifas truchas, dos cordobeses que quién sabe qué deudas tendrían con la policía de su provincia o de otra, estudiantes crónicos de ingeniería, un viejo periodista, un vendedor de jabonesy otros que no vienen al caso. Y la vieja Catalina, medio pariente mía, según descubrimos una tarde que llovía desplomando el cielo contra las chapas. Toda una dama, le digo, en medio de esa fauna de delincuentes de poca monta. 
Hay que ver que la historia es una materia pendiente en la vida de los hombres, sobre todo si no saben que veinte siglos después repetirán gestos, palabras, actitudes que cualquiera diría que quedaron marcadas en los libros y no se repetirían, pero el tiempo es una rueda que todo lo trae de vuelta y Julio César y Bruto se vuelven a topar en un idus de marzo del otro lado del mundo, como dos personajes que jamás morirán del todo.
La vieja Catalina vivía como si no supiera dónde estaba, con una frialdad digna de esa causa, digamos. Era conmovedor observarla, algunas mañanas, cuando se formaba un embotellamiento en la puerta del baño con los muchachos enarbolando el jabón, la toalla, el cepillo de dientes y la pasta, esperando para entrar a hacer sus abluciones matutinas, y ella en medio de todos, los pelos revueldos, las pantuflas peludas, bostezando ruidosamente, como si fuera uno más.
Quizás le entristecía verse así, en el final de la vida, abandonada por los parientes, sin un hijo que viniera a verla, sin marido, sin familia, sin un perro para ladrarle. Decía que era algo de una gente importante del centro y se corría la voz de que, luego de que murió el marido se puso de novia con uno que le quitó la casa, los muebles, las joyas, la ropa, la pava, el mate y el loro con aro y todo, haciéndole firmar los papeles equivocados con el fin de iniciar unos imposibles negocios que no tuvieron buen fin.
Terminó en esa cueva de salvajes maleantes, siempre a la espera de un juicio eterno que le seguía un abogado del que, una vez cada seis meses traía buenas noticias. "Dice que va todo bien, que la apelación ya la tenemos", se entusiasmaba. Si ganaba ese pleito volvería a su antigua casa con los honores correspondientes a una vieja dama, la emperatriz Catalina subiendo al trono de su viejo patio, se alegraba por anticipado al recordar su hogar dulce hogar. Se ponia contenta también cuando recordaba que la última vez que anduvo por ahí los vecinos le dijeron que la extrañaban porque los nuevos habitantes eran unos palurdos que no merecían vivir en ese hermoso barrio. Pero el juicio venía dilatándose más de lo esperado, según ella, por las chicanas que ponían los otros, los supuestos usurpadores.
Cosas así recuerdo de aquella vida de bohemia, pobreza cuasi franciscana, mujeres fáciles, nunca al fiado, conseguidas en madrugadas a las que no había acudido ningún punto y largas jornadas que redondeaba como amanecer criollo, puro mate de un día hasta el otro, siempre flaco y hambreado como hijo de maestra suplente. Por ahí algún amigo de la otra vida, esa que había tenido antes de enantes, me invitaba a almorzar como si tal cosa. Lo agradecía mucho siempre, porque me salvaba del hambre. Algunas veces me daba el lujo de dudar: "¿El viernes al mediodía? Mmmhhh... creo que sí voy a poder, esperá que consulte", decía, mientras abría una vieja agenda en la que no tenía agendado nada. Al final, como quien no quiere la cosa, aceptaba. Iba a ser la única comida decente en semanas.

Si quiere saber de dónde vienen los nombres de muchas mujeres, pinche aquí

Años después, cuando nos topamos con algún compañero de pensión, notamos que la tuvimos a la vieja Catalina como un personaje menor en nuestras vidas, como si hubiera sido una actriz de reparto, con sus juicios, las historias del marido y los cuentos de sus parientes, "gente de pro", como le gustaba nombrarlos. 
Pocos recuerdan hoy que se murió una noche, cuando volvía del abogado y una banda de fascinerosos la atacó en la Catamarca y Buenos Aires, entonces oscuro rincón de la ciudad, para arrancarle los pocos pesitos que traía, y una cadena, que era su tesoro. Al final cuando la redujeron, se dieron con que no era de oro como decía, sino una chafalonía más de tres pesos con cincuentta. La policía después sostuvo que se murió de un ataque al corazón, del susto por el asalto. El médico forense dictaminó que no murió de los golpes que le pegaron, pues no habían sido muchos ni asestados con mucha convicción.
El alma de la pobre Catalina, medio pariente, se quedó para siempre en aquella esquina, cayendo al pavimento con el estupor pintándole la cara, mientras me miraba fijo a los ojos diciendo: "¿También vos che?".
Juan Manuel Aragón
A 25 de junio del 2024. En la Aguirre y Libertad. Arrancando la moto
Ramírez de Velasco®

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

BALCEDO Otro país crecía a su alrededor

Bobadal hoy, visto desde el satélite Brevísima historia de un hombre que forjó un pueblo lejano desde un almacén a trasmano del mundo El hombre se llamaba Balcedo Santillán. Era el dueño del almacén “El luchador”, en el lejanísimo Bobadal, pueblo que estuvo mucho tiempo a trasmano del tren, de las principales rutas y caminos, de los ríos y arroyos, con decir que ni los aviones surcaban su cielo. Nada pasaba por ahí, salvo camiones llevando leña, el ómnibus de la empresa Piedrabuena, carros cañeros, los sulkys en que se manejaban los vecinos y algún viajero que caía por ahí rumbo a otra parte. Alguien dijo alguna vez que los vecinos vivían tras los ancochis, protegiéndose de las inmensas nubes de tierra que dejaban los vehículos de cuatro ruedas. Que honraban su nombre muy bien puesto: “bobadal”, tierra suelta. Balcedo estaba ahí desde mucho antes de que el gobierno loteara el lugar y trazara las calles, algunas de forma arbitraria, pues cruzaban por el medio del patio de algunas casas....

LIBRO Magui Montero partió su alma

Magui Montero al centro, a la izquierda Manuel Rivas, a la derecha, Marcela Elías La presentación de un libro de poesías convocó a un nutrido grupo de amigos y admiradores Por Juan Gómez Fue el miércoles a la caída del sol. Café-Librería “Bellas alas”. Magui Montero presentó su libro “Hasta partir el alma”. De pronto las mesas se cubrieron de flores multicolores (mujeres) que ofrecieron alegría y ruido. Lluvias de ideas entrelazadas entre sí: “Interpela / herida social / mar de la vida / ternura extraviada / intento de reparar / la fuerza de la esperanza / la poesía una forma de escuchar que empieza con la palabra / el papel me reclama que escriba / habla una parte del alma”. La idea de la presentación de su obra literaria, Maqui quiso que tomáramos nota que está en contacto con su alma. Un refrán francés dice que “la gratitud es la memoria del corazón”. Tras sus palabras uno comprende que la vida apura y no tiene tiempo. Quiere encontrar lo extraordinario en lo cotidiano. Escogió es...

ALTO EL FUEGO Cuando el odio es un negocio

El mundo civilizado apoya lo incivil A muchos no les gusta lo que está sucediendo en estos momentos en el Oriente Cercano, Israel y Gaza, vea por qué Por Natalio Steiner desde Raanana, Israel Se logró el acuerdo. El fuego se detuvo. Y de golpe, silencio. Ni marchas, ni carteles, ni lágrimas de alivio. La paz llegó… y a muchos parece que no les gustó. “Habría esperado que las calles de Europa y los campus del mundo estallaran de alegría por el fin de lo que durante meses llamaron ‘genocidio’”, dijo Naftali Bennett, ex ministro israelí. Pero no pasó. Porque su causa nunca fue la vida de los palestinos. Fue el odio a Israel. La oportunidad de sentirse moralmente superiores sin entender nada. Durante meses repitieron lo que les dictaban desde los bunkers ideológicos, sin una idea propia, sin un dato, sin contexto. Ahora que el fuego se apaga, se apaga también su utilidad. Ya no hay cámaras, ni trending topics, ni víctimas que mostrar. Y sin eso, no hay negocio. La paz los deja sin discurso...

María Corina Machado obtiene el Nobel de la Paz

María Corina Machado Una luchadora incansable por la libertad y la justicia en un país bajo la opresión del socialismo En un mundo en que la oscuridad del autoritarismo se extiende como una sombra implacable, la noticia de que María Corina Machado ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025 ilumina el horizonte con esperanza renovada. Anunciado hace un rato en Oslo por el Comité Noruego del Nobel, el galardón reconoce su incansable labor por promover los derechos democráticos del pueblo venezolano y su lucha por una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia. Nacida en Caracas en 1967, Machado, ingeniera industrial de formación, ha transformado su herencia de liderazgo en un faro de resistencia civil ante la opresión del socialismo. Desde sus inicios en la política, ha encarnado la valentía frente a la opresión. Fundadora del partido Vente Venezuela en 2012, unió fuerzas opositoras en la alianza Soy Venezuela, demostrando que la unidad es el arma más poderos...

PERLITAS Cómo parecer más léido (un poquito nomás)

Perón y su esposa Potota Novias, hijos, amores, nombres, lugares, cambios y muchos otros datos para pasar por culto en un sarao importante Así como en otras publicaciones se entregan claves para parecer más joven, más lindo, más exitoso, aquí van algunas perlitas para darse dique de culto. San Martín era José Francisco de San Martín y Matorras. El nombre de Belgrano era Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús. Y fue padre de Pedro Rosas y Belgrano y de Manuela Mónica Belgrano, ambos nacidos fuera del matrimonio. No se casó nunca. Rivadavia, el de la avenida, era Francisco Bernardino Rivadavia y Rodríguez de Rivadavia. ¿Yrigoyen, pregunta?: Juan Hipólito del Corazón de Jesús y el de su tío, Alem, no era Leandro Nicéforo como repiten quienes se dan de eruditos radicales sino Leandro Antonio. Juan Bautista Alberdi dijo “gobernar es poblar” y se quedó soltero. Es el prócer máximo de los abogados y le regalaron el título en la Universidad de Córdoba, en la que no cursó ni una materia. Corn...