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COMERCIANTES Nota laudatoria a una especial clase de ladrones

Hermes, el dios griego

Dígame si no se siente un verdadero y descomunal estúpido si le dicen que desde hoy venderán un 20 por ciento más barato el pollo


Los comerciantes lo único que anhelan es vender la mayor cantidad de productos al más alto precio que puedan. Un comerciante no quiere que le vaya bien, no le importa si usted es feliz, no sabe ni le importa si la plata con que le paga fue bien obtenida o la robó o es producto de un asalto a un camión de caudales. Lo único que le interesa es hacerse rico a costa de su distinguida clientela.
Y está bien, ¿no? Porque gracias a ellos circula la riqueza en las naciones, usted come todos los días, se visto y lee estos escritos y toma mate y hace funcionar su automóvil y se detiene en los semáforos en rojo y oye radio y sale con la patrona a comer un lomito el fin de semana y lee a través de sus anteojos para el astigmatismo.
Pero, oiga bien, en general los comerciantes no son sus amigos, no procuran la felicidad de los clientes, no tratan de hacerle la vida más fácil y usan mil y una triquiñuelas para vender un poco más. Y los supermercados son lugares incómodos en los que todo queda a trasmano, no el paraíso que pintan en sus publicidades malintencionadas.
Si su señora lo manda a comprar pan, verduras, pollos, leche, pescado, carne, alimentos de primera necesidad, siempre están al fondo del local. Para llegar debe pasar por encima de los electrodomésticos, los vasos, las toallas, los libros, los juguetes, los jabones.
Oiga, si fuera tan amigo como dice, se lo pondría a la entradita nomás, para que no pase delante de un montón de cosas que no necesita. Quieren tentar a los tontos que acuden a hacer las compras con plata y sin una decisión segura en su vida, pero si tan amigos se dicen, pondrían estos artículos cerca de la puerta así le evitan caminar tres cuadras más.
Después lo hacen esperar tres horas hasta que lo atienden en la caja. En la fila, a ambos costados tienen golosinas y dulces de todo tipo, como para hacerlo tentar, igual que el tonto sin decisión. Oiga, se ocuparon de cobrar las bolsitas de plástico para defender la ecología, pero le pretenden chantar azúcar para dar de comer al colesterol o a la diabetes a los clientes. Con esta mano te defiendo y con esta te aporrio, sería su lema.
Nadie tiene nada en contra de ellos, de hecho, todos tenemos un amigo, un pariente, que comete actos de comercio como medio vida. Su trabajo es sacar plata a la gente, evitar el ahorro de los demás, hacerse ricos a costa de vender lo más caro que pueden. Pero díganlo de frente, eso es lo que son, no tengan miedo de pararse frente a la sociedad y gritarlo a los cuatro vientos, como lo hacen los abogados, los contadores, los médicos, los payasos. ¿O usted conoce un payaso que diga: “Mi trabajo no es hacer reír a la gente”?
A veces se les ven las costuras, como cuando anuncian un gran descuento en algún producto. Dígame si no se siente un verdadero y descomunal estúpido si le dicen que desde hoy venderán un 20 por ciento más barato el pollo, las zapatillas, los termos Lumilagro, justo cuando usted no los necesita porque los compró ayer con precio viejo. O la leche también viene a menos precio porque se vence ese mismo día. Y no se lo aclaran, obviamente, mirá si van a ser tan poco negociantes como para avisarle que si se descuida le pegan una intoxicación de Padre y Señor Nuestro.
Y hay mucho más para decir de esa especial clase de ladrones que llamamos comerciantes. No olvide amigo, que el dios Hermes, era tanto de los comerciantes como de los ladrones. Y si algo sabían los griegos era caracterizar la gente.
Más abajo, si quiere, comente lo que le parezca, si está de acuerdo bien, pero si no, mejor. Si se arma lío con su comentario o después no le quieren fiar en el almacén, me habla y volvemos a escribir alguito de esos asaltantes, a ver si aprenden.
Y no remarquen por las dudas, como lo vienen haciendo desde siempre, pero con más ahínco en el último tiempo.
Báh, digo.
©Juan Manuel Aragón
Fortín Inca, 14 de octubre del 2022

Comentarios

  1. Hola! Es cierto lo que dices, respecto a los supermercado. En realidad son técnicas que ponen en vigencia en base al comportamiento del cliente, y se tiene en cuenta incluso a qué altura debe ser colocado cada producto. Aquellos de facil venta, siempre se ubican a más distancia de la puerta de entrada, para que el comprador, mientras camina, se interese y ponga en el carrito otras cosas, o aquellas de mayor precio. De hecho eso es parte de la mercanotecnia y los estudios de mercado. El producto que sale con màs rapidez es aquel que se ubica a la altura de la vista y en el estante siguiente inferior. Pero eso es en los autoservicios, más aún en los grandes. Los comerciantes, en general, de todos los rubros, que no pertenecen a las grandes firmas, luchan diariamente con las listas de precios que llegan en catarata, los impuestos nuevos, los servicios que paga, el alquiler, debe estar siempre con una sonrisa al atender al cliente, aunque del banco lo estén apretando y separar cuánto es lo que cubre todos esos gastos, llevar el pan a su casa y rogar para que el empleado que tomó hace dos meses no le ponga juicio con dos testigos falsos diciendo que trabajó varios años. Así que hay que pensar en ponerse de los dos lados. ( Bah, yo soy jubilada) pero sé algo del tema.

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  2. Soy de los que cree en las responsabilidades individuales, que vendría a ser lo opuesto a la mentalidad de ganado.
    Si una persona se informa y aplica pensamiento crítico (y hoy con internet el que quiere y sabe donde buscar puede estar extremadamente informado), puede actuar y tomar decisiones para su conveniencia y la de su familia, independientemente de las intenciones y actitudes de comerciantes, políticos, vecinos y suegras.
    Los comerciantes prestan un servicio, a cambio de una transacción económica de mutua aceptación entre proveedor y consumidor, en la cual cada parte recibe algo que considera un beneficio. Es el principio de una economía de mercado. Cuando la gente se informa previamente, el beneficio es conmemorado con el costo.
    Un grave problema de la argentina, que no ocurre en países desarrollados, es que el sistema protege al comerciante y no al consumidor (por la grave enfermedad gremial que tiene el pais)país. Como resultado, nadie puede devolver un producto con el que no está conforme y esperar que le reintegren el dinero. Solo eso haría una gran diferencia en la forma en que el comercio maneja sus negocios y sirve a sus clientes.

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  3. Totalmente de acuerdo con el señor Ibarra. Muy claro. Así es el sistema capitalista, de libre mercado, que tan buenos resultados dio en el mundo hasta la actualidad. ¿ Un ejemplo ?. Sacó a los chinos de la pobreza e hizo de China una potencia mundial.
    Mario.

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  4. Y para agregar algo "la riqueza NO es el estiércol del diablo", como dijo no recuerdo bien, pero sin duda perdido en el " desarrollo universal".

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