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HISTORIA Quién fue Labán

Raquel, Lía y Jacob, por Megan Rieker

Recuerdos del hombre que entregó sus dos hijas a Jacob

Escriben los lectores porque quieren recordar quién fue Labán. Quieren que esta paginita les diga algo sobre Labán, en vez de averiguar sobre el último amorío de la Juanita Viale o detalles del noviazgo de Susana Giménez con Carlos Monzón.
Bueno, ahí va más o menos lo que sucedió:
El hombre fue un patriarca bíblico del siglo XVIII antes de Nuestro Señor Jesucristo. Era hijo de Nacor y nieto de Batuel, al que le decían el Sirio, que era de la familia de Abraham y vivía en la Mesopotamia. Era padre también de Lía y Raquel y a las dos se las entregó en matrimonio a Jacob, en recompensa por catorce años que lo sirvió (en realidad la historia es algo más complicada, a los fines de este escrito, digamos que fue así, pero si quiere saber alguito más, vaya a la Biblia familiar que todos tienen en casa y consulte).
Los bienes que le administraba Jacob prosperaban, por lo tanto, quería que siguiera con él, pero el otro dejó a su suegro sin decirle palabra y se mandó a mudar. Labán se enfureció, no solamente porque el otro se había ido, sino porque además le robó un ídolo de barro que tenía, imaginesé.
Lo siguió durante siete días para maltratarlo y quitarle el ganado, las hijas y el ídolo. Pero Dios se le apareció en sueños y le prohibió hacerle el daño al yerno. Lo alcanzó en el monte Galaad y juntos ofrecieron sacrificios, que era la manera que tenían de mostrar que estaba todo bien, miré usté.
Entonces Labán le dijo: “Che, ahora que somos amigos, devolveme el ídolo que me has robado”. Y Jacob, que no sabía nada, lo invitó a que revisara su equipaje para que viese que no ocultaba nada. Raquel estaba sentada encima del cajón con el muñeco de barro, ella lo había sacado de la casa del padre, cuando le pidieron que se levantara del cajón para mirar qué había adentro, dijo que no lo iba hacer porque estaba indispuesta. No quería devolver aquel objeto de superstición y de falso culto.
Después de revisar todo y no hallar el objeto buscado, todos estuvieron contentos y celebraron felices haber resuelto aquel malentendido. Después se separaron, es decir cada chancho se fue a su rancho. Se cree que, en lo sucesivo, Labán se dedicó a la adoración del verdadero Dios, en vez de seguir falsos ídolos.
Después de que murió Raquel, la enterraron cerca de Belén, en el camino a Efrata, su tumba es visitada todos los por miles de creyentes judíos y cristianos y también por turistas que no creen en nada, pero todo quieren mirar, por las dudas, ¿ha visto?
¿Moraleja? No hay, amigos. De todas maneras, siempre son preferibles estas historias, antes que enterarse de que Juanita ya debe ir estrenando el décimo cuarto novio del año y que Susana dejó con Monzón, después tuvo otro, después otro, después otro, después otro, después otro y ahora, después de muchos otros más, quién sabe.
Para hablar como si se supiera de economía, alta política, modelos matemáticos, el pronóstico del tiempo, qué debe hacer el gobierno para liberar el dólar, de quién es la culpa de todos los males y estropicios de la Argentina y el mundo, están los amigos que de eso saben una barbaridad.
Aquí se cuentan solamente historias pequeñas para que los amigos se queden pensando. Para fantasía, bastante hay con la realidad, ¿no cree?
Juan Manuel Aragón
A 20 de abril del 2024, en Maquito. Sombreando bajo el tala.
©Ramírez de Velasco


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