Matrimonio discutiendo, según la inteligencia artificial |
Una regla muy simple y muy sencilla para levarse mejor sería la de exponer solamente lo que hay que exponer y no otra cuestión
Hay una regla muy simple y sencilla con la que es posible, al menos enfocar las discusiones en lo que se debe discutir. Y es esa, justamente, enfocar, no sacar de la luz aquello por lo que se discute, no salirse de ahí.Qué quiere decir esto.
Usted ha visto que, en una casa, por dar un caso, su mujer le reclama porque siempre deja las medias tiradas en el baño. Bueno, enfóquese amigo, lo acusaron de dejar las medias tiradas en el baño y de esa acusación debe defenderse. No vale a su vez recordar que ella hace la comida tarde o siempre se le quema la tortilla de papas. No, no, no. Si no hay más remedio, dele la razón, no le queda otra. Otro día podrían discutir sobre la tortilla de papas quemada. Hoy le están reclamando sobre sus medias, no le tire con otra cosa a su vez, en serio, no sea maricón.Es difícil no defenderse con el consabido: “¿Y vos?”. Recurso al que siempre acuden los que quieren seguir la guerra, no detenerla. Pero hay que evitarlo, no solamente cuando se discute con la cónyuge o consorte sino también con cualquiera, con su jefe, su subordinado, los muchachos de la reunión de los jueves.
Las discusiones entre hermanos muchas veces empiezan como un reproche de una parte y terminan en una catarata de mutuas acusaciones sobre hechos que no tienen nada que ver con el origen de la pelea. Pero, ya se sabe, son hermanos y lo seguirán siendo por siempre. Y, salvo excepciones muy puntuales, el amor siempre estará persiguiéndolos, por más que los alejen el tiempo o la distancia.
De lo que se trata es de terminar las guerras con lógica de hermanos. Aplicar un poco la cabeza, el pensamiento. ¿Lo acusaron de algo?, defiéndase puntualmente de eso y no use argumentos que no vienen al caso, no ataque recriminándole al otro sobre asuntos que nada que ver. O no se defienda, si no corresponde. ¿Le gusta?, bien. ¿No le gusta?, bien.
Usted dirá que esta nota es una tontería, pero sucede algo parecido en las relaciones políticas. Cuando de un partido acusan a alguien de otro partido, de haber hecho algo malo, la primera respuesta que se oye, suele ser: “Los Tales no pueden decir nada porque en el pasado ellos hicieron tal otra cosa, tremebundamente peor”. Oiga, defiéndase puntualmente de lo que le dijeron, justifique lo que hizo, niegue haber sido el autor del hecho, explique cuáles fueron las causas de su acción. Porque acusar a los otros de haber hecho lo mismo o algo peor, es escalar la discusión sin sentido. Las imputaciones cruzadas son la señal para que cualquiera sepa que el debate no se terminará, porque siempre el otro querrá tener —lo mismo que uno —la última palabra.
En los casos de público conocimiento, ahí están los portales de internet, avisando: “Fulanito le cerró la boca a Menganito con su réplica”, avivando el fuego de las divisiones con las que alimentan el morbo de sus lectores y empeoran las relaciones interpersonales. Es más, muchos se pelean para darles de comer a los periodistas de La Nación, Clarín, Página 12 o cualquiera de los otros pasquines inmundos de orden nacional.
Leer más, a veces un debate se termina cuando uno o los dos contendientes acuden al diccionario
Concentrarse solamente en el reproche que le hicieron, quizás le hagan dar cuenta de que sí, amigo, siempre deja desparramados los calcetines en el baño. Acéptelo, pida disculpas a su media naranja, avise que intentará acordarse la próxima vez así no se repite su enojo.
Y mire su cara cuando lo hace.
Total, es cuestión de esperar, cuando ella queme la tortilla, enróstrele lo que ha hecho, pero sin violencia, con tranquilidad. Ella también deberá callarse, reconocer su falta y santas paces.
Oiga, en serio, si hiciéramos de esta manera, no es que se terminaría con las guerras, tiros líos y cosha golda en todo el mundo, pero al menos habría un poco de paz en el espíritu de los exaltados corazones de los ciudadanos del mundo, siempre prestos a saltar al prójimo al cogote por minucias sin importancia.
Báh, pero usted se porta mal también.
Juan Manuel Aragón
A 11 de enero del 2025, en La Breíta. Revolviéndole el guiso.
Ramírez de Velasco®
Es excelente la nota. Una fiel descripción de lo que ocurre por una causa puntual a la cual le suman otras que nada tienen que ver.
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