Ir al contenido principal

PREGUNTA Por qué seguir escribiendo

Oficio sin destino

Algunos interrogantes y certezas del oficio de redactar textos para pocos

Mi mujer me pregunta para quién escribo todos los días. Le digo que no sé o, en todo caso sí, para un puñado de gente, casi todos viejos, que deben calzarse los anteojos porque si no, no ven un pomo y todavía tienen el hábito de la lectura. En un mundo que desprecia a los mayores de 40 años, casi no tiene sentido que un viejo de 60 redacte sus crónicas en un blog de provincia, pero aquí estoy haciendo sonar las teclas de la computadora.
Pretendo solamente dejar testimonio de la forma de razonar de un tiempo que ya no es y, si Dios quiere, no será nunca más. En asuntos fundamentales de la vida, pienso lo mismo que mis abuelos, mis bisabuelos, mis tatarabuelos y así hasta el principio de los tiempos. Después, obviamente, tenemos distintas herramientas, como que estoy escribiendo este texto en un aparato ni siquiera soñado por ellos.
En el mundo antiguo, uno seguía a un autor, pongalé Jorge Luis Borges. Debía esperar un tiempo entre libro y libro, pero, aun así, cuando compraba el próximo, se deleitaba con sus cuentos de perfecta factura, su luminosa poesía. La gente de hoy se cansa al instante de un asunto y pasa al siguiente. Si hoy Borges publicara en un blog de internet, a la semana estarían todos hartos de sus ingeniosos retruécanos y sus frases felices y certeras.
Además, leer es una actividad antigua. Pocos de menos de 30 años llegarán a esta línea. No lo digo por mí en especial, sino porque es escasa la gente joven que aguanta un texto con más de 40 palabras, diga lo que diga, les parece pesado, aburrido, intenso, se cansan, les cuesta. En el proceloso mar de internet, salir a pescar lectores con escritos de una carilla de máquina, es tarea ardua.
Pero, disculpe usted la confesión, es lo único que sé hacer. Durante un tiempo seguiré molestando con mis escritos y después de que me cierren los ojos para llevarme a Villa Antarca, se irán perdiendo en el éter, tapados por millones de pensamientos electrónicos que se entrecruzan en esta parte del mundo. Quedarán en mi computadora, por si alguno de mis hijos considera algún día, que vale la pena volverlos a publicar, algo que dudo.
Pero desde el mundo del olvido de los mediocres, grises y anodinos escritores muertos, ya nada de esto me importará.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Segui escribiendo, no solo los viejos lo leen, y a los 40 Juan, no son viejos .antes si, ya se lis veía grandes, ahora empiezan a vivir, creo que es la mejor edad.gracias x todos los días tenerte, cerca, con lo lejos que estamos

    ResponderEliminar
  2. Algo similar ocurre con otras actividades, como la de cantar chacareras, gatos, zambas, escondidos, estilos, etc. "A la manera de antes". Son actividades que tienen el beneficio en sí mismas, que uno hace para sí mismo. Si alguien más escucha o lee, mejor. Si no, ya estaba bien.

    ResponderEliminar
  3. Tal vez tengas razón, Juan Manuel, pero si amas lo que haces, no puedes quitarte el placer de hacerlo!!!

    ResponderEliminar
  4. Me parece una hermosa actividad el escribir. Y creo que es por el solo hecho de hacerlo. No eres ni serás, gris, anodino ni mediocre. Te leé mucha más gente de la que supones, solo que no ponen comentarios al pie, además, algún escritor o periodista deja de hacer lo que le gusta o se mide la calidad de lo que escribe por la cantidad de lectores que tiene?? Lo importante es que quienes te leemos valoramos y disfrutamos de tus escritos! Un abrazo!

    ResponderEliminar
  5. También me preocupa no saber a que personas llego con mis "catarsis" en (juanluiscoria.blogspot.com). Pero... las escribo para seguir viviendo, estimado amigo.

    ResponderEliminar
  6. Ñaaaaa.. mirá el chivito de don Coria. Me vua pegar una vuelta por ahí.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

AÑORALGIAS Santiago querido

La Secco Somera lista (a completar), de lo que hay todavía en la ciudad mágica habitada por los santiagueños, sus sueños y saudades Algunas cosas que antes sabía haber en Santiago y no hay más, se perdieron para siempre, consignadas en este sitio para que al menos quede su recuerdo. Esta lista la publiqué hace algunos años en Feibu y los amigos la completaron. 1 Helados “Kay”, más ricos no hay. 2 El auto Unión, (con motor de dos tiempos, como la Zanella). 3 Las heladeras Vol-Suar. 4 Las prohibidas del Renzi (¡Coca!, cuánto amor). 5 La bilz de Secco (la de ahora no es lo mismo, qué va a ser). 6 El Santa Ana, El Águila, empresa Robert, el Manso llegando desde el fondo del saladillo. 7 Cheto´s bar. 8 El peinado batido de las mujeres. 9 El jopo (ha vuelto, pero como mariconada). 10 La nueva ola y los nuevaoleros. 11 El Tuco Bono. 12 El departamento Matará. 13 Panchito Ovejero vendiendo billetes de lotería. 14 La Porota Alonso. 15 La Gorda de Anelli. 16 Tala Pozo. 17 Mi tata. 18 Panadería L

LEYENDA El remís con chofer sin cabeza

Imagen de Facebook de David Bukret Un misterioso auto circula por las calles de Santiago y La Banda: un caso que está dando que hablar en todos lados Un hombre detiene su motocicleta en el parque Aguirre, lleva una mujer atrás, son las 3 de la mañana. Se apean debajo de un eucalipto, justo cuando empiezan a besarse aparece un auto, un remís que los encandila y se queda parado, como esperando algo. Ella pega un grito: “¡Mi marido!”, suben de nuevo a la moto y se van. Antes de irse, el hombre observa que en el remís no hay nadie, parece vacío, pero ya ha acelerado, a toda velocidad y no se va a detener. Ha pasado varias veces, según cuentan los parroquianos en el café con nombre y apellido, en una historia que va pasando de mesa en mesa, repitiéndose todos los días con más detalles. Las mentas hablan de un remís que aparece de manera impensada, no solamente cuando detecta traiciones amorosas, sino que asustó a varios muchachos que andaban trabajando de noche en casas que no eran las suya

EVOCACIÓN El triste final de la Dama de Hierro

Mercedes Marina Aragonés El recuerdo para quien el autor de esta nota llama Dama de Hierro, algunas anécdotas y la apreciación sobre una personalidad controvertida Por Alfredo Peláez No fue el final que posiblemente soñó en sus años de poder y esplendor. Cuando el nombre Nina paralizaba hasta el más taimao. Se fue en silencio, casi en puntas de pie, como vivió sus últimos años. Muy pocos lloraron a Marina Mercedes Aragonés de Juárez, la dama que supo ser de hierro, en tiempos idos. Seguramente coqueteó en esos años con un funeral al estilo Evita, con su féretro en el salón principal de la Casa de Gobierno, o en el Teatro 25 de Mayo, y largas colas de santiagueños para darle el último adiós. Pero solo fueron sueños de diva. Nada de eso ocurrió. Los diarios santiagueños apenas se hicieron eco de su fallecimiento. Al fin y al cabo, más importante eran los 470 años del pago que ella intento domesticar a rienda corta y chicote. Quedarán miles de anécdotas que la tuvieron como protagonista.