No saben vivir sin ella |
Palos porque bogas. La prensa habla de la Vicepresidente hasta cando no tiene nada que decir
Para la inteligencia actual de la prensa, pareciera que una verdad debe siempre ser contrastada por su contraria para validarse. Luego de una nota al Presidente del club River Plate, para compensar hay que publicar otra al presidente de Boca Juniors. Como si se creyera que no hay más que River y Boca en el fútbol argentino. Como si una verdad se compensara con una mentira. Fomentan la idea de que uno y otro se necesitan como contrarios o que tienen la única rivalidad que vale. El resto del fútbol no existe.En ocasiones me pregunto por qué los kirchneristas se han puesto tan en contra de los medios de prensa tradicionales, cuando les deben casi toda la popularidad de que gozan. Oiga, si la vicepresidente Cristina Fernández, habla o escribe, le analizan lo que publicó con pasión de lingüistas, deteniéndose hasta en la última coma que puso o dejó de poner.
Si publica un vídeo, falta que llamen a Francis Ford Coppola para que lo estudie. Su libro lo leyeron de punta a punta buscando el yerro, el gazapo, el fallo que lo invalide. Si se viste de una manera, le dan palos, si se viste de otra, palos, si agarra el micrófono, palos, si pronuncia mal una palabra en inglés, palos, si se ríe, palos, si está seria, palos.
Mucho peor si no habla, porque los periodistas entonces se ponen insoportables. Oiga, tienen todas las páginas de los diarios para referirse a personajes actuales de la política a quienes nunca quisieron oir, y lo más original que se les ocurre es: “El silencio de Cristina aturde”. ¿En serio dicen que no tienen otro asunto para publicar?, ¿no les da vergüenza repetir ese título hasta el hartazgo?
Han llegado al extremo de hacer una gran—entrevista—gran, a la vecina del piso de arriba de la Vicepresidente. Si un periodista del diario Crítica, le avisaba a Natalio Botana, que tenía una nota con el vecino conservador de Hipólito Yrigoyen, perdone la palabra, pero de un solo voleo en el reverendísimo orto, lo hacía aterrizar en Oslo, Noruega. ¿No se les ocurrió otra cosa para publicar?
Desde hace más de cuatro siglos dan títulos de abogados en el país, los médicos tienen un poco menos de vida, los ingenieros pasan la centuria. En las universidades se reciben todos los años unos 2.000, o quizás más profesionales todos los años, más los que ya estaba ejerciendo, son una legión. Muchos tienen una opinión formada sobre distintos asuntos de la vida del país, pero a los únicos que entrevistan es a los que hablarán mal de los kirchneristas. Para peor siempre son los mismos. Anímense, salgan a la calle, si quieren criticar hay trillones de asuntos esperándolos a la vuelta de la esquina de la redacción del diario, la radio, el canal, ni siquiera tienen que pedir viáticos.
Hacen acordar a esos matrimonios que se separan, pero siguen hablando mal uno del del otro cónyuge, le cuestionan la nueva vida, la señora o la novia que consiguió el tipo, el novio o marido que se agenció ella, cómo se viste, dónde vive, qué hace, cómo lo tienen considerado ahora en el trabajo. Es una manera, como tantas otras, de continuar juntos, no pueden vivir sin el otro, se necesitan.
Lo mismo sucede con los medios tradicionales. Todos los días dedican la mitad de sus páginas o de su tiempo, a hablar bien de los unos y el resto mal de los otros. En la amplísima avenida política del medio, que va de punta a punta de la Argentina, para ellos no cabe ni un alfiler. Son dos temas, unos y otros, dándole de comer a una grieta que, si lo pensamos bien, quizás se deba solamente a su insistencia en hacer que pensemos en términos de amigo enemigo, blanco o negro, bien o mal, conmigo o en mi contra, maniqueos o naturalistas.
Se me hace que uno de estos días, la doctora Fernández debería agasajar con una cena secreta, a la multitud de periodistas de La Nación, Clarín, TN, Canal 13, Los Andes y varios más, con el fin de agradecerles el haberla mantenido vigente durante tantos años, aún cuando descansaba, no hablaba y ni se molestaba en leerlos. En sus peores momentos, como cuando perdió elecciones, seguían nombrándola a toda hora, viniese o no a cuento.
Habiendo tanto para leer en el mundo, alguien tan inteligente como Cristina Fernández, imagino que no se ocupará de saber qué opina Joaquín Morales Solá de la guerra de Ucrania. Ni falta que le hace, si todos los días escribe lo mismo, teclea "Cristina" y después sigue dándole duro a la computadora.
©Juan Manuel Aragón
Mucho peor si no habla, porque los periodistas entonces se ponen insoportables. Oiga, tienen todas las páginas de los diarios para referirse a personajes actuales de la política a quienes nunca quisieron oir, y lo más original que se les ocurre es: “El silencio de Cristina aturde”. ¿En serio dicen que no tienen otro asunto para publicar?, ¿no les da vergüenza repetir ese título hasta el hartazgo?
Han llegado al extremo de hacer una gran—entrevista—gran, a la vecina del piso de arriba de la Vicepresidente. Si un periodista del diario Crítica, le avisaba a Natalio Botana, que tenía una nota con el vecino conservador de Hipólito Yrigoyen, perdone la palabra, pero de un solo voleo en el reverendísimo orto, lo hacía aterrizar en Oslo, Noruega. ¿No se les ocurrió otra cosa para publicar?
Desde hace más de cuatro siglos dan títulos de abogados en el país, los médicos tienen un poco menos de vida, los ingenieros pasan la centuria. En las universidades se reciben todos los años unos 2.000, o quizás más profesionales todos los años, más los que ya estaba ejerciendo, son una legión. Muchos tienen una opinión formada sobre distintos asuntos de la vida del país, pero a los únicos que entrevistan es a los que hablarán mal de los kirchneristas. Para peor siempre son los mismos. Anímense, salgan a la calle, si quieren criticar hay trillones de asuntos esperándolos a la vuelta de la esquina de la redacción del diario, la radio, el canal, ni siquiera tienen que pedir viáticos.
Hacen acordar a esos matrimonios que se separan, pero siguen hablando mal uno del del otro cónyuge, le cuestionan la nueva vida, la señora o la novia que consiguió el tipo, el novio o marido que se agenció ella, cómo se viste, dónde vive, qué hace, cómo lo tienen considerado ahora en el trabajo. Es una manera, como tantas otras, de continuar juntos, no pueden vivir sin el otro, se necesitan.
Lo mismo sucede con los medios tradicionales. Todos los días dedican la mitad de sus páginas o de su tiempo, a hablar bien de los unos y el resto mal de los otros. En la amplísima avenida política del medio, que va de punta a punta de la Argentina, para ellos no cabe ni un alfiler. Son dos temas, unos y otros, dándole de comer a una grieta que, si lo pensamos bien, quizás se deba solamente a su insistencia en hacer que pensemos en términos de amigo enemigo, blanco o negro, bien o mal, conmigo o en mi contra, maniqueos o naturalistas.
Se me hace que uno de estos días, la doctora Fernández debería agasajar con una cena secreta, a la multitud de periodistas de La Nación, Clarín, TN, Canal 13, Los Andes y varios más, con el fin de agradecerles el haberla mantenido vigente durante tantos años, aún cuando descansaba, no hablaba y ni se molestaba en leerlos. En sus peores momentos, como cuando perdió elecciones, seguían nombrándola a toda hora, viniese o no a cuento.
Habiendo tanto para leer en el mundo, alguien tan inteligente como Cristina Fernández, imagino que no se ocupará de saber qué opina Joaquín Morales Solá de la guerra de Ucrania. Ni falta que le hace, si todos los días escribe lo mismo, teclea "Cristina" y después sigue dándole duro a la computadora.
©Juan Manuel Aragón
Por eso a mí me gusta leerlo a don Reymundo Roberts, me cuenta de Cris y también me divierte. Carlos Pagni informa muy bien, pero de su programa prefiero el "momento whisky", con la gordita chimentera de política. Jugosos chismes.
ResponderEliminarNombraste a varios medios, pero te olvidaste de aclarar algo: salvo La nación, todos son del OLIGOPOLIO Clarín, incluso El Liberal, el suplemento local de Clarín. Es q Cristina se les resistió al mafioso de Magneto, y encima les rompió el...cerebro ganándole al cipayo de Macri.
ResponderEliminarMe encanto, me divierte aveces.la política me harta, x eso vemos películas, los 8 escalones, un beso
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