Supuesto "juguete bomba" |
El mundo está pendiente de lo que sucede en Ucrania y se conduele por su gente
¿Por qué el mundo entero no puso el grito en el Cielo cuando Estados Unidos invadió Irak, Libia o Afganistán, se metió en Siria, intervino en Croacia, secuestró y torturó alrededor del mundo? Los argentinos hoy están afligidos porque los pobres ucranios piden entrar a la Unión Europea para ver si la Organización del Tratado del Atlántico Norte les manda soldados, buques, aviones, pertrechos.Es divertido leer los diarios o verlos en la tele cuando explican: “Si Ucrania hubiera sido parte de la Unión Europea, el resto de los países del Viejo Mundo y Estados Unidos se habría visto obligado a darles una mano”. Como si el derecho internacional valiera más que el punto final de esta nota, explican leyes, compromisos, convenios internacionales, pactos sellados con anterioridad y acuerdos firmados que se deben respetar. Lo dicen poniendo rostro serio, sin ponerse colorados. Firmes en sus convicciones, ¿eh?Los argentinos todavía recordamos el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, que en su tercer artículo dice: “Un ataque armado por cualquier Estado contra un País Americano, será considerado como un ataque contra todos los Países Americanos y, en consecuencia, cada una de las Partes Contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva que reconoce el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”.
Muchos argentinos —incluso los que después dijeron que se habían opuesto a la recuperación de las Malvinas “desde el primer momento”— se entusiasmaron en aquel entonces. Creían que esa defensa, acordada por casi todos los países de América, al menos iba a impedir que los Estados Unidos se involucrara en nuestra guerra. Pero los satélites norteamericanos ayudaron a un enemigo extracontinental e hicieron de ese papel algo menos que basura entintada.
“Tiran juguetes—bomba”, dice uno, mostrando un muñeco tirado en una calle y los diarios, la televisión, la radio, internet, repiten horrorizados la noticia, sin la menor comprobación para ver si es verdad o no. Imagínese una madre en Ucrania, diciendo a sus hijos: "Chicos, pasaron los rusos, salgan a jugar tranquilos". En Afganistán tiraron bombas contra casas en que se estaba festejando un casamiento, mataron a gran parte de los asistentes, incluidos los novios y el mundo se hizo el estúpido.
El Primer Mundo nos impone la idea de que no se debe discriminar por razones de raza, creencias, religiones, color de piel, simpatías deportivas o cuestiones sociales. Muy bien. Van 200 muertos en Ucrania y todos se agarran la cabeza, pobre gente. Hubo 14.500 muertos en Libia, 165.000 en Afganistán, 224.000 en Siria y 1.200.000 en Irak y nadie los tuvo en cuenta. ¿Y quieren que les creamos el asunto de la discriminación por color de piel, etcétera?
Y no, amigo, no estoy con Putin ni contra Putin. No se confunda. Me ne frega Putin, los rusos, la Unión Soviética, la Guerra Fría, el Kremlin. Esta nota trata de la manipulación a que nos someten los medios de prensa del mundo, para hacernos emocionar, llorar o conmovernos. Como si los ucranianos fueran mucho más gente que los iraquíes o los afganos.
O que nosotros. Porque el día que aquí se arme el toletole, nosotros seremos esa especial raza de humanos que desprecian profundamente, los “latinos”, categoría quizás inferior a los “chicanos” en Estados Unidos o los “sudacas” de Europa. Contarán nuestros muertos por miles, como lo hacen en los países árabes, narrarán sus heroicas acciones en películas de Hollywood, que los volverá a mostrar civilizados, valientes, esforzados, lindos, pagarán a los historiadores locales para que nos mientan cómo fue que, al no hacer caso de sus deseos, incurrimos en su ira y por qué merecemos su desprecio y el del mundo.
Después, como lo han hecho a la vuelta del mundo, mearán sobre las tumbas de nuestros muertos. Y siempre habrá uno dispuesto a aplaudir. Como esos argentinos que, aún hoy, aplauden a los ingleses que mataban argentinos en las Malvinas.
©Juan Manuel Aragón
Otro sí digo. Hasta hoy siguen pasando la película de Rambo volviendo a Vietnam a rescatar a sus pobres compañeros, que quedaron presos en infames cárceles.
Nunca mejor dicho, palabra por palabra . Me animo a ahondar más , hay una realidad, este levantamiento de Rusia contra el imperialismo yanqui y británico será muy doloroso para el mundo . Pero en algún momento se los debe detener, caso contrario seguirá el dolor y sufrimiento de padecer su tiranía
ResponderEliminarExcelente nota, gracias , me gustó como siempre
ResponderEliminarMe parece terrible comparar el horror de las guerras, sean donde sean, nadie en su sano juicio, puede justificar las acciones belicas con sus secuelas de muerte y destruccion
ResponderEliminarLa guerra siempre es un último recurso, se debe hacer solo en defensa de la religión y de la Patria.
ResponderEliminarY tal vez algunos no sepan que la OTAN impidio que Francia nos entregará los Excocet ya pagados. Los medios le lavaron la cabeza a más de un Argentino.