Ir al contenido principal

HAGIOGRAFÍA San Abundio

Hornachuelos, en Córdoba, España

Los santos y mártires del catolicismo no son los boluditos que pueblan los altares de los templos, sino gente que enfrentaba a los paganos con alegría y fe


Mal anda el mundo desde que dejó de intentar un parecido con los santos cristianos, según decía un libro de hagiografías que mi abuela tenía en su mesa de luz para leer todas las noches, antes de dormirse. No vaya a creer que mi abuela Estela era de las beatitas de misa diaria, mantilla y misal. Como casi todas las de mi familia, fue mujer fuerte, buena, y de armas llevar, si era necesario, como que, en el campo, muchas veces durmió con el Orbea 32 bajo la almohada, con el que mi abuelo le había hecho practicar puntería contra una latita clavada en un palo borracho.
Qué le quiero marcar con esto, dos puntos, que quienes leen la vida de los santos e intentan parecerse a ellos, no son los mojigatos que la gente imagina, sino gente con los pies en la tierra y la vista en el Cielo. Porque los santos, además, no se parecían en nada a esas estatuas pelotudas de las grandes iglesias, tapados con una sábana, los ojos en blanco, mirando para arriba como buscando las telarañas en el techo y una aureola dorada clavada en la nuca.
Los santos fueron hombres y mujeres muchas veces divertidos, que miraban la vida de manera diferente a los paganos de su tiempo, simplemente porque gozaban de antemano con la felicidad de saber que al morir irían al Cielo. Por eso la Iglesia Católica, al menos la de antes, no miraba a sus verdugos con espíritu de revancha,sino que rezaba por  su conversión. Además, veneraba el recuerdo de los santos y mártires por su estado dichoso en la eternidad de todos los tiempos, “per sécula seculorum”, o sea.
Si no va entendiendo, llegue hasta aquí nomás, agarre otra cosa para hacer e ignore su pantalla táctil. Es difícil explicar en este mundo moderno, de qué se trata el catolicismo sin que entren a tallar los nuevos y los viejos prejuicios contra la Iglesia, los obligatorios clichés, el profundo odio fomentado por la cultura de la información, la descalificación gratuita, el cascote lanzado desde las sombras, escondiendo no solamente la mano sino todo el cuerpo, por las dudas.
Dicho esto, digamos que hoy, 11 de julio, es día de un santo poco conocido no solamente entre los paganos sino también para los propios cristianos. Se llamaba Abundio y vivió en la Córdoba de la región hispánica de Andalucía. Fue un presbítero que, durante la persecución llevada adelante por los musulmanes, cuando fue interrogado por el juez, confesó intrépidamente su fe. El irascible juez lo decapitó en el acto y después expuso su cuerpo para que fuera pasto de perros y bestias salvajes.
No fue un mártir espontáneo, según cuenta san Eulogio de Córdoba. Ejercía en las montañas, más precisamente en Ananellos, en lo que hoy es Hornachuelos y lo llevaron con engaños ante el juez musulmán. Hay que estar en el espíritu de esos valientes santos para entender sus acciones. Furioso porque lo llevaron con mentiras ante un juez al que habría acudido de buena gana si sabía que lo mataría por profesar la fe en Jesucristo, le escupió el Evangelio en el rostro y condenó el Corán delante del moro aquel. Quién se había creído que era ese musulmán, condenado a un Averno sin huríes prometido por un falso profeta.
Diga si no es hermoso pertenecer a una fe que entrega todos los días varios de estos ejemplos, en libros que están a la mano de cualquiera. Como que, a Santo Tomás de Aquino, sus hermanos lo encerraron en el castillo familiar porque se quería hacer cura dominico. Un día le metieron una prostituta y la corrió tirándole brasas encendidas de un brasero que tenía en la habitación.
Cuando la Iglesia dejó de tener consideración por sus santos, relegándolos a la categoría de figuritas con rezos sólo aptos para las beatas de misa de ocho, muchos creyeron ver en esa derrota impuesta desde adentro, el punto de partida para la ruptura de la tradición. Y el orbe católico que se venía descuajeringando, sucumbió del todo ante el modernismo que todo lo engulle.
Entre los santos que hoy recuerda la Iglesia, el más destacado es quizás, Benito de Nursia, abad y patrono principal de Europa. Pero hay otros en el santoral del día, por si quiere investigar.
A saber:
Cindeo de Panfilia
Cipriano de Brescia
Drostán de Deer
Hidulfo de Tréveris
Leoncio de Burdeos
Marciana de Mauritania
Marciano de Iconio
Olga de Kiev
Pío I papa
Plácido de Disentis
Quetilo de Viborg
Sabino de Brescia
Sidronio de Sens
Sigisberto de Disentis
Y el beato Bertrando de Grandselve.
Como ve, amigo, los católicos no solamente no nos escondemos, sino que tenemos santos que son faroles resplandecientes, iluminándonos el camino en este breve paso por la vida.
(Había terminado el escrito cuando me acordé de mi ahijado Luis Alberto Zavala, y de su abuela, Marciana Inés Melián, casada con Ambrosio Bracamonte, de la Isla Mota, Jiménez. La viejita hoy hubiera celebrado su onomástico, según entendemos la palabra en estos pagos. En su casa pasé momentos inolvidables adquiriendo conocimientos de un mundo que ya había terminado y ahí se mantenía en pie. Pero esto será historia de otro costal, si hay oportunidad, claro).
©Juan Manuel Aragón

De postre
Feibu le atribuye a Einstein tantas frases, anécdotas e historias, que si fueran ciertas no habría tenido tiempo de enunciar la teoría de la relatividad ni nada. Peor es Pica Cáceres: con tantos cuentos de su vida, murió a los 340 años.
Finiolex

Comentarios

  1. Europa .. que es eso???

    ResponderEliminar
  2. Excelente artículo, Juan Manuel, que contribuye a hacerle justicia a quienes dieron su vida para dar testimonio de su fe, y para tocar las almas de quienes buscan un sentido en sus vidas y necesitan de esa inspiración. Ese sentido, según lo anticipaba Alexander Solzhenitsyn, es necesaria la presencia de Dios en las almas de las personas para que pueda dar frutos. Comentando sobre los grandes desastres sucedidos en la Rusia de Lenin reflexionaba: "Los hombres han olvidado a Dios; es por ello que todo esto ha pasado."
    “Todos los intentos para hallar cómo liberarnos del compromiso del mundo actual que nos lleva a la destrucción serán inútiles si no re-encausamos nuestra conciencia en arrepentimiento frente al Creador".
    Habrá que volver a las fuentes.

    ResponderEliminar
  3. Mario José Piccoli11 de julio de 2023, 23:04

    Juan Manuel, a futuro pienso que vas a sobrepasar con tus escritos al mismísimo y nunca bien ponderado Pica Cáceres. Me encantan tus publicaciones, con ese aire tan picaresco y profundo, que obligan a la reflexión. Un abrazo muy especial y a seguir deleitándonos.

    ResponderEliminar
  4. ¡Amén, don Ramírez de Velasco!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

HISTORIA La Casa de los Taboada

La Casa de los Taboada, recordada en El Liberal del cincuentenario Por qué pasó de manos de una familia de Santiago al gobierno de la provincia y los avatares que sucedieron en la vieja propiedad Los viejos santiagueños recuerdan que a principios de 1974 se inundó Santiago. El gobernador Carlos Arturo Juárez bautizó aquellas tormentas como “Meteoro”, nombre con el que todavía hoy algunos las recuerdan. Entre los destrozos que causó el agua, volteó una pared del inmueble de la calle Buenos Aires, que ya se conocía como “Casa de los Taboada”. Y una mujer que había trabajado toda la vida de señora culta, corrió a avisarle a Juárez que se estaba viniendo abajo el solar histórico que fuera de la familia más famosa en la provincia durante el siglo XIX. No era nada que no pudiera arreglarse, aunque ya era una casa vieja. Venía del tiempo de los Taboada, sí, pero había tenido algunas modernizaciones que la hacían habitable. Pero Juárez ordenó a la Cámara de Diputados que dictara una ley exprop

RECUERDOS Pocho García, el de la entrada

Pocho García El autor sigue desgranando sus añoranzas el diario El Liberal, cómo él lo conoció y otros muchos siguen añorando Por Alfredo Peláez Pocho GarcÍa vivió años entre rejas. Después de trasponer la entrada principal de El Liberal, de hierro forjado y vidrio, había dos especies de boxes con rejas. El de la izquierda se abría solo de tarde. Allí estaba Juanito Elli, el encargado de sociales; se recibían los avisos fúnebres, misas, cumpleaños. Cuando Juanito estaba de franco su reemplazante era, el profesor Juan Gómez. A la derecha, el reducto de Pocho García, durante años el encargado de los avisos clasificados, con su ayudante Carlitos Poncio. Pocho era un personaje. Buen tipo amantes de las picadas y el vino. Suegro de "Chula" Álvarez, de fotomecánica, hijo de "Pilili" Álvarez, dos familias de Liberales puros. A García cuando salía del diario en la pausa del mediodía lo esperaba en la esquina de la avenida Belgrano y Pedro León Gallo su íntimo amigo Orlando

HOMBRE San José sigue siendo ejemplo

San José dormido, sueña Un texto escrito al calor de uno de los tantos días que el mundo secularizado ideó para gambetear a los santos Todos los días es día de algo, del perro, del gato, del niño, del padre, de la madre, del mono, del arquero, de la yerba mate, del bombo, del pasto hachado, de la madrastra, del piano de cola, de la Pachamama, del ropero, de la guitarra, del guiso carrero, de la enfermera, del abogado, del pañuelo usado. Todo lo que camina sobre la tierra, vuela en el cielo, nada en el agua, trepa las montañas, nada en las lagunas, patina en el hielo, surfea en las olas o esquiva a los acreedores, tiene su día. Nada como un día sin connotaciones religiosas, sólo nuestro, bien masón y ateo, para recordar a los panaderos, a las mucamas, a los canillitas, a los aceiteros, a los carpinteros, a los periodistas a los lustrines, a los soderos, a los mozos, a los vendedores, a los empleados públicos, a los policías, a los ladrones, a los jugadores, a los abstemios y a los tomad