Ir al contenido principal

IDEAS Sombrillas gigantes contra el calor (CON VÍDEO)

Solución saudita

En Arabia Saudita instalaron parasoles inmensos, diseñados con técnicas modernas, que permiten bajar la temperatura y respetan la tradición islámica


En Arabia Saudita han ideado un magnífico sistema para protegerse del sol, instalaron unas inmensas sombrillas, diseñadas con nuevas técnicas para desplegarlas y recogerlas, según dicen algunos diarios “decoradas con un exquisito nivel artístico, respetando la tradición islámica”.
Mire usté el calor, el sol, el viento, esas tormentas de arena que, según dicen, obligan a la gente a quedarse en la casa, han hecho que los saudíes gasten millones de dólares para poner parasoles tamaño baño, digamos. Fueron fabricadas por Mahmoud Bodo Rasch, que tiene una empresa en Stuggart, Alemania, fundada en 1980. Se especializa en la construcción de estructuras ligeras basadas en la tensión de materiales, como estas sombrillas, que son un atractivo más en un país tan simpático, que te mete preso sólo por llevar una crucecita colgando del pecho.
Rasch ha fabricado las 250 sombrillas gigantes que protegen del sol y la lluvia a los peregrinos que visitan la Mezquita del Profeta, en Medina. Pero también están instaladas en Estados Unidos, Francia, y otros países.
No es solamente que tapan el sol, como todo lo de ahora tienen varios detalles que las hacen más atractivas, como que reflectan la luz, reduciendo el calor. Y funcionan con paneles solares que permiten abrirlas y cerrarlas sin consumir energía adicional. Una maravilla, vea.
Hace acordar a la historia —que tal vez sea cierta —contada hace unos años sobre los soviéticos y los norteamericanos. Cuando por fin cayó el ominoso muro de Berlín y se hicieron más o menos amigos, emprendieron juntos varios proyectos espaciales para los cuales, lógicamente, debieron intercambiar los conocimientos que habían ido acumulando en tantos años de trabajar separados.
Vídeo explicativo
Dice la anécdota que los norteamericanos tenían una curiosidad, cómo habían hecho para solucionar la falta de gravedad y usar las lapiceras en el espacio. La tinta siempre corre para abajo y los astronautas, que no tenían los medios digitales de ahora, debían hacer anotaciones en papel. Habían probado varios métodos, pero ninguno los satisfacía del todo. Los rusos tuvieron una idea genial, casi que ni se plantearon el problema. Usaban lápices en vez de lapiceras.
Viene a cuento la historia porque, seguramente usted se estará diciendo, a esta altura de enero, que es muy difícil en un país en crisis como la Argentina, pensar en una solución tan costosa para al menos morigerar el calor en las calles de sus principales ciudades. Mire, si con los dramas que hay, usted va a pedirle a los gobernantes que pongan sombrillas que cuestan un ojo y la mitad del otro, sólo porque no quiere sudar cuando va al mercado a comprar medio de tomate y un cuarto de pimiento.
Se debería hacer como los soviéticos, idear una solución fácil, a la mano, barata y sin complicaciones, plantar árboles en todas las calles, tan sencillo como usar lápiz en vez de lapicera. Hay algunas especies que son muy bonitas, no crecen tan alto como para joder los cables de la luz y son extremadamente sombreadas. Oiga, si hubiera al menos un árbol cada cuatro metros, podría haber 25 por vereda de cien metros, sumados a los 25 de la vereda del frente, daría 50 árboles por cuadra, suficiente para bajar la temperatura varios gados.
Debiera, además, lanzarse una fuerte campaña de propaganda que haga tomar conciencia a los comerciantes de que el árbol potencia su vidriera y no la tapa, como ellos creen, ya que la gente se detendrá en la sombrita a ver los productos que ofrece. También habría que educar a los chicos que, por alguna extraña razón, se aficionan a cortar los árboles cuando son pequeños, lo peor es que lo hacen porque sí nomás, porque al palito que cortaron luego lo desechan. Y cabría educar a los dueños de casa, pues cada vez que remodelan el frente, tiran abajo el lapacho que costó a veces muchos años que crezca, solamente para que los vecinos aprecien la belleza de su puerta de entrada.
Si la sociedad se pusiera de acuerdo solamente en respetar y acatar algo tan simple como sembrar de árboles toda la ciudad y tuviera un buen resultado, luego se podría pensar en acuerdos más grandes como qué tipo de país se quiere y qué se debe hacer para conseguirlo. El día que se den la mano los empresarios, los obreros, las amas de casa, los colectiveros, los abogados, los jueces, los legisladores, los maestros, los estudiantes, los ingenieros, los médicos y todos los actores de la vida nacional, en un acuerdo de 10 puntos básicos y elementales, se mirará a los sauditas desde arriba, pobres tipos, creen que, porque tienen petróleo y acabaron a sangre y fuego con toda la disidencia, y lo siguen haciendo, son mejores que cualquiera.
¿Sabe qué?, ese día se dirá que, en la Argentina, gracias a que es posible plantar cualquier árbol y que crezca, hubo 40 y pico de millones de personas que llegaron a un acuerdo y hoy son potencia mundial. ¿Envidiar la sombrilla de los sauditas?, ¿por qué?, más que petrodólares hay que tener voluntad de ser mejores y aplicarse a conseguirlo.
Árabes, métanse el petróleo en sus barcos.
No lo precisamos.
©Juan Manuel Aragón
A 8 de enero del 2024, en la Cañada. Oyendo coyuyar algarrobos

Comentarios

  1. No puedo salir de mi casa por los autos que estacionan frente de mi cochera, con árboles y sombra, sería imposible.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

HISTORIA La Casa de los Taboada

La Casa de los Taboada, recordada en El Liberal del cincuentenario Por qué pasó de manos de una familia de Santiago al gobierno de la provincia y los avatares que sucedieron en la vieja propiedad Los viejos santiagueños recuerdan que a principios de 1974 se inundó Santiago. El gobernador Carlos Arturo Juárez bautizó aquellas tormentas como “Meteoro”, nombre con el que todavía hoy algunos las recuerdan. Entre los destrozos que causó el agua, volteó una pared del inmueble de la calle Buenos Aires, que ya se conocía como “Casa de los Taboada”. Y una mujer que había trabajado toda la vida de señora culta, corrió a avisarle a Juárez que se estaba viniendo abajo el solar histórico que fuera de la familia más famosa en la provincia durante el siglo XIX. No era nada que no pudiera arreglarse, aunque ya era una casa vieja. Venía del tiempo de los Taboada, sí, pero había tenido algunas modernizaciones que la hacían habitable. Pero Juárez ordenó a la Cámara de Diputados que dictara una ley exprop

SEXO Los pronombres en Tribunales

Tribunales de Santiago Hallan a dos hombres teniendo relaciones carnales en un baño y al no consignar sus nombres, el resto de los trabajadores también son sospechosos En tercer grado de antes enseñaban los pronombres personales, repasen niños: yo, tú, el, nosotros, vosotros, ellos. El periodismo tiene esas cosas, ¿no?, muchas veces dice el pecado, pero no el pecador. El drama es cuando se termina comprometiendo a cientos o quizás miles de personas, sólo por no dar el nombre de dos. O, digámoslo también, sólo por publicar una noticia que no le importa a nadie, que sirve solamente para alimentar la morbosidad de los lectores. Ahí está el título de uno de los diarios de ayer, de Santiago del Estero: “Hallan a dos empleados judiciales teniendo sexo en un baño de Tribunales”. ¿Usted tiene un amigo que trabaja ahí?, bien puede haber sido uno de los encontrados en pleno comercio carnal, en un baño del honorable palacio desde el cual se imparte Justicia. Usted dirá que su amigo no es, porque

1945 AGENDA PROVINCIAL Hebe Luz

Hebe Luz Ávila El 15 de noviembre de 1945 nace Hebe Luz Ávila, destacada docente, doctora en letras, investigadora y escritora El 15 de noviembre de 1945 nació Hebe Luz Ávila, en Santiago del Estero. Es una destacada docente, doctora en letras, investigadora y escritora. Hija de Elvio Aroldo Ávila, perseguido militante peronista y autor del compendio “Cómo habla el santiagueño”, y de Hebe Luz Regazzoni, su vida ha estado marcada por su dedicación a la enseñanza, la investigación lingüística y la defensa de la identidad cultural de su provincia. Se formó como profesora Nacional de Castellano, Literatura y Latín, obtuvo su licenciatura en Letras en la Universidad Nacional de Santiago del Estero y compuso su doctorado en Letras, con orientación en Lingüística, en la Universidad Nacional de Tucumán. A lo largo de su carrera, ejerció la docencia en diversos niveles, incluyendo el medio, terciario y universitario, y llegó a ser directora de Nivel Terciario, desempeñando un papel clave en la