Ir al contenido principal

DEMOLICIÓN La casa de Tauil

La casa de Tahuil, una belleza en el centro de Santiago, pintada por Hugo Argañarás

Qué hay que hacer para conservar la ciudad tal como era, quién tiene que poner la plata para conformar a los espíritus antiguos

El amigo Hugo Argañarás ha publicado la foto de un cuadro suyo en Feisbuc, es de la casa que fuera de Tauil, que todo santiagueño admiró al menos desde afuera y unos cuantos la conocieron por adentro, cuando estaba en todo su esplendor o quizás después. Ya han salido los de siempre a reclamar que el gobierno la conserve, que se ponga en marcha alguna política para que no se derriben edificios antiguos o hermosos, que se la transforme en museo. Hagan algo, dicen, porque es muy posible que la estén por demoler, según se calcula, para levantar un edificio con departamentos.
Es el Santiago de antes, que se manda a mudar por los bordes de la vida y que los viejos recordarán hasta que lleguen a la orilla del cajón, porque fue el que conocieron. Por sus calles anduvieron desde niños y consideran que el paisaje debería permanecer inamovible, quieto, fijo.
Un contraargumento fácil, sería contar que algunos de los que protestan porque tan bella construcción corre el riesgo cierto de empezar a ser demolida en poco tiempo, cuando se murieron sus viejos, vendieron la casa y se mandaron a mudar a otra parte. Entonces no les dolió que el barrio perdiera algo tan apreciado por todos. Pero es falaz, pues quizás no sirve para refutar a quienes sí conservaron los ladrillos del hogar paterno como eran entonces.
Cabría decirles entonces que para pedirle al gobierno que compre o expropie esta edificación, primero habría que saber qué quieren instalar en ese lugar. Podría suceder algo similar a lo que ocurrió con la casa de los Taboada, que en 1975 fue expropiada porque, según dijeron, corría el riesgo de derrumbarse, y recién 50 años después el gobierno le dio una utilidad al construir ahí un moderno edificio destinado a oficinas públicas. Endemientras fue criadero de ratas, hogar de millones de mosquitos y plata tirada a la basura.
¿Pedir una ley que prohíba a los propietarios hacer modificaciones en los frentes de las viviendas? Debería decirse de dónde se sacará el dinero para indemnizar a los propietarios que quieran tirarlas abajo, pues pedirán que alguien se haga cargo de las ganancias que dejan de percibir por seguir manteniendo edificaciones ruinosas.
Quienes añoran los viejos edificios de Santiago, deberían saber además que nunca fue esta una ciudad con construcciones particularmente bellas, salvo dos o tres excepciones, por cierto. Por otra parte, muchos propietarios de inmuebles, cuando remozan el frente de sus viviendas, lo primero que hacen es talar el árbol de la vereda, porque tapa la renovación (muchas veces de pésimo gusto, si se va a decir todo). Algo así sucedió en tiempo de los militares, que cortaron magníficos árboles que había en la puerta del hospital Independencia, porque obstruía la vista de su frente. Pero pareciera que a muchos les agradó la bruta falta de sombra en esa vereda, porque en más de 40 años no se volvió a plantar un árbol en ese lugar.
Pero, para no irse por las ramas, habría que preguntar qué se podría instalar en la casa que fuera de Tahuil, en caso de que sea de propiedad pública. Y no, amigo, no diga museo porque ya están todos en el Centro Cultural del Bicentenario y moverlos de ese lugar, especialmente acondicionado, sería primero muy oneroso y segundo, una multiplicación de esfuerzo sin sentido. ¿Entonces qué? Oiga, piense en algo que no haya todavía en la ciudad y que sea factible hacerse con materiales que hay en la provincia, porque falta un museo de Ciencias del Espacio, pero comprar un cohete Apolo o una Soyuz usados saldría un ojo de la cara y la mitad del otro.
Diga usted lo que quiera, pero está muy bien que Santiago haya cambiado aceleradamente los últimos años, pocos querrían volver a una ciudad de barro, sin pavimento, con el río llegando hasta la Catedral cuando hay una crecida, que es la que hubieran querido conservar quizás, los bisabuelos de los bisabuelos.
Durante cincuenta años los santiagueños se quejaron de la chatura espiritual de Santiago y de la falta de inversiones para remozar sus edificios. “Aquí nunca pasa nada”, decían. Y un turista hablando en alemán paseando por el centro era más raro que pelado con caspa.
Cada vez que tiran abajo una casa, es de lamentar que un pedazo de historia se haga aire, pero también se debe tener en cuenta que solamente son ladrillos que se caen, madera podrida en muchos casos, patios con una selva inaccesible. No me diga que no le gusta que por fin la ciudad esté adquiriendo una fisonomía moderna, con un aire como de gran urbe.
Y sí, junto con cascajos que de todas maneras se hubieran venido abajo, también caen casas bellas como la de Tauil, pero si no hubo nadie que pusiera plata para hacerla de nuevo una casa habitación, un pequeño hotel, una confitería en su patio andaluz, es porque económicamente no le convino. Por eso cabría la pregunta. ¿Usted quiere conservar la ciudad como era cuando niño y que perdure en el recuerdo al menos unos años más? Bueno, tiene un montón de otras casas antiguas para comprar, vaya, hágalo, quién lo ataja.
Juan Manuel Aragón
A 29 de mayo del 2024, en la Urquiza al 300. Juntando naranja agria para hacer dulce.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. Buen día. Hace mucho frío carajo'i maula . Soy Pilpinto Santos y si alguien sabe de alguna vieja santiagueña que se quiera vender por favor me tocan. A las viejas las destruyen en Sgo por que no saben que las viejas también son lindas sabiendolas preparar.

    ResponderEliminar
  2. Buen día amigos Juan. Yo también junté naranjas agrias p hacer dulce allá por los 90s en un pedacito de exilio...y así, haciendo economía doméstica me pagué un estudio terciario...ya se sabe que no daban los nros para terminar la Universidad. En fin....un trabajo hacer el dulce!!! Lleva unos cuantos días su elaboración. Me quedo con eso como recuerdo y vuelvo a leer que los rebeldes sean ellos, los que podrían pagar.

    ResponderEliminar
  3. PD: amigo Juan quise escribir y falta un punto y coma después de "leer", hacía el final

    ResponderEliminar
  4. Buen día, creo que muchos admiramos esa casa y nos hubiese agradado que se la mantenga, como museo, centro cultural, mini centro comercial, etc. Pero estoy de acuerdo que los "dueños" decidieron "vender" sin problema y si el gobierno no pudo o no tuvo intención es otro tema. Acuerdo que no hay estilo para conservar, como lo hizo salta, Pero si preservar ciertos lugares, Pero no le veo por qué tanto bardo, enojo por esta bella construcción pero que sus dueños actuales decidieron vender sin condiciones de que el comprador le de un fin de tipo preservación histórica, no hay nada que decir

    ResponderEliminar
  5. Comparto el planteo de Juan Manuel en cuanto al destino de esta y otras propiedades icónicas de la ciudad. No he leído, ni se si existirá, alguna evaluación o validación histórica de esa casa, la que conocí de chico cuando mis.padres visitaban a los Tahuil. Podrá existir la percepción de que es una "edificación histórica", pero ello debe confirmarse con una valoración técnica-histórica que se ajuste a ciertos criterios o protocolos bien definidos. Hasta entonces es sólo una casa antigua, tradicional, y diferente, que aparentemente ya cumplió su ciclo.
    Por otra parte, encuentro cuestionable el planteo de que "el gobierno tenga que hacer algo".
    Me fascina la mentalidad de la gente que todos los días se queja de lo mal que las administraciones hacen las cosas, pero al mismo tiempo demandan que sea la administración la que se ocupe de "hacer algo" cada vez que se identifica una necesidad.
    La gente debería por fin entender que la administración pública es la peor opción para encargarle nada porque lo que peor sabe hacer es administrar. Dénle que administre el desierto del Sahara y en poco tiempo habrá escasez de arena.
    Finalmente, lo que sí debería tenerse en cuenta cada vez que se autoriza una construcción multi-ocupacional, si es que ese es el destino de esa propiedad, es verificar que el proyecto se encuadre en las exigencias del plan urbano de la zona (si es que la bendita administración tiene uno y lo hace respetar). Tanto las calles de la ciudad como todo el sistema de servicios públicos está dimensionado para una cierta demanda. Si se van reemplazando edificaciones uni-familiares en las que vivían 6 personas y de pronto tenían un auto, por edificios multi-familiares que genetan una demanda concentrada de tráfico de 20 o 30 autos, en poco tiempo todo el sector colapsa (tráfico, servicios, desagües, etc) por el desbalance. Es de esperar que lo que se vaya a hacer con esa propiedad, quien quiera que sea el privado que lleve a cabo la obra, cumpla con las regulaciones urbanísticas vigentes.....y que la administración que nunca administra las haga cumplir.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

HISTORIA La Casa de los Taboada

La Casa de los Taboada, recordada en El Liberal del cincuentenario Por qué pasó de manos de una familia de Santiago al gobierno de la provincia y los avatares que sucedieron en la vieja propiedad Los viejos santiagueños recuerdan que a principios de 1974 se inundó Santiago. El gobernador Carlos Arturo Juárez bautizó aquellas tormentas como “Meteoro”, nombre con el que todavía hoy algunos las recuerdan. Entre los destrozos que causó el agua, volteó una pared del inmueble de la calle Buenos Aires, que ya se conocía como “Casa de los Taboada”. Y una mujer que había trabajado toda la vida de señora culta, corrió a avisarle a Juárez que se estaba viniendo abajo el solar histórico que fuera de la familia más famosa en la provincia durante el siglo XIX. No era nada que no pudiera arreglarse, aunque ya era una casa vieja. Venía del tiempo de los Taboada, sí, pero había tenido algunas modernizaciones que la hacían habitable. Pero Juárez ordenó a la Cámara de Diputados que dictara una ley exprop

RECUERDOS Pocho García, el de la entrada

Pocho García El autor sigue desgranando sus añoranzas el diario El Liberal, cómo él lo conoció y otros muchos siguen añorando Por Alfredo Peláez Pocho GarcÍa vivió años entre rejas. Después de trasponer la entrada principal de El Liberal, de hierro forjado y vidrio, había dos especies de boxes con rejas. El de la izquierda se abría solo de tarde. Allí estaba Juanito Elli, el encargado de sociales; se recibían los avisos fúnebres, misas, cumpleaños. Cuando Juanito estaba de franco su reemplazante era, el profesor Juan Gómez. A la derecha, el reducto de Pocho García, durante años el encargado de los avisos clasificados, con su ayudante Carlitos Poncio. Pocho era un personaje. Buen tipo amantes de las picadas y el vino. Suegro de "Chula" Álvarez, de fotomecánica, hijo de "Pilili" Álvarez, dos familias de Liberales puros. A García cuando salía del diario en la pausa del mediodía lo esperaba en la esquina de la avenida Belgrano y Pedro León Gallo su íntimo amigo Orlando

HOMBRE San José sigue siendo ejemplo

San José dormido, sueña Un texto escrito al calor de uno de los tantos días que el mundo secularizado ideó para gambetear a los santos Todos los días es día de algo, del perro, del gato, del niño, del padre, de la madre, del mono, del arquero, de la yerba mate, del bombo, del pasto hachado, de la madrastra, del piano de cola, de la Pachamama, del ropero, de la guitarra, del guiso carrero, de la enfermera, del abogado, del pañuelo usado. Todo lo que camina sobre la tierra, vuela en el cielo, nada en el agua, trepa las montañas, nada en las lagunas, patina en el hielo, surfea en las olas o esquiva a los acreedores, tiene su día. Nada como un día sin connotaciones religiosas, sólo nuestro, bien masón y ateo, para recordar a los panaderos, a las mucamas, a los canillitas, a los aceiteros, a los carpinteros, a los periodistas a los lustrines, a los soderos, a los mozos, a los vendedores, a los empleados públicos, a los policías, a los ladrones, a los jugadores, a los abstemios y a los tomad