Antonio Gaudí |
El 10 de junio de 1926 muere Antoni Gaudí, arquitecto catalán, cuyo estilo se caracteriza por la libertad de forma, el color y la textura voluptuosos y la unidad orgánica
El 10 de junio de 1926 murió Antoni Gaudí, en Barcelona. Nacido el 25 de junio de 1852 en Reus, España, fue un arquitecto catalán, cuyo estilo se caracteriza por la libertad de forma, el color y la textura voluptuosos y la unidad orgánica. Trabajó casi siempre en Barcelona o cerca de ella. Gran parte de su carrera la dedicó a la construcción del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, que quedó inacabado a su muerte en 1926.Nació en la Cataluña provincial de la costa mediterránea de España. De origen humilde, era hijo de un calderero que viviría con él más tarde, junto con una sobrina. Nunca se casó.Mostró un temprano interés por la arquitectura y se fue entre 1869 y 1870 a estudiar a Barcelona, entonces el centro político e intelectual de Cataluña, así como la ciudad más moderna de España. Se graduó recién ocho años después, ya que sus estudios fueron interrumpidos por el servicio militar y otras actividades intermitentes.Su estilo arquitectónico pasó por varias fases. Al salir de la Escuela Provincial de Arquitectura de Barcelona en 1878, practicó un victorianismo bastante florido que había sido evidente en sus proyectos escolares, pero rápidamente desarrolló una manera de componer mediante yuxtaposiciones sin precedentes de masas geométricas, cuyas superficies eran muy animado con ladrillos o piedras estampadas, alegres baldosas de cerámica y trabajos en metal florales o reptiles. El efecto general, aunque no los detalles, es morisco o mudéjar, como se llama la mezcla especial de diseño musulmán y cristiano en España. Ejemplos de su estilo mudéjar son la Casa Vicens, El Capricho, la Finca Güell y el Palacio Güell de finales de la década de 1880, todos menos El Capricho ubicados en Barcelona.
A continuación, Gaudí experimentó con las posibilidades dinámicas de los estilos históricos: el gótico en el Palacio Episcopal de Astorga y la Casa de los Botines, León; y el Barroco en la Casa Calvet de Barcelona. Pero después de 1902 sus diseños eluden la nomenclatura estilística convencional.
Excepto por ciertos símbolos abiertos de la naturaleza o la religión, sus edificios se convirtieron esencialmente en representaciones de su estructura y materiales. En su Villa Bell Esguard y el Parque Güell, en Barcelona, y en la Iglesia de la Colonia Güell, al sur de esa ciudad, llegó a un tipo de estructura que ha llegado a denominarse equilibrada, es decir, una estructura diseñada para sostenerse por sí sola sin refuerzos internos, contrafuertes externos y similares, o, como observó Gaudí, como se sostiene un árbol. Entre los elementos principales de su sistema se encontraban pilares y columnas que se inclinan para transmitir empujes diagonales, y bóvedas de tejas laminadas de capa delgada que ejercen muy poco empuje.
Aplicó su sistema equilibrado a dos edificios de apartamentos de varios pisos en Barcelona: la Casa Batlló, una renovación que incorporó nuevos elementos equilibrados, en particular la fachada; y la Casa Milá, cuyos varios pisos están estructurados como grupos de nenúfares de azulejos con vetas de vigas de acero. Como era habitual en su práctica, diseñó los dos edificios, en sus formas y superficies, como metáforas del carácter montañoso y marítimo de Cataluña.
Como arquitecto admirado, aunque excéntrico, fue un participante importante en la Renaixensa, un renacimiento artístico de las artes y oficios combinado con un renacimiento político en forma de ferviente “catalanismo” anticastellano. Ambos movimientos buscaban revitalizar el modo de vida en Cataluña que durante mucho tiempo había sido reprimido por el gobierno español dominado por los castellanos y centrado en Madrid. El símbolo religioso de la Renaixensa de Barcelona fue la Sagrada Familia, proyecto que lo ocuparía durante toda su carrera. Recibió el encargo de construir esta iglesia ya en 1883, pero no vivió para verla terminada. Al trabajar en ello, se volvió cada vez más piadoso. Después de 1910 abandonó prácticamente todos los demás trabajos e incluso finalmente se recluyó en su lugar y residió en su taller.
En 1926, mientras se dirigía a vísperas, fue atropellado por un tranvía y murió a causa de las heridas apenas unas semanas antes de cumplir 74 años. Tras su muerte, las obras de la Sagrada Familia continuaron hasta bien entrado el siglo XXI. En 2010, la iglesia inacabada fue consagrada basílica por el Papa Benedicto XVI.
En sus dibujos y modelos para la iglesia de la Sagrada Familia (a su muerte sólo se terminó un crucero con una de sus cuatro torres), equilibró el estilo gótico catedralicio más allá del reconocimiento en un bosque complejamente simbólico de pilares helicoidales, bóvedas hiperboloides y paredes laterales y un techo paraboloide hiperbólico que aturden la mente y superan las extrañas estructuras de hormigón construidas en todo el mundo en la década de 1960 por ingenieros y arquitectos inspirados en Gaudí.
Aparte de esto y de una admiración similar, a menudo acrítica, por Gaudí por pintores y escultores surrealistas y expresionistas abstractos, su influencia fue bastante local, representada principalmente por unos pocos devotos de su equilibrada estructura. Fue ignorado durante las décadas de 1920 y 1930, cuando el estilo internacional era el modo arquitectónico dominante.
En la década de 1960, sin embargo, llegó a ser reverenciado tanto por profesionales como por legos por la imaginación ilimitada y tenaz que utilizaba para afrontar cada desafío de diseño que se le presentaba.
Su obra arquitectónica destaca por su variedad de formas, texturas y policromía y por la forma libre y expresiva en la que parecen estar compuestos estos elementos de su arte. Las complejas geometrías de un edificio suyo coinciden de tal manera con su estructura arquitectónica que el conjunto, incluida su superficie, da la apariencia de ser un objeto natural en completa conformidad con las leyes de la naturaleza. Este sentido de unidad total también impregnó la vida de Gaudí; su vida personal y profesional eran una, y sus comentarios recopilados sobre el arte de construir son esencialmente aforismos sobre el arte de vivir. Se dedicó totalmente a la arquitectura, que para él era un conjunto de muchas artes.
Juan Manuel Aragón
©Ramírez de Velasco
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