Ir al contenido principal

1935 CALENDARIO NACIONAL Bordabehere

Momento de la muerte de Bordabehere

El 23 de julio de 1935 muere Enzo Bordabehere, abogado, político y senador nacional, asesinado en el Congreso, durante una sesión en el Senado

El 23 de julio de 1935 murió Enzo Bordabehere, asesinado en el Congreso, durante una sesión en el Senado. Fue un abogado, escribano y político, senador nacional por la provincia de Santa Fe. Había nacido el 25 de setiembre de 1889.
Nació en Paysandú, Uruguay, y su familia se trasladó a Rosario, provincia de Santa Fe, cuando era niño. Estudió derecho en la Universidad Provincial de Santa Fe y luego se convirtió en escribano. En 1908 se unió a la Liga del Sur, una organización reformista, y seis años más tarde fue cofundador del Partido Demócrata Progresista junto con Lisandro de la Torre.
En 1918 fue elegido representante en el Congreso provincial, y en 1922 fue elegido diputado nacional. En 1935, la legislatura provincial lo nombró senador nacional para reemplazar al fallecido Francisco Correa. Sin embargo, Bordabehere nunca llegó a asumir su cargo en el Congreso, ya que los trámites para su aceptación se retrasaron hasta la conclusión del debate sobre la cuestión de las exportaciones de carne a Gran Bretaña.
El 23 de julio de 1935, Lisandro de la Torre, senador por la provincia de Santa Fe, expresaba su oposición a la firma del Tratado Roca-Runciman de 1933. El ministro de Agricultura, Luis Duhau, y el ministro de Economía, Federico Pinedo, asistieron al Senado durante 13 días consecutivos para defender el tratado.
El final del debate se produjo cuando Torre dejó su asiento y se dirigió a la mesa del ministro, cayendo al ser golpeado por Duhau. Bordabehere, que estaba cerca, se movió para ayudarlo. En ese momento de confusión, Ramón Valdez Cora, un asesino a sueldo, disparó dos veces en la espalda de Bordabehere y, cuando se dio la vuelta, le disparó de nuevo en el pecho.
Fue levantado del suelo por varios legisladores y trasladado a una sala cercana y luego al hospital Ramos Mejía, mientras era atendido por el médico del Senado. La ayuda fue en vano y murió a las 5 y 10 pm de ese día.
En 1908 se había unido a la Liga del Sur, organización reformista que buscaba cambios en el sistema político. En 1914, junto a Lisandro de la Torre, cofundó el Partido Demócrata Progresista, una formación política que buscaba promover reformas y la democratización del país. Este partido se convirtió en una de las principales fuerzas políticas de la época, luchando por los derechos civiles y la justicia social.
Su cuerpo fue trasladado a la ciudad de Rosario; más de 12 mil personas se congregaron en la Estación Rosario Norte para recibirlo. El funeral se hizo en la Jefatura de Policía y fue enterrado en el cementerio El Salvador, donde pronunciaron numerosos discursos de políticos, miembros de la prensa y la sociedad rosarina.
La trágica muerte de Bordabehere conmovió a todo el país y dejó una marca indeleble en la historia política del país. Su asesinato se convirtió en un símbolo de la violencia política de la época y en un recordatorio de los peligros que enfrentan quienes luchan por sus ideales.
La vida y carrera de Enzo Bordabehere fueron un reflejo de su compromiso con la justicia y la democracia. Desde su temprana participación en la política hasta su trágico final, su trayectoria es un ejemplo de dedicación y sacrificio en la búsqueda de un país más justo y equitativo. A pesar de su corta vida, su lucha perdura como un testimonio de su pasión por la política.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®

Comentarios

Entradas populares (últimos siete días)

EFEMÉRIDES SANTIAGUEÑAS Del 8 de julio

¿Mengele o Ascher? En 1985, el juez del crimen de La Banda empieza un expediente para dilucidar si un criminal nazi había vivido en esa ciudad El 8 de julio de 1985, el juez del crimen de La Banda Andrés Francisco Miotti inicia una investigación para saber si Gualterio o Walter Ascher era el criminal de guerra nazi José Mengele. Unos días antes, el diario El Liberal había publicado una sensacional historia, casi una confirmación de la leyenda urbana que sostenía que un criminal de guerra nazi, había vivido en La Banda con un nombre supuesto. Walter o Gualterio Ascher había vivido en La Banda entre fines de la década del 40 y principios del 50 y se sospechaba que podría haber sido un nazi prófugo de los tribunales de Núremberg. Para iniciar su investigación, el fotoperiodista Jesús del Carmen Martínez, conocido como “Chito”, amplió una fotografía de Mengele, tomada de un libro sobre la II Guerra Mundial y la mostró a quienes decían haber conocido a Ascher. Les preguntaba si sabían ...

FÁBULA Don León y el señor Corzuela (con vídeo de Jorge Llugdar)

Corzuela (captura de vídeo) Pasaron de ser íntimos amigos a enemigos, sólo porque el más poderoso se enojó en una fiesta: desde entonces uno es almuerzo del otro Aunque usté no crea, amigo, hubo un tiempo en que el león y la corzuela eran amigos. Se visitaban, mandaban a los hijos al mismo colegio, iban al mismo club, las mujeres salían de compras juntas e iban al mismo peluquero. Y sí, era raro, ¿no?, porque ya en ese tiempo se sabía que no había mejor almuerzo para un león que una buena corzuela. Pero, mire lo que son las cosas, en esa época era como que él no se daba cuenta de que ella podía ser comida para él y sus hijos. La corzuela entonces no era un animalito delicado como ahora, no andaba de salto en salto ni era movediza y rápida. Nada que ver: era un animal confianzudo, amistoso, sociable. Se daba con todos, conversaba con los demás padres en las reuniones de la escuela, iba a misa y se sentaba adelante, muy compuesta, con sus hijos y con el señor corzuela. Y nunca se aprovec...

FURIA Marcianos del micrófono y la banca

Comedor del Hotel de Inmigrantes, Buenos Aires, 1910 Creen saber lo que piensa el pueblo sólo porque lo nombran una y otra vez desde su atril, lejos del barro en que vive el resto Desde las olímpicas alturas de un micrófono hablan de “la gente”, como si fueran seres superiores, extraterrestres tal vez, reyes o princesas de sangre azul. Cualquier cosa que les pregunten, salen con que “la gente de aquí”, “la gente de allá”, “la gente esto”, “la gente estotro”. ¿Quiénes se creen para arrogarse la calidad de intérpretes de “la gente”? Periodistas y políticos, unos y otros, al parecer suponen que tienen una condición distinta, un estado tan sumo que, uf, quién osará tocarles el culo con una caña tacuara, si ni siquiera les alcanza. Usted, que está leyendo esto, es “la gente”. Su vecino es “la gente”. La señora de la otra cuadra es “la gente”. Y así podría nombrarse a todos y cada uno de los que forman parte de esa casta inferior a ellos, supuestamente abyecta y vil, hasta dar la vuelta al m...

SANTIAGO Un corazón hecho de cosas simples

El trencito Guara-Guara Repaso de lo que sostiene la vida cuando el ruido del mundo se apaga y solo queda la memoria de lo amado Me gustan las mujeres que hablan poco y miran lejos; las gambetas de Maradona; la nostalgia de los domingos a la tarde; el mercado Armonía los repletos sábados a la mañana; las madrugadas en el campo; la música de Atahualpa; el barrio Jorge Ñúbery; el río si viene crecido; el olor a tierra mojada cuando la lluvia es una esperanza de enero; los caballos criollos; las motos importadas y bien grandes; la poesía de Hamlet Lima Quintana; la dulce y patalca algarroba; la Cumparsita; la fiesta de San Gil; un recuerdo de Urundel y la imposible y redonda levedad de tus besos. También me encantan los besos de mis hijos; el ruido que hacen los autos con el pavimento mojado; el canto del quetuví a la mañana; el mate en bombilla sin azúcar; las cartas en sobre que traía el cartero, hasta que un día nunca más volvieron; pasear en bicicleta por los barrios del sur de la ciu...

CONTEXTO La inteligencia del mal negada por comodidad

Hitler hace el saludo romano Presentar a Hitler como enfermo es una fácil excusa que impide comprender cómo una visión organizada del mundo movió a millones hacia un proyecto criminal De vez en cuando aparecen noticias, cada una más estrafalaria que la anterior, que intentan explicar los horrores cometidos por Adolfo Hitler mediante alguna enfermedad, una supuesta adicción a drogas o un trastorno psicológico o psiquiátrico. Sus autores suelen presentarse como bien intencionados: buscan razones biológicas o mentales para comprender el origen del mal. Sin embargo, esas razones funcionan, en cierta forma, como un mecanismo involuntario o voluntario quizás, de exculpación. Si hubiese actuado bajo el dominio de una enfermedad que alteraba su discernimiento, los crímenes quedarían desplazados hacia la patología y ya no hacia la voluntad que los decidió y la convicción que los sostuvo. En el fondo, ese gesto recuerda otros, cotidianos y comprensibles. Ocurre con algunas madres cuando descubre...