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PROPUESTA Una solución a la violencia en los estadios

Formación de la escuadra francesa en la Eurocopa 2024

A continuación, cuál es la única institución podría impedir que los hinchas de fútbol se tiren con lo que tienen a mano


¿Por qué los hinchas visitantes del fútbol no tienen permitido ver los partidos de los equipos de sus amores?, ¿qué los lleva a sostener un encono tan feroz que no les consiente habitar en un mismo estadio, alentando a sus jugadores durante un match cualquiera? Aquí se ensayará brevemente, una respuesta desde la ética de la poesía, la política y la instrucción común.
La antepenúltima polémica sobre el fútbol recorrió los titulares de los diarios hace un tiempo corto, pero todo pasa a una velocidad de vértigo en este bendito país, en el que un morbo popular tapa al que estuvo comiendo la cabeza de millones hasta hace media hora nomás.
Es el siguiente: ante la noticia de que los jugares de la Selección Nacional de Fútbol insultaron a sus pares franceses con un canto de hinchada, la vicepresidente de la Nación, Victoria Villarruel, tuvo para elegir tres caminos, el chauvinismo ordinario, un llamado a calmar los ánimos o el silencio. Pero eligió seguir agraviando a una nación hermana, como si fuera una más de los sudorosos y violentos habitantes de las gradas de los estadios. Lo hizo en un lamentable posteo, en una red de internet, como si fuera una más de las tantas que pueblan la fauna de los insultadores seriales de esas cloacas.
Pero, más allá de eso, cabe lamentarse por la crueldad de la escuela argentina, que permitió que gente grande como los jugadores de la Selección Argentina de Fútbol, haya llegado y pasado del tercer grado de la escuela primaria. En efecto, lo que cantaron es patético y los humilla a ellos mismos más que a quienes pretendió insultar. Dice así: “Escuchen corran la bola // juegan en Francia, pero son todos de Angola // que lindo eeees // van a correr // son cometravas como el puto de Mbappé // su vieja es nigeriana // su viejo, camerunés // peeero en el documento // nacionalidad francés”. Una letra tal, está permitida por la sociedad, solamente para ser entonada por balbuceantes niños de tres años o por una hinchada, con barrabravas cuya principal ocupación es ser carteristas del subterráneo de Buenos Aires o vendedores de sustancias alucinógenas de los suburbios.
Como se dijo, si la corea gente que pasó del tercer grado de la escuela primaria, hay que a), desconfiar de la sanidad mental de quienes la cantan o b), averiguar qué sucede en las aulas argentinas que permite que, años después de haber pasado por ellas, energúmenos tales entonen esa cosa que hiere los oídos. Desde el tecleo de la computadora, en la soledad de la redacción de este blog, se oye la respuesta de muchos internautas: “Piri, illis sin milliniris y vis ni”, pero son agravios que no llegan, desengáñese, lector.
También se podría sostener que no cabe esperar que futbolistas de Santiago del Estero o la Argentina, recuerden a Bernardo Canal Feijóo, cuando recita su poema Córner: “Los jugadores se reunieron a dar la bienvenida. // Como de un lejano horizonte // se levanta la pelota del córner, // abriendo su vuelo de serpentina... // Se encoge la guardia de los jugadores // y ajusta el paredón del gol. // Entonces, // entre las frentes endurecidas, // una frente, // aristada de voluntad // en un salto más alto que ninguno, // quiebra como un florete // el acero flexible de la parábola del córner...”. Pero no estaría mal que alguno lo sepa y lo enseñe a los hijos, como para mostrarles que existe otro mundo después del fútbol, ¿no?
Una oportunidad que Juan Carlos Cárdenas, el famoso Chango Cárdenas, anduvo por Santiago, los seguidores racinguistas le tributaron un homenaje en una cena. Como se sabe, los hinchas del primer equipo argentino que ganó la Copa Intercontinental, nunca fueron muchos en Santiago del Estero, aunque sí fieles seguidores de la escuadra de sus amores. Andaba entre los comensales, un famoso hincha del Racing Club, Jesús del Carmen Martínez, Chito, conocido reportero gráfico, famoso por sus coberturas en La Banda. A los postres, cuando nadie lo esperaba, pidió silencio para recitar unos versos que seguramente le gustarían a Cárdenas, autor del gol que permitió el triunfo del equipo con la casaca albiceleste. “Uuuhhh… qué macana hablará este”, se oyó entre los rumores etílicos lanzados casi al fin de la reunión.
Entonces Martínez dijo su poema. Era el siguiente: “Cejas, Martín, Perfumo, Basile, Chabay, Rulli, Cardoso, Maschio, Raffo, Cárdenas y Rodríguez, director técnico Juan José Pizzuti”. Mucho antes de terminar, con lágrimas en los ojos, algunos asistentes iban repitiendo, de memoria, la formación de aquel equipo que el 1 de noviembre de 1967, ante 120 mil espectadores, conquistara la Copa del Mundo. A los oídos de aquella gente, efectivamente sonaba como una poesía.
Visto a la distancia, en las 16 palabras de aquel poema de Chito Martínez se encerraba también algo del prestigio de la vieja escuela argentina, que formaba a sus alumnos para que fueran hombres de bien y aprovecharan lo mejor posible sus enseñanzas y la sólida formación que recibían que los predisponía al asombro y a la inteligencia.
¿Quiere una conclusión? Bueno, ahí va. Las hinchadas de aquel tiempo, si vivieran, podrían entregar más de una lección a quienes balbucean tribuneros cánticos de hinchadas ahítas de alcohol, estupefacientes y violencia.
¿Sabe por qué? Porque en ese entonces los simpatizantes de uno y otro club habían ido a la maravillosa escuela argentina, que permitió que este país fuera uno de los más alfabetizados y cultos del mundo. Cualquier solución que se ensaye para detener la violencia en los estadios, será inútil mientras no se solucionen los males que comienzan en primer jardín y terminan en quinto año de la secundaria.
Es decir, antes que pedir a la gente que no se tire con lo que halle a mano mientras ve un partido de fútbol, exija que vuelvan a primer grado todos, desde los hinchas más furibundos de los clubes hasta las más altas autoridades de la Nación. Y no espere que la solución sea mágica o rápida, es posible que lleve muchos años.
Será tarea ardua.
Juan Manuel Aragón

A 11 de agosto del 2024, en Lilo Viejo. Guisando charatas.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. Cristian Ramón Verduc11 de agosto de 2024, 8:09

    Sí. Es así. Es todo consecuencia de la cultura general, de la incultura generalizada. Las acciones de "los changos" dependen de la crianza y de la escolaridad. Las incitaciones que después va a encontrar en la zoociedad los van a dirigir o no, dependiendo de las bases que tengan desde sus casas y desde sus escuelas. No porque alguien venda cualquier porquería, uno tiene que comprarle, ya sea una idea, un electrodoméstico, una moda o un partido político, o lo que fuere.

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  2. Como todo fenómeno socio-cultural, este que el artículo toca hoy tiene aspectos multi-variables y requiere análisis más sofisticados para lograr entender todo lo que lo produce y todo lo que lo podría solucionar. Si bien el aspecto educacional es posiblemente el más incidente, requiere esperar a toda una generación mejor educada para que su efecto sea evidente. Mientras tanto se podría probar con hacer cumplir las leyes y las normas, sin excepciones, aplicando las correspondientes penas para cada delito cometido.
    Digo......como para ir tirando hasta que los nuevos bien educados empiecen a ir a la cancha.

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