Atardece en la Belgrano |
Una buena medida que favorecerá a muchos y descongestionará una arteria que es vital para el desarrollo armónico de la ciudad
La última capa asfáltica que agregó la Municipalidad de la Capital a la avenida Belgrano, resultó ser una experiencia exitosa para el tránsito de esa arteria, aunque la experiencia duró pocos días: desde que terminaron los trabajos de mejoramiento hasta que volvieron los colectivos. Durante unos días al menos, cientos o quizás miles de santiagueños circularon tranquilamente por la avenida que cruza la ciudad de norte a sur, sin el agobio automovilístico de esperar, a veces hasta media hora, para salir del embudo que se arma en las horas pico.Las ambulancias que corren hasta el hospital Regional anduvieron más rápido y es posible que alguna vida se salvara con mayor eficiencia al haber acudido con mayor presteza. Y los santiagueños la recuperaron para sus paseos, sin andar a los codazos con quienes caminan apurados en búsqueda del colectivo que se les va.Los críticos de la medida sostienen que muchos empleados deberán caminar de más para llegar a sus trabajos. Es cierto, pero serían, en el mejor de los casos, 400 o 600 metros agregados, pero no una legua ni 10 kilómetros, por favor.Para los peatones al menos, en los últimos tiempos las calles del centro de la ciudad se han vuelto muy caóticas, extremadamente peligrosas, difíciles, con veredas angostas y superpobladas, sobre todo la Belgrano. Si se desviaran los colectivos por la Roca y la Moreno, de Alsina a Rivadavia, se solucionaría un problema que ya lleva varias décadas siendo una molestia para los santiagueños.
Se debe recordar que cuando José Zavalía fue intendente, sacó de la Belgrano a la empresa San Martín, que cumple el recorrido hasta La Banda, no sin antes vencer mucha resistencia —incluso física —de los propietarios de “la Diecisiete”, como se la conoce desde antaño. Y no pasó nada, no disminuyeron los pasajeros a La Banda, nadie se murió, pocos protestaron.
De tomarse la medida de enviar a los colectivos por las calles Roca hacia el norte y Moreno hacia el sur, al menos se dividiría el problema que hoy tiene la Belgrano, sobrecargada, pesada, molesta, antipática. Es posible que se quejen algunos comerciantes de chucherías, kiosqueros y demás, establecidos en la Belgrano, pero serán muchos más los capitalinos que festejarán la medida y aplaudirán a las autoridades por tomar tan valiente decisión.
Por otra parte, no solamente el tránsito y los peatones se beneficiarán sino cientos de frentistas de las tres arterias involucradas, que verán aumentar el precio de sus propiedades, la una al haberse descongestionado del tránsito y las otras, justamente porque adquirirán una faz comercial matutina, de la que al menos hasta hoy carecen.
De tomarse la decisión de sacar los ómnibus de la Belgrano, será una medida que aplaudirán miles de santiagueños y quizás moleste a media docena, pero al final todos estarán conformes, pues la tranquilidad en el tránsito es algo que se agradece.
Es posible que usted opine que los ómnibus deben seguir yendo por la Belgrano o quizás tenga una idea mejor. Más allá de esa circunstancia, sería bueno que entre todos se discutan los problemas de la ciudad y se involucren debatiendo sus posibles soluciones. La participación ciudadana y el pensar en el otro como si fuera uno mismo, son los pilares de la política, entendida como la ciencia, el arte y la virtud del bien común.
Juan Manuel Aragón
A 22 de noviembre del 2024, en el Farolito (de antes). Viendo pasar la vida.
Ramírez de Velasco®
Si no se controla el tránsito, no hay medida que solucione el grave problema de ese caos. Controlar el tránsito no es solamente multar a algunos vehículos de los tantos que estacionan en algunos de los tantos lugares prohibidos.
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