La Virgen del Pilar |
El 2 de enero del 40, cuando vivía en Jerusalén la Virgen va (en carne mortal), a Zaragoza a ver al apóstol Santiago
El 2 de enero del 40 según una tradición la Virgen va en carne mortal a Caesaraugusta (Zaragoza) a ver a Santiago cuando aún vivía en Jerusalén.Se trata de uno de los relatos más arraigados en la fe cristiana española y constituye el núcleo espiritual de todo lo relacionado con el mundo del Pilar. Según esta creencia, el apóstol Santiago el Mayor estaba en Cesaraugusta, en la orilla del río Ebro, predicando el mensaje de Jesús.A pesar de sus esfuerzos, los corazones de los vecinos se mostraban endurecidos, lo que sumió al apóstol en una profunda desolación. Fue entonces cuando, en un momento de gran flaqueza, María, la madre de Jesús, se apareció rodeada de ángeles para consolarlo y reavivar su esperanza. Esta aparición, que no debe confundirse con otras visiones marianas, tiene una singularidad excepcional: ocurrió mientras la Virgen aún vivía en Palestina, antes de su Asunción.
Durante esta visita, María le entregó a Santiago una columna de jaspe, conocida desde entonces como el Pilar, como símbolo de fortaleza y fe. Este acontecimiento, que la tradición sitúa en la madrugada del 2 de enero del año 40, marcó el inicio de un legado espiritual que trascendería los siglos. En ese mismo lugar, el apóstol y sus seguidores construyeron un templo en honor a la Virgen, considerado el primer santuario mariano de la cristiandad. La Columna entregada por la Virgen permanece en ese sitio desde entonces, custodiada en lo que hoy es la Basílica del Pilar, un espacio de devoción y peregrinación que ha evolucionado con el tiempo.
El valor de esta tradición reside en su significado espiritual y en la fe de millones de creyentes. La historia de la Virgen del Pilar no solo inspira devoción, sino que conecta a las generaciones con un mensaje de esperanza y fortaleza. Para quienes se acercan con el corazón abierto, esta tradición revela un misterio que trasciende la lógica, una invitación a experimentar la trascendencia y la presencia amorosa de María en sus vidas.
La celebración de la Venida de la Virgen a Zaragoza se conmemora cada 2 de enero con una Vigilia Eucarística en la Basílica del Pilar, encabezada generalmente por el Arzobispo de Zaragoza. Además, cada día 2 de mes, la imagen de la Virgen se presenta sin su manto ante los fieles, ofreciendo un momento especial de cercanía para los devotos. Este gesto, aunque sencillo, subraya la conexión profunda entre la Virgen y su pueblo.
El Pilar, visible solo parcialmente debido a las placas de plata que lo recubren, es un objeto de veneración para los fieles. Detrás de la imagen de la Virgen, los visitantes pueden tocar y besar la Columna, una experiencia profundamente emotiva para muchos. Incluso el Papa Juan Pablo II, en sus visitas a Zaragoza en 1982 y 1984, expresó un interés especial en venerar al Pilar y contemplar a la Virgen sin manto. Este gesto del Santo Padre consolidó aún más la relevancia de esta devoción no solo para España, sino también para la Iglesia universal.
La Basílica del Pilar, tal como se conoce hoy, es el resultado de siglos de transformaciones arquitectónicas. En el siglo I, se erigió una capilla dedicada a la Virgen María, que posteriormente se convirtió en un templo visigótico. Durante el periodo gótico, se construyó un templo más grande, que finalmente fue reemplazado por el actual edificio barroco en los siglos XVI y XVII. Este proceso refleja cómo la fe y el amor a la Virgen del Pilar han resistido y evolucionado a lo largo del tiempo.
La Venida de la Virgen no solo revitalizó la misión de Santiago en España, sino que dio origen a una devoción que se expandió más allá de las fronteras. Los primeros convertidos, entre ellos los siete varones apostólicos, partieron desde Zaragoza para llevar el mensaje cristiano a toda la península ibérica. De este modo, la fe cristiana en España encuentra su raíz en este episodio, convirtiendo a Zaragoza en el centro espiritual del nacimiento del cristianismo hispánico.
El simbolismo del Pilar trasciende su dimensión material. Representa la fortaleza espiritual necesaria para perseverar en la fe, incluso en los momentos más difíciles. Para los españoles, esta tradición es un recordatorio de cómo la Virgen María ha acompañado a su pueblo a lo largo de la historia, no solo en su vida personal, sino también en la misión colectiva de expandir la fe. Es por ello que Juan Pablo II denominó a España como "Tierra de María", reconociendo el papel crucial de esta devoción en la espiritualidad nacional y en la misión evangelizadora que llevó el cristianismo a América y otras partes del mundo.
Otro aspecto singular de esta tradición es la relación íntima entre el Pilar y Santiago, que se han convertido en ejes de la espiritualidad española. La fortaleza transmitida por María no solo transformó el corazón de Santiago, sino que también forjó el carácter de un pueblo cuya fe, una vez encendida, se convirtió en un fuego ardiente que iluminó la historia.
La Virgen del Pilar es venerada como Madre de la Hispanidad, un título que subraya su conexión con todos los pueblos que comparten el legado espiritual de España. Esta devoción no se limita a un ámbito político o territorial, sino que abarca una dimensión profundamente espiritual, uniendo a comunidades de diversas culturas en torno a una misma fe.
La Venida de la Virgen en carne mortal a Zaragoza es una tradición venerable y un acontecimiento que ha marcado la historia y la identidad de un pueblo. Más allá de la lógica y la historia, este hecho continúa inspirando a quienes se acercan con humildad, fortaleciendo su fe y su compromiso con la misión cristiana.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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