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La prensa canalla lo presentó como un triunfo |
El 15 de febrero de 1990, se firma un tratado para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre la Argentina y el Reino Unido
El 15 de febrero de 1990, se firmó un tratado en Madrid, que significaba el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre la Argentina y el Reino Unido. Tiene 18 artículos y 4 anexos y fue titulado "Declaración conjunta de las delegaciones de la Argentina y del Reino Unido", pero debió ser más adecuadamente denominado como "Tratado" debido a las obligaciones que imponía, lo cual implicaría la necesidad de aprobación por el Congreso argentino, cosa que no se hizo.El representante británico, sir Crispin Tichelle, resaltó la rapidez del proceso negociador, lo que sorprendió a los periodistas por lo inusual de la celeridad en temas tan delicados. Este tratado se firmó después de una reunión previa en octubre de 1989, notablemente sin mencionar la fecha precisa, lo que algunos interpretan como un rechazo simbólico al peronismo, movimiento político argentino.En términos de soberanía, el tratado no solo abordó la cuestión de las islas Malvinas sino también aspectos de la política exterior, militar y económica de Argentina. Establece un sistema de información y consulta militar que implica una supervisión británica sobre las actividades argentinas en el Atlántico Sur, mientras que los británicos tienen menos restricciones. Esta disposición ha sido vista y fue una cesión de soberanía.
En el ámbito económico, se acordó compartir recursos pesqueros en una amplia región marítima, lo cual se criticó como una concesión sin contrapartidas claras. Además, se facilitaron las relaciones comerciales entre las Islas Malvinas y el continente argentino, beneficiando a los kelpers, los residentes de las islas, con ventajas comerciales que no corresponden a ciudadanos argentinos en general.
El tratado también incluía un gesto simbólico de permitir a familiares de caídos argentinos en la Guerra de Malvinas visitar el cementerio en las islas, pero esto fue percibido más como una concesión espiritual que como una compensación significativa.
Se protegieron las inversiones británicas en la Argentina, extendiendo la influencia económica del Reino Unido, y se acordó una cooperación en política exterior, especialmente en asuntos medioambientales y contra el narcotráfico, limitando potencialmente la autonomía argentina en estos campos.
En resumen, este tratado fue interpretado como una pérdida de soberanía para la Argentina, creando una especie de "confederación anglo-argentina" en el que la Argentina cedió aspectos importantes de su control militar, económico y político sin recibir beneficios proporcionales.
La prensa británica lo presentó como un éxito del entonces presidente argentino Carlos Saúl Menem, pero para muchos en Argentina, representó una continuación de la derrota en la Guerra de Malvinas bajo una nueva forma de dominación.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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