Una ley no frena la violencia |
Cambiar las palabras es fácil, lo difícil es cambiar una realidad dolorosa de muchas mujeres
Los que pretenden igualar los derechos de las mujeres con los de los hombres modificando el lenguaje, son iguales a los que quieren cambiar la realidad a golpe de leyes. Como si en el papel o en el aire que producen las palabras, estuvieran las claves de la vida. ¿Falta trabajo en la sociedad?, pues hagamos una ley que diga: “Todos los hombres gozan del derecho a tener un trabajo digno”.El problema es que cada cláusula obligando a alguien a hacer o no hacer algo, debe tener su correspondiente seguro. Es decir, después de la afirmación de que todos gozamos del derecho a tener un trabajo, la ley debería agregar: “Si no lo consiguiera, Fulano de Tal —institución, persona, repartición, comercio, lo que fuere— es responsable de proporcionárselo”.Peor es el caso del lenguaje de género. Porque desde que se intenta implantarlo como obligatorio, aumentaron de manera exponencial las injusticias cometidas contra las mujeres, incluidos golpes, mutilaciones, muertes. En todo caso habría que empezar enseñando a los varones que todas las mujeres son intocables, tanto como su madre, sus abuelas, sus hermanas. Su cuerpo, como el propio, es un templo sagrado y Dios no quiere que se lo profane.
Tampoco cabe humillarlas con los cupos. Es como si a cualquiera, le dieran un trabajo, no por su capacidad, su sapiencia, sus conocimientos, sino por ser gordo, flaco, alto, bajo, moreno, rubio. ¿Alguien cree que María Curie, pionera en el campo de la radiactividad, al agradecer los dos Premio Nobel que recibió, dijo: “Esto se lo debo a la ley de cupo femenino”?
En algunas casas, los hijos más débiles son especialmente protegidos por los padres. Si uno quiere dos manzanas en vez de una, obligan al grandote a devolver la que no le corresponde. El problema con quienes sostienen la ley de cupos, es su convencimiento de que las mujeres son débiles. La ley no repara la injusticia, sino que la agrava, pues después de que, gracias a esta norma, una mujer accede a un cargo, la sigue considerando tan débil como antes.
Algo parecido sucede con el cambio de unas palabras por otras. Si un hombre se acostumbró a pegar a las mujeres, el viento del ruido que se hace con la boca no lo atajará. De hecho, no lo está haciendo. Ningún homicida o golpeador de mujeres se frenará por estar obligado a decir “ellos y ellas”. La posibilidad de ir preso durante mucho tiempo no impide a los malditos seguir pegando o matando mujeres, mucho menos una convención del lenguaje que, para peor, vulnera o choca las demás reglas del idioma y a veces es incomprensible.
Es curioso, pero la liberalización de las costumbres, el adelantamiento del debut sexual, los preservativos, la gratuidad de los métodos anticonceptivos, la sanción de la ley del aborto, no trajeron aparejada la tranquilidad para las mujeres, sino todo lo contrario. Ahora son mucho más vulnerables que cuando les faltaban relaciones sexuales desde los 12 o 13 años, las drogas ilegales eran un tabú, había farmacias que se negaban a vender preservativos, comprar la píldora salía mucho dinero y abortar estaba prohibido. Las estadísticas de las autoridades nacionales, mostrando cómo aumentaron los delitos contra las mujeres, son aterradoras.
Por la síntesis a que me obligan estas notas quizás estoy mezclando peras con manzanas. Si es así o, piensa que estoy equivocado, abajo hay lugar para que me lo haga notar.
©Juan Manuel Aragón
Y si......es una buena mezcolanza. Comenzó bien Sr Aragon, pero luego derrapó. Demasiados conceptos para un texto corto. La intención pretendió ser buena, pero el afán de querer justificar lo injustificable lo arruinó. Estoy de acuerdo conque la ley de cupos no sirve. Comienza a derrapar con "la liberación de las costumbres...etc, etc". La religión por encima de la ciencia.....atrasa. Más otra serie de sandeces. Usted escribe bien, dedíquese al cuento, la fábula, no se meta en todo lo que bordea la religión pues pierde seriedad. Lástima.
ResponderEliminarCoincido con el comentario de Mario
ResponderEliminarno mezclastes nada juanmanuel, me encanta como escribis
ResponderEliminarBien escrito y coincido en mucho! No creo que haya mezcla de conceptos. Pasa que lo que escribes pone furiosa a la gente que tiene otra manera de pensar...
ResponderEliminarAgrego que el "adelantamiento del debut sexual de las mujeres", me parece un comentario que agrede y es denigrante hacia la mujer, discriminatorio. ¿En base a qué establece la edad del debut sexual para las mujeres. Y no el de los hombres ?. Es interesante leer algún libro (y los hay), acerca de la sexualidad en la cultura "pre civilizadora" española. Eran relaciones sexuales sin tantos tabúes (propios de la cultura "catolica") francos, normales, e incentivados por los propios mayores como algo normal, como debe ser.
ResponderEliminaruna vez que termina el acto sexual el hombre se sube la bragueta y se olvida, la mujer queda con el "regalito".... bien dicho aragon... alguien lo tenia q decir por nosotras
EliminarSi se educa a la mujer de jovencita acerca de una "buena práctica sexual", no queda con regalito alguno. Pero si el tema es un "tabú", indudablemente va por ese camino. Enseñale que hay preservativos, anticonceptivos, píldoras para el día después, chips sub cutáneos anticonceptivos, etc, etc, y verás que gozarán en plenitud de la sexualidad al igual que los varones. ¿ O tienen que llegar vírgenes al matrimonio ?.
ResponderEliminar¿ Por qué reprimir algo natural ?
Absurdo ¿ no ?
Me encantoooo
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