En una de sus últimas apariciones en público |
Anécdotas de las normas Iso900 que fueron práctica común durante un largo tiempo en la provincia
“Ha caído en desgracia”, decían de uno, durante el juarismo en Santiago. Significaba que había hecho algo que disgustó al “Matrimonio”, como les decían a Carlos Arturo Juárez y su segunda esposa, Mercedes Marina Aragonés, “la Nina”. Al tipo le sacaban los privilegios de que gozaba hasta entonces, el cargo, el auto oficial, la oficina, el puesto que le habían hecho dar a la señora, al cuñado, al hermano. Y, como sucedió a varios, por ahí hasta iba preso durante el tiempo que les diera la gana.Al “desgraciado”, amigos, conocidos, colegas y hasta parientes cercanos le quitaban el saludo, si se sentaba en una confitería pocos se animaban a compartir con él un café, negaban su amistad a los cuatro vientos, nunca lo habían conocido. Si alguien les preguntaba por el reciente “finado”, indicaban que no sabían quién era, no lo conocían. Se hacían los estúpidos: “¿Fulano?, no lo ubico”. Hasta el día anterior habían sido culo y calzón.Había normas sacrosantas a respetar por quienes quisieran seguir dentro del sistema del juarismo. La primera sentenciaba: “Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas”. ¿Qué significaba? Las mujeres no se mezclaban con los varones. Ni siquiera el propio Juárez tenía facultades, por sí, para decidir si nombraba una maestra, los nombramientos de mujeres pasaban todos por la poderosa Rama Femenina, ante la cual todas las demás “ramas” del partido se inclinaban.
A quien lo nombraban en un cargo, le adosaban al menos media docena de secretarias, encargadas de llevar los chismes de la oficina a las más altas autoridades del gobierno. Pobre tipo si osaba dar una orden a una mujer con un tono que a ella no le gustara, porque tenía los días contados. Casos hubo en que le hicieron un pasillo al pobre infeliz, un ministro cuyo nombre no volveremos a consignar y lo hicieron pasar en medio de patadas, escupitajos, arañazos y los carterazos. Salió en uno de los diarios de Santiago y hasta ahora nadie lo negó.
Pobre del funcionario si la rama femenina se enteraba de que tenía otra mujer, aparte de la propia. En cuanto el chisme llegaba a oídos de “La Señora”, podía darse, ipso facto, por despedido, chau, chau, adiós. Pero las Normas Iso9000 del del juarismo eran muchísimas, algunas imprevistas, imprevisibles, surgían desde cualquier esquina de la realidad, golpeando al susodicho en la cabeza, sin aviso, como un rayo.
Después de ganar una elección, asume Juárez. Al día siguiente un secretario golpea la puerta, entra a su despacho y le dice: “Doctor Juárez…”, no termina la frase y el otro lo fulmina con su tonante: “¡Cómo ´doctor Juárez´, cómo ´doctor Juárez´!, ¡doctor es cualquiera, yo soy el gobernador!, ¡retírese!”. “Pero, pero…”. ”Pero, nada, ¡retírese y no lo quiero ver nunca más!”.
Otra historia. Una mujer policía estaba apostada en la puerta del despacho de ella, todos los días, a las 7 de la mañana, cuando llegaba a la Casa de Gobierno. Pero una madrugada se le rompe la moto en que iba al trabajo y al llegar, cinco minutos tarde, se da con la sorpresa de que ya había sido trasladada. Creía que no la registraban, que nadie la miraba, de hecho, todos los días daba los buenos días respetuosamente, pero nunca le respondían el saludo. Estaba equivocada, sabían quién era.
Otra. En sus diarias caminatas por la ciudad, Juárez raras veces conversaba con sus agentes de custodia. Por ahí le preguntaba a uno: “Cómo se llama el comisario de Los Telares”. Guay si le respondía que no sabía, debía responder al instante. Por ahí tendía trampas. “¿Ha visto el programa Libertad de Opinión, anoche?”. “Sí señor gobernador”. “¿Qué le ha parecido lo que he dicho del déficit fiscal de la provincia?”. “Estuvo muy bien, señor gobernador”. Al otro día el agente recibía la notificación de que lo habían trasladado a Urutaú a contar suris. ¿Por qué? En el programa no había hablado de ningún déficit fiscal.
Un olfa de aquel tiempo que llegó a un cargo altísimo, cada vez que Juárez o su esposa lo llamaban por teléfono, se ponía de pie, aunque estuviera solo o el interlocutor no fuera juarista.
Todos los doctores son doctores nomás, pero si alguien decía “el doctor”, todos en Santiago sabían a quién se refería. Todas las señoras eran señoras, pero solo una era “la señora”. En un tiempo había que decir “El señor gobernador de la provincia, doctor Carlos Arturo Juárez y su señora esposa, la asesora de Gabinete del Ministerio de Bienestar Social, doña Mercedes Marina Aragonés de Juárez”, sin dudar, sin respirar en el medio y con mucha convicción, so pena de ser expulsado del Partido.
La última anécdota. En su tercer gobierno tuvo un legislador muy adepto. Cuando ganó la elección César Eusebio Iturre, se pasó a sus filas. Luego Juárez regresó al gobierno y el otro volvió a hacerse juarista. En ese ínterin, Iturre se fue al exilio, al Paraguay y allí, como prófugo, un día se murió. Mucha gente participó su fallecimiento con un aviso en el diario. Este chupamedia también, había sido ministro de Bienestar Social y correspondía, caramba. Pero, hete aquí que, al día siguiente, en una solicitada, negó haber publicado aquel aviso. Los santiagueños sentimos esa vez, vergüenza ajena. Y asco también.
Casi al final de sus días, ese mismo legislador chupamedia logró que la Cámara de Diputados de la provincia declare a Juárez y su esposa “Protectores Ilustres de Santiago del Estero”, título honorífico totalmente anacrónico. Pero la provincia vivía fuera del tiempo, había quedado al margen de la historia. Cabe rescatar que, en uno de sus últimos gobiernos, si se sumaba la edad de sus 20 principales funcionarios, fácilmente se llegaba al año 500 después de Cristo. Entre él, su señora y Juan Rodrigo (su mano derecha, que luego también cayó en desgracia), pasaban los 200 años y llegaban al tiempo del Virreinato del Río de la Plata.
¿Hay más anécdotas como estas? Uf, esto es sólo una pizca. Si es santiagueño, anímese y escriba abajo si recuerda otras. Total, él está muerto y no va a volver.
Este año ella cumplirá 93 años y podría volver con toda la furia.
Mejor no escriba nada, por las dudas, ¿ha visto?
©Juan Manuel Aragón
Juan Manuel; en el 2050 habrá alguien que escriba sobre el comienzo del siglo XXI en ésta comarca? Hoy... nada a cambiado, talves más sutil, pero igual que siempre. En Santiago del Estero, yo y tú más los demás, estamos "toditos" (en libertad condicional).
ResponderEliminartienes razon, nunca m di cuenta d esa frase. estamos en libertad condicional 😪
Eliminar"Nosotros.... ¡Y yooo!" (Se le escapó en un discurso).
ResponderEliminarEsto es una muestra de ciertos gobiernos del interior.Importante no olvidar.Los dictadores aparecen y son seguidos como salvadores cuando los pueblos están más desesperanzados
ResponderEliminar"Señor gobernador: Está todo listo. Solamente falta su firma". --- "Entonces falta todo".
ResponderEliminar¡Es verdad lo que dices, y fueron años de no progreso para la provincia!!!
ResponderEliminarY no creo que se hayan erradicado ejemplos de este calibre. Miremos para Formosa, nomás
ResponderEliminarNO TODO ES VERDAD DE LO PUBLICADO,HAY MUCHA EXAGERACION Y RESENTIMIENTO ,PERO...HOY CUALQUIER INFELIZ SE DICE PERIODISTA,COMO EJEMPLO ESTA LIBERTAD DE OPINION DONDE UNOS AMIGOTES SE DAN EL GUSTO DE HABLAR ESTUPIDECES ,CUALQUIERA ESCRIBE Y OPINA EN LAS REDES SOCIALES SIN QUE NADIE CORRIJA LAS FALSEDADES QUE DICE Y ASI ESTAMOS X ESTOS PERSONAJES NEFASTOS Y RESENTIDOS SOCIALES QUE DESGRACIADAMENTE SON VARIOS...
ResponderEliminarRecuerdo mal o es el pibe que hoy está de gobernador el que ha dicho "yo soy peor que Juárez!!"
ResponderEliminarNefastos... Todos...
Sigue y seguirá igual Santiago...
Es lo que conviene
Ese matrimonio era especialista en no dejar hacer. Me acuerdo del expediente COTEMINAS, que era un pedido para que se declare de interés provincial la importación de maquinaria textil con destino a esa firma (ex GRAFA), estaba en la Dirección de Industria y Comercio, y no salía de ahí porque la señora NINA no firmaba nada por "terror a meter la pata.". Alhaja gobernantes teníamos.!!!
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