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Millonarios jugando entre ellos |
No entiende el júbilo por el triunfo de millonarios, aunque sean deportistas, pues poco tiene que ver con su vida
Cada vez que llega ese fenómeno llamado “El Mundial”, observa con curiosidad las manifestaciones de barbarie cavernícola que surgen por todos lados y no le gustan, por más organizadas que sean, casi siempre debidas a triunfos deportivos, en los que la destreza física se impone sobre la inteligencia y la viveza es más importante que la razón.Dice que no entiende el júbilo, porque quizás a miles de quilómetros de distancia, varios millonarios, fueron circunstancialmente mejores que otros. Qué tiene que ver eso con mi vida, con mi circunstancia, por qué debo alegrarme, se pregunta.
Si fueran griegos, piensa que ninguno llegaría a filósofo, porque pocos ven esos juegos con espíritu libre, para interpretar las bondades del pasatiempo. No se explica por qué unos pocos que ganan fortunas, son alentados por cientos de miles de tipos que apenas tienen para comer.Tiene aprensión por aquellos padres que ven en sus párvulos, futuros deportistas rodeados de gloria, mujeres de plástico a tanto la hora, halagos en países lejanos y ellos haciendo de cajeros, contando los chelines del sudor ajeno.
Descree, suspicaz, del poder de esos deportes para alejar a los jóvenes de otros males como las drogas, la televisión o la cumbia; es más, está seguro de que la frustración es una mala consejera para un alma en formación.
Le dan náuseas de las conferencias de prensa en que los entrenadores de los equipos que jugaron, justifican la derrota, describen el triunfo, se quejan de los árbitros, lanzan ironías groseras y sobrevuelan la inteligencia, sin aterrizar jamás sobre ella.
Le molesta, en definitiva, el culto a lo visual y descree que la Argentina sea más un país de buenos jugadores que de buenos observadores de los juegos, todos opinólogos, todos sabiondos, todos expertos. Amantes de jugar, pero solamente por televisión, les gusta mirar por la pantalla lo que no harán personalmente. Sabe que, si dice esto en conversaciones con amigos, recibirá críticas, y por eso, cada vez que puede, chicanea un poco la charla, pero luego calla y otorga.
Se conduele de la pobre situación de la Argentina, que va llevando a que sean imposibles las discusiones y que la mayoría de ellas terminen con la estúpida frase “no comparto, pero respeto tu manera de pensar”. Es consciente de que, si el mundo se hubiera manejado siempre con esas palabras, los hombres seguirían usando arcos, flechas y piedras para sobrevivir.
Reza para no ver en ninguna parte el título: “La Argentina ganó y es mundial”. Odia soportar la algarabía callejera de pobres tipos festejando un logro lejano y ajeno, con el que llenarán su espíritu un momento de supuesta gloria, sólo para seguir siendo los mismos desarrapados cuando baje la espuma.
Espera que cuando este pobre escritor ponga su pensamiento por escrito, pasen desapercibidas y así evitar el chauvinismo que tanto mal hace a la sociedad y que tanto enloda, con suciedades inimaginables, la mente de los jóvenes cuando aparece a la izquierda de su aparato, doña.
Vamos a un corte y seguimos festejando.
©Juan Manuel Aragón
Descree, suspicaz, del poder de esos deportes para alejar a los jóvenes de otros males como las drogas, la televisión o la cumbia; es más, está seguro de que la frustración es una mala consejera para un alma en formación.
Le dan náuseas de las conferencias de prensa en que los entrenadores de los equipos que jugaron, justifican la derrota, describen el triunfo, se quejan de los árbitros, lanzan ironías groseras y sobrevuelan la inteligencia, sin aterrizar jamás sobre ella.
Le molesta, en definitiva, el culto a lo visual y descree que la Argentina sea más un país de buenos jugadores que de buenos observadores de los juegos, todos opinólogos, todos sabiondos, todos expertos. Amantes de jugar, pero solamente por televisión, les gusta mirar por la pantalla lo que no harán personalmente. Sabe que, si dice esto en conversaciones con amigos, recibirá críticas, y por eso, cada vez que puede, chicanea un poco la charla, pero luego calla y otorga.
Se conduele de la pobre situación de la Argentina, que va llevando a que sean imposibles las discusiones y que la mayoría de ellas terminen con la estúpida frase “no comparto, pero respeto tu manera de pensar”. Es consciente de que, si el mundo se hubiera manejado siempre con esas palabras, los hombres seguirían usando arcos, flechas y piedras para sobrevivir.
Reza para no ver en ninguna parte el título: “La Argentina ganó y es mundial”. Odia soportar la algarabía callejera de pobres tipos festejando un logro lejano y ajeno, con el que llenarán su espíritu un momento de supuesta gloria, sólo para seguir siendo los mismos desarrapados cuando baje la espuma.
Espera que cuando este pobre escritor ponga su pensamiento por escrito, pasen desapercibidas y así evitar el chauvinismo que tanto mal hace a la sociedad y que tanto enloda, con suciedades inimaginables, la mente de los jóvenes cuando aparece a la izquierda de su aparato, doña.
Vamos a un corte y seguimos festejando.
©Juan Manuel Aragón
Sin llegar a sentir fobia, pienso parecido a lo escrito en este artículo. Me ha gustado.
ResponderEliminarMuy bueno. Yo tampoco entendía tanto alboroto, como si con eso pudieran comprar comida !!!
ResponderEliminarComparto, Juan Manuel. En realidad lo de "no se explica", o "no entiende cómo" son frases retóricas, porque creo tener explicación para varios de esos planteos. Y supongo que la mayoría de quienes pensamos así las tenemos. Es más.......creo que quienes son poseidos por ese fanatismo incoherente son los que no tienen las explicaciones.......cuando la única respuesta que suelen esbozar es "lo que pasa es que vos no entendés que el futbol es un sentimiento"......
ResponderEliminarAnte tan profunda filosofía uno medio se queda sin argumentos.
Aclaro que disfruto el deporte competitivo, pero si le dedico 2hs de mi día a un partido, espero ver espectáculo. De preferencia espero que los goles vengan del equipo de mi preferencia, pero si después de un tiempo no pasa nada, quiero ver goles.....vengan del lado que sea.
Que maravilloso deporte es el fútbol. Y si, quienes lo juegan en la grandes ligas ganan millones gracias a la TV que lo llevó hasta los rincones más extremos del planeta. A la gente le encanta, sin fijarse lo que ganan, o si lo merecen. Es un juego perfecto, no le encuentro defecto alguno. Ni tan veloz es su desarrollo, como el basquet, ni lento. Buen invento de los ingleses, que lo desarrollaron, le fijaron reglas y lo desparramaron por el mundo occidental mientras construían ferrocarriles.
ResponderEliminarAsí es.......si se fija un poco y lee con atención, ni el artículo ni ninguno de los comentarios es una crítica al fútbol. El tema sobre el que se comenta es la impresión que le da a quien disfruta el fútbol como un entretenimiento, aquellos que lo hacen con fanatismo, falso triunfalismo y endiosamiento a sus protagonistas, mientras descuidan la atención de los temas que están llevando al país a un deterioro tal vez irreversible.
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