Ir al contenido principal

ESPECTROS El terremoto del fin del mundo

Imagen como ilustración nomás

"Esa noche la abuela se quedó despierta en el sillón hamaca que había sido del bisabuelo, tejiendo agarraderas a crochet"


En recuerdo de mi mamá, que hoy cumpliría hoy 88 años.


Fue el último verano que pasamos en la casa grande con la abuela, los primos, los tíos, los sobrinos, los novios de las chicas, las nueras, los yernos, todos. El temblor fue a la noche y por eso no pudimos disfrutarlo bien, pero luego nos entusiasmamos porque en la radio decían que dos días después siempre venía la réplica, es decir otro temblor igual o peor.
Ella fue la más encantada con la noticia. La noche que supuestamente tocaba el terremoto, dejó baldes y lavatorios en todas partes para que viéramos cómo tiritaba el agua, repartió velas y fósforos por si cortaban la luz, desparramó fuentes y ollas haciendo equilibrio sobre las mesas para sentirlo cuando llegara y antes de que nos sentáramos a comer anunció que esa la última cena porque se venía el fin del mundo.
—Pero mamá— me acuerdo que le dijo mi madre— por qué dice eso, mire si se le cumple y se nos acaba la diversión.
—Eso estoy esperando —desafió ella— que se cumpla. Hace tanto vienen anunciando que está por llegar el fin del mundo, el día más importante de toda la historia de la humanidad, ¿y lo vamos a vivir con miedo?
Los más jóvenes nos dimos a la tarea de preparar los festejos para el día siguiente, cuando todos seríamos espectros bailando sobre los escombros de un mundo hecho pedazos.
—Voy a dormir con los zapatos puestos— dijo la prima María Luisa.
—¿Por qué?
—Si hay que bailar, bailo, no tengo drama, pero que no sea arriba de los pedazos de ladrillos, las chapas de la casa, miren si me infecto o me agarra algo peor.
Todos nos reímos, siempre ha sido así María Luisa, dicen que sigue igual, pero hace años que no la veo. Cuando paso cerca de su casa siempre digo que tengo que visitarla y al rato me olvido.
Esa noche la abuela se quedó despierta en el sillón hamaca que había sido del bisabuelo, tejiendo agarraderas a crochet para la Clarita, la nieta preferida, que se casaba en marzo, según venía anunciando, pero después postergó la boda y al final no se casó nada porque a último momento el novio agarró y se le fue con otra, pobre, tan buena, tan linda, tan hacendosa.
Los chicos al principio estábamos emocionados, pero después de una hora ya no sabíamos a qué jugar del aburrimiento. Antes de la medianoche los cosos de la otra cuadra tiraron una bomba de estruendo festejando el cumpleaños de no sé quién. La vieja se alegró y pegó el grito:
—¡La Parusía!, ¡la Parusía!
Nosotros aullábamos de felicidad, mi mamá rezaba el Rosario junto a la tía Adelma, la Margarita y la Rosita Inés. La Clarita lloraba.
—¿Tienen miedo del terremoto?
—Rezamos por ustedes, estúpidos.
Después esperamos un rato más y no sé por qué, supimos que ya no iba a haber réplica del temblor. Entonces agarramos y nos fuimos a dormir desilusionados, imaginesé la bronca, después de tantos planes hermosos.
El que mejor la sacó fue el tío Pablo, que dejó dicho que no lo molestaran si venía el fin del mundo, porque al día siguiente tenía que levantarse temprano para trabajar. Pero él siempre ha sido así, ¿ha visto?, ordenado, metódico, aburrido, medio embolante.
Después nos fuimos a dormir. Al día siguiente Rubén se volvió a la ciudad y supimos que aquel racimo de parientes, sentados bajo las noches estrelladas buscando las Tres Marías, las Siete Cabrillas, el Puñal del Faraón, se estaba empezando a descuajeringar y ya nunca más estaríamos todos en aquel lugar,  salvo  para los velorios, cuando gracias a Dios, nos juntamos todos de nuevo a contar chistes, menos el fiambre, que no  participa.
El primo Jesús fue el que anunció al día siguiente, cuando nada sucedió, que nunca más en la perra vida volveríamos a vivir el último día del hombre sobre la Tierra, al menos juntos, como estábamos aquella vez. Nadie le  creyó. Pero Jesús tenía razón.
©Juan Manuel Aragón
En Malpaso, a 6 de octubre del 2022.

Comentarios

  1. Muy gracioso disfrutar un temblor !!
    Muy bueno Juan 👍
    Unplacer leerte
    Arq lopez ramos

    ResponderEliminar
  2. Me has hecho reír, Juan. Muy ocurrente. Gracias por tan bien lograda sátira.

    ResponderEliminar
  3. Gua... Y el espectro? Yo lo empecé a leer diciendo que iba a ser uno de fantasmas.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

AÑORALGIAS Santiago querido

La Secco Somera lista (a completar), de lo que hay todavía en la ciudad mágica habitada por los santiagueños, sus sueños y saudades Algunas cosas que antes sabía haber en Santiago y no hay más, se perdieron para siempre, consignadas en este sitio para que al menos quede su recuerdo. Esta lista la publiqué hace algunos años en Feibu y los amigos la completaron. 1 Helados “Kay”, más ricos no hay. 2 El auto Unión, (con motor de dos tiempos, como la Zanella). 3 Las heladeras Vol-Suar. 4 Las prohibidas del Renzi (¡Coca!, cuánto amor). 5 La bilz de Secco (la de ahora no es lo mismo, qué va a ser). 6 El Santa Ana, El Águila, empresa Robert, el Manso llegando desde el fondo del saladillo. 7 Cheto´s bar. 8 El peinado batido de las mujeres. 9 El jopo (ha vuelto, pero como mariconada). 10 La nueva ola y los nuevaoleros. 11 El Tuco Bono. 12 El departamento Matará. 13 Panchito Ovejero vendiendo billetes de lotería. 14 La Porota Alonso. 15 La Gorda de Anelli. 16 Tala Pozo. 17 Mi tata. 18 Panadería L

LEYENDA El remís con chofer sin cabeza

Imagen de Facebook de David Bukret Un misterioso auto circula por las calles de Santiago y La Banda: un caso que está dando que hablar en todos lados Un hombre detiene su motocicleta en el parque Aguirre, lleva una mujer atrás, son las 3 de la mañana. Se apean debajo de un eucalipto, justo cuando empiezan a besarse aparece un auto, un remís que los encandila y se queda parado, como esperando algo. Ella pega un grito: “¡Mi marido!”, suben de nuevo a la moto y se van. Antes de irse, el hombre observa que en el remís no hay nadie, parece vacío, pero ya ha acelerado, a toda velocidad y no se va a detener. Ha pasado varias veces, según cuentan los parroquianos en el café con nombre y apellido, en una historia que va pasando de mesa en mesa, repitiéndose todos los días con más detalles. Las mentas hablan de un remís que aparece de manera impensada, no solamente cuando detecta traiciones amorosas, sino que asustó a varios muchachos que andaban trabajando de noche en casas que no eran las suya

EVOCACIÓN El triste final de la Dama de Hierro

Mercedes Marina Aragonés El recuerdo para quien el autor de esta nota llama Dama de Hierro, algunas anécdotas y la apreciación sobre una personalidad controvertida Por Alfredo Peláez No fue el final que posiblemente soñó en sus años de poder y esplendor. Cuando el nombre Nina paralizaba hasta el más taimao. Se fue en silencio, casi en puntas de pie, como vivió sus últimos años. Muy pocos lloraron a Marina Mercedes Aragonés de Juárez, la dama que supo ser de hierro, en tiempos idos. Seguramente coqueteó en esos años con un funeral al estilo Evita, con su féretro en el salón principal de la Casa de Gobierno, o en el Teatro 25 de Mayo, y largas colas de santiagueños para darle el último adiós. Pero solo fueron sueños de diva. Nada de eso ocurrió. Los diarios santiagueños apenas se hicieron eco de su fallecimiento. Al fin y al cabo, más importante eran los 470 años del pago que ella intento domesticar a rienda corta y chicote. Quedarán miles de anécdotas que la tuvieron como protagonista.