Ir al contenido principal

CENSO La Argentina se achica

Un mundo sin niños

Entre censo y censo nacieron unos 800 mil chicos menos que los previstos, mientras en Buenos Aires la gente prefiere vivir con animales

El diario La Nación avisa que en la Argentina, entre censo y censo, nacieron cerca de 800 mil chicos menos que los previstos y que en lo que otrora era la Capital Federal, hay más perros y gatos que chicos viviendo con la gente en las casas. Hoy es normal que uno viva con su animal y no con alguien humano, digamos. ¿Un signo de los tiempos?, quizás, pero ¿quién es quién para juzgarlo?
Lo cierto es que habría que davueltar el dicho para que exprese: “Éramos pocos y no parió la abuela”, así se ajusta a una realidad que aflige. Hay gente que prefiere vivir con su perro, con su gato, con su loro, y no con su hermano, su hijo, su padre, su amigo, su novia.
Lo peor es que la información no causa perplejidad, asombro, extrañeza o sorpresa. En el fondo se estaba esperando una nota que confirmara la percepción general y es que en las ciudades hay más casas que venden alimentos para mascotas que pañaleras.
En otros países, como Japón, el fenómeno es tan marcado que han cerrado numerosas escuelas por falta de alumnos. Algo así sucede en Europa, tanto que los impuestos que pagan los católicos a su culto, se volcaron a las obras que algunas órdenes religiosas tienen en América (hay al menos un caso conocido en Santiago del Estero, de un colegio que creció gracias a la ayuda extraordinaria que le llegó de Bélgica). Lo malo es que allá se están quedando sin niños y en estos pagos empieza a suceder más o menos lo mismo.
La soledad parece ser la marca de los adultos, en un mundo que ha hecho del hedonismo su fin último, su razón de ser, el alfa y el omega de la existencia. Se vive para el placer, para el puro goce, el deleite, la complacencia, el disfrute.
Al parecer el hombre pierde su esencia espiritual, casi al mismo tiempo que se aferra, como última tabla de salvación de su alma a religiones pedestres como el yoga, el veganismo, la ecología, el feminismo, la protección de los animalitos mascoteros o sigue a cualquier gurú que prometa cualquier bien terrenal, aquí, en este mundo, si es posible ya mismo.
Dios, las religiones, los rituales, los símbolos, la iconografía, han sido reducidos a simples memes, figuritas chistosas, cuentitos de ocasión cuando se bautiza algún sobrino o se casa la hija de un vecino.
El hombre ha quedado en soledad, pero no para meditar de frente a su Dios, su religazón con él, sino frente a un espejo, en el que todos los días se mira para buscar luego, en las cosas materiales —eterno onanismo— algo con qué satisfacerse.
En ese sentido es una anécdota el hecho de que muchos consideran a sus perros, a sus gatos, una parte sustancial de su familia, que les hablen, los vistan como gente, les compren juguetes, casitas, muñecos, huesos de plástico, jabones, champús, perfumes y hasta botitas para que no se ensucien los pies. Los perros y los gatitos no son la causa de la soledad del hombre sino el vero síntoma de su propia enfermedad.
La nota de La Nación advierte sobre los peligros y oportunidades que ofrece el hecho de que la gente esté envejeciendo, pero si se observa la tristeza de la otrora pujante población japonesa, reducida a una gerontocracia administrativa, si a la Argentina le pasara lo mejor en materia económica, igualmente habría un resultado tristísimo. Porque no se trabaja con el mismo entusiasmo si todo va a terminar en uno mismo porque no hay nadie a quien legar su obra, su sonrisa, sus consejos, sus gustos por la buena música, los paisajes, la pintura, la literatura, sus ganas de vivir, su Dios y su esperanza.
Los porteños, espejo en el que se miran los argentinos, se está volviendo cada día más vieja, desgastada, arcaica, raída, sus hijos se están haciendo grandes mientras evita tener nietos a como dé lugar. Un país que necesita de mucha mano de obra de todo tipo, al menos para empezar un crecimiento en serio, se da el lujo de achicar su base de población, haciéndose cada vez más veterano, más pasado de moda, más ´dejuerzao´ dirían en el campo.
Y de yapa gagá, pero esa sería otra historia.
Juan Manuel Aragón
A 28 de noviembre del 2023, en Villa Balnearia. Yoyando lo que venga

Comentarios

  1. "Dejuerzao" vendría a ser "sin fuerza"? Pregunto. Perdón por mi ignorancia.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

FÁBULA Don León y el señor Corzuela (con vídeo de Jorge Llugdar)

Corzuela (captura de vídeo) Pasaron de ser íntimos amigos a enemigos, sólo porque el más poderoso se enojó en una fiesta: desde entonces uno es almuerzo del otro Aunque usté no crea, amigo, hubo un tiempo en que el león y la corzuela eran amigos. Se visitaban, mandaban a los hijos al mismo colegio, iban al mismo club, las mujeres salían de compras juntas e iban al mismo peluquero. Y sí, era raro, ¿no?, porque ya en ese tiempo se sabía que no había mejor almuerzo para un león que una buena corzuela. Pero, mire lo que son las cosas, en esa época era como que él no se daba cuenta de que ella podía ser comida para él y sus hijos. La corzuela entonces no era un animalito delicado como ahora, no andaba de salto en salto ni era movediza y rápida. Nada que ver: era un animal confianzudo, amistoso, sociable. Se daba con todos, conversaba con los demás padres en las reuniones de la escuela, iba a misa y se sentaba adelante, muy compuesta, con sus hijos y con el señor corzuela. Y nunca se aprovec...

IDENTIDAD Vestirse de cura no es detalle

El perdido hábito que hacía al monje El hábito no es moda ni capricho sino signo de obediencia y humildad que recuerda a quién sirve el consagrado y a quién representa Suele transitar por las calles de Santiago del Estero un sacerdote franciscano (al menos eso es lo que dice que es), a veces vestido con camiseta de un club de fútbol, el Barcelona, San Lorenzo, lo mismo es. Dicen que la sotana es una formalidad inútil, que no es necesario porque, total, Dios vé el interior de cada uno y no se fija en cómo va vestido. Otros sostienen que es una moda antigua, y se deben abandonar esas cuestiones mínimas. Estas opiniones podrían resumirse en una palabra argentina, puesta de moda hace unos años en la televisión: “Segual”. Va un recordatorio, para ese cura y el resto de los religiosos, de lo que creen quienes son católicos, así por lo menos evitan andar vestidos como hippies o hinchas del Barcelona. Para empezar, la sotana y el hábito recuerdan que el sacerdote o monje ha renunciado al mundo...

ANTICIPO El que vuelve cantando

Quetuví Juan Quetuví no anuncia visitas sino memorias, encarna la nostalgia santiagueña y el eco de los que se fueron, pero regresan en sueños Soy quetupí en Tucumán, me dicen quetuví en Santiago, y tengo otros cien nombres en todo el mundo americano que habito. En todas partes circula el mismo dicho: mi canto anuncia visitas. Para todos soy el mensajero que va informando que llegarán de improviso, parientes, quizás no muy queridos, las siempre inesperadas o inoportunas visitas. Pero no es cierto; mis ojos, mi cuerpo, mi corazón, son parte de un heraldo que trae recuerdos de los que no están, se han ido hace mucho, están quizás al otro lado del mundo y no tienen ni remotas esperanzas de volver algún día. El primo que vive en otro país, el hermano que se fue hace mucho, la chica que nunca regresó, de repente, sienten aromas perdidos, ven un color parecido o confunden el rostro de un desconocido con el de alguien del pago y retornan, a veces por unos larguísimos segundos, a la casa aquel...

CALOR Los santiagueños desmienten a Borges

La única conversación posible Ni el día perfecto los salva del pronóstico del infierno, hablan del clima como si fuera destino y se quejan hasta por costumbre El 10 de noviembre fue uno de los días más espectaculares que regaló a Santiago del Estero, el Servicio Meteorológico Nacional. Amaneció con 18 grados, la siesta trepó a 32, con un vientito del noreste que apenas movía las ramas de los paraísos de las calles. Una delicia, vea. Algunas madres enviaron a sus hijos a la escuela con una campera liviana y otras los llevaron de remera nomás. El pavimento no despedía calor de fuego ni estaba helado, y mucha gente se apuró al caminar, sobre todo porque sabía que no sería un gran esfuerzo, con el tiempo manteniéndose en un rango amable. Los santiagueños en los bares se contaron sus dramas, las parejas se amaron con un cariño correspondido, los empleados públicos pasearon por el centro como todos los días, despreocupados y alegres, y los comerciantes tuvieron una mejor o peor jornada de ve...

SANTIAGO Un corazón hecho de cosas simples

El trencito Guara-Guara Repaso de lo que sostiene la vida cuando el ruido del mundo se apaga y solo queda la memoria de lo amado Me gustan las mujeres que hablan poco y miran lejos; las gambetas de Maradona; la nostalgia de los domingos a la tarde; el mercado Armonía los repletos sábados a la mañana; las madrugadas en el campo; la música de Atahualpa; el barrio Jorge Ñúbery; el río si viene crecido; el olor a tierra mojada cuando la lluvia es una esperanza de enero; los caballos criollos; las motos importadas y bien grandes; la poesía de Hamlet Lima Quintana; la dulce y patalca algarroba; la Cumparsita; la fiesta de San Gil; un recuerdo de Urundel y la imposible y redonda levedad de tus besos. También me encantan los besos de mis hijos; el ruido que hacen los autos con el pavimento mojado; el canto del quetuví a la mañana; el mate en bombilla sin azúcar; las cartas en sobre que traía el cartero, hasta que un día nunca más volvieron; pasear en bicicleta por los barrios del sur de la ciu...