El fútbol en problemas |
Contexto. El fútbol profesional en manos de empresarios, tiene problemas a los que son ajenos los clubes. Si es privado en su totalidad puede seguir los mandatos de intereses y políticas de inversores lejanos, como los ingleses y si son mitad y mitad con sus socios, a veces el mandato es traicionado.
Protestas que comenzaron por la entrada de un inversor luxemburgués al fútbol alemán y ahora se quejan por la cuestión del dueño de la pelota
Por *Phillip Michel
del diario Tageblatt
de Luxemburgo
Pelotas de tenis, monedas de chocolate y coches teledirigidos: el fútbol profesional alemán se ha enfrentado en las últimas semanas a protestas de los aficionados, que los responsables de la asociación de la liga finalmente no pudieron contrarrestar. El miércoles decidieron suspender temporalmente la entrada de un inversor (CVC Capital Partners con sede en Luxemburgo).
Al final, las protestas ya no se referían sólo a la entrada de un inversor, al que los partidarios del acuerdo prefieren describir con el eufemismo de “socio estratégico”. Se trata más bien de la cuestión de quién es el dueño del fútbol. En Alemania existe un mecanismo que protege a los clubes de fútbol del control externo. La llamada regla 50+1 garantiza que los socios del club siempre tengan la mayoría y, por tanto, la última palabra. Esto es democrático y todo lo contrario de lo que se practica en Inglaterra, por ejemplo. Allí los clubes pueden ser propiedad de fondos de inversión y, por tanto, servir como objeto de especulación. O servir para perseguir una agenda política de los estados del Golfo.
Las protestas de los aficionados en la Bundesliga alemana se debieron principalmente al voto secreto de los clubes profesionales, en el que se vio claramente socavada la regla 50+1. A la vista: Martín Kind. Durante la votación ignoró las instrucciones de su club matriz, el Hannover 96, de votar en contra del acuerdo con los inversores. Y así violó 50+1. Como esta norma representaba una línea roja para los aficionados, se produjeron protestas y las correspondientes interrupciones del juego, lo que perturbó a todos los implicados.
¿Pero quién es el dueño del fútbol ahora? ¿Puede seguir siendo un bien común si grupos enteros de la población se mantienen alejados de él por los precios exorbitantes de las entradas y de la televisión de pago? Y, ¿realmente un jugador tiene que ganar 200 millones de euros o más al año? Lo que sí es seguro es que cada vez hay más dinero en el fútbol y cada vez gana más peso quien quiere ganar dinero con él. Esto también se aplica a Luxemburgo, donde el campeonato lo determina desde hace más de 20 años el dinero de Flavio Becca. (Nota de la redacción. Inversor inmobiliario luxemburgués y dueño de Swift Hesperange, club de fútbol profesional de Luxemburgo. Fue multado con 250.000 euros y una sentencia de prisión de dos años por malversación de fondos comerciales).
La Premier League inglesa sirve de ejemplo para la Bundesliga alemana. Aunque es, con diferencia, la liga más rica del mundo, con los mejores jugadores y, por tanto, con el fútbol más exitoso, en los años 90 la famosa cultura de los aficionados fue completamente expulsada de los estadios. Precisamente esta cultura de los aficionados es ahora el único atractivo de la Bundesliga. Ninguna otra gran liga de Europa puede ofrecer una experiencia en un estadio como ésta. Cuando se trata de marketing internacional, la cultura de los aficionados es el único activo real que el fútbol profesional alemán puede aportar.
Visto así, la decisión del miércoles fue la única acertada. No siempre es necesario estar de acuerdo con los aficionados y su elección de medios, pero los aficionados al fútbol no deberían tolerar todos los excesos del llamado "fútbol moderno".
*Philip Michel inició su carrera periodística en 1995 en el departamento de deportes. Desde hace mucho tiempo se le han confiado tareas organizativas en la redacción jefe, pero desde 2020 vuelve a trabajar como reportero.
©Ramírez de Velasco
El artículo del periodista- administrativo del club- se contradice en sus enunciados.
ResponderEliminarSe manifiesta en contra de que los clubes puedan ser adquiridos y manejados por grupos inversores, al tiempo que menciona que los que esos clubes son los más ricos y exitosos que existen. Y eso se da en todos los casos.
El ejemplo más reciente es el del club Inter de Miami que contrató a Messi. Que ha generado una franquicia que crece en tiempo récord y que está logrando por fin consolidar el fútbol en USA.
La alternativa de La Argentina de hoy es tener clubes cooptados por el gobierno, por sindicatos y por mafias, usados para lavar dinero y para disponer de matones delincuentes "barras bravas", para apretar gente, funcionarios, jueces, empresarios; lucrar con el narco tráfico y difundir la delincuencia y el miedo en los barrios.
De paso se aprietan árbitros y se arreglan los partidos. Y de paso el sistema solo favorece a clubes de las grandes capitales y condena a la indigencia a clubes del interior, a los que drena de sus jugadores. Esos clubes, unos pocos, terminan dependiendo de que el gobierno local los sostenga con propaganda política pagada con el dinero de quienes pagan impuestos, aunque no sean simpatizantes de ese gobierno ni de esos clubes. Maravilloso.
Al final de todo, lo que cuenta es si los usuarios (aficionados), tienen o no un mejor espectáculo y un fútbol en el que todos los equipos tengan iguales oportunidades de crecer y beneficiarse.
En un mundo en el que el libre mercado es el único garante de crecimiento y progreso, no le encuentro lógica al artículo del periodista burócrata que lo escribió.