Pronósticos con escritura para tontos |
Si todas las tormentas que se anuncian para Santiago llegaran de verdad, viviríamos inundados, pero eso no sucede
Los pronosticadores del tiempo debieran decir todos los días, mañana quizás llueva o quizás no llueva. Siempre es mitad y mitad o cincuenta y cincuenta. Eso de que hay un 30, un 40 o un 70 por ciento de posibilidades de lluvia, son macanas. Si las grandes tormentas que se anuncian para Santiago se cumplieran, viviríamos inundados, año redondo con el agua hasta el cogote.El tiempo es una moneda, sale cara o cruz. O llueve o no llueve. Para peor, siempre de noche, como si a las nubes les gustara jugar a las escondidas con los metereólogos. La temperatura máxima que anuncian nunca ocurre, siempre hace más calor que el anunciado. Pero nunca dicen: “Nos equivocamos, dijimos que harían 38 grados y nuestro propio termómetro marcaba 45 grados”.Quizás no lo hacen porque ellos están para comunicar el tiempo futuro, no para revisar sus yerros del pasado. Para eso estamos nosotros. A veces anuncian que lloverá el próximo jueves a la siesta, ideal para quedarse en la casa, sin los chicos, con la patrona, solos. Mejor no haga planes. Le van a fallar. Por eso si el pronóstico dice “lluvia”, juéguese y salga sin paraguas, si dice “no lloverá ni a palos”, por las dudas lleve galochas, si dice “frío” no se abrigue, y así siempre.¿Eso quiere decir que usted le acertará al pronóstico? Por supuesto que no, pero tiene tantas posibilidades de que suceda una cosa, como que pase la otra. Repito, cincuenta y cincuenta, fifty, fifty, miti y miti, dígalo como quiera.
En estos días de calor abrumador no se juegan a decir cuándo bajará la temperatura. No se animan, no lo saben y el día que tengamos que salir de campera, nos daremos cuenta recién cuando estemos por tomar el colectivo. Y los recordaremos a ellos, a sus madres, a sus abuelas, bisabuelitas, tatarabuelas, puestas en un vagón de los grandes, bien apretadas para que quepan todas. Usted entiende.
A veces hacen acordar a los chicos, ¿ha visto?, que dicen: “Adivina como se llama mi maestra”. Bueno, con ellos lo mismo: ¿A que no sabes qué tiempo va a hacer mañana? Uno dice: “Entre 23 y 35 grados de temperatura, viento del sur a 12 kilómetros por hora y 10 por ciento de probabilidades de lluvia”. Y ellos avisan que no, pero no porque sepan algo que uno ignora sino solamente para llevar la contra.
En la televisión de Buenos Aires despliegan mapas y ponen a Santiago junto con Tucumán, Catamarca, La Rioja, Salta y Jujuy. Dicen: “Buen tiempo”, y chau. Pero resulta que en Jujuy llovió un poco, en Ledesma se quería desplomar el cielo, en Humahuaca hace un año que no cae una gota, en Tucumán lloviznó, en Catamarca y La Rioja el viento norte no dejó de joder durante todo el día y Santiago siguió con algo más de calor que los días anteriores, salvo en Loreto, porque cayó un chaparrón y laguito refrescó. Pero para los porteños es todo lo mismo.
Los canales de televisión de Buenos Aires se dicen nacionales, pero ya se sabe que la Argentina termina en la General Paz: el resto es “terra incógnita”, un mar de provincias a las que indistintamente nombran como “el interior”, como si ellos vivieran afuera, en el exterior, nos miraran desde Nueva York o quién desde qué estratósfera. El pronóstico de ellos es detallado, casi barrio por barrio, por cada ciudad del conurbano. Para el resto le hacen una masa indefinida de pronósticos al tuntún, al voleo, total, esa gente “del interior”, como nos llaman, es una aglomeración amorfa que queda en otro país que no es la Argentina de verdad, donde se cocina el guiso, se corta el bacalao y está la verdad de la milanesa.
Debe ser un oficio rentable el de pronosticador, tanto como el de las adivinas de feria, que le dicen a cada uno lo que suponen que quiere oir. ¿Usted quiere que el sábado haga frío así estrena su tapado, doña?, el sábado hará frío. ¿Está conforme con el calor porque este año no compró campera?, hará calor nomás. No se preocupe, también lo podrían hacer personalizado. En estas épocas de escasez, todo vale.
En tiempos de sequía, dicen que hará buen tiempo si no lloverá, justamente cuando los campesinos están esperando que el tiempo les traiga agüita, y mucha, de ser posible, para ellos el buen tiempo es una buena tormenta. Si un fin de semana de verano el sol caerá a pique, también dicen que serán días magníficos, sobre todo para los veraneantes de la Costa. A pocos kilómetros de ahí un cosechero de papas sudará la gota gorda, quizás oyendo la misma radio en que el espíquer se alegra porque se calcinará en esos campos sin reparo, húmedos y malsanos.
Si esta fuera una crónica para dar consejos, le diría que, antes que nada, para hacer un pronóstico del tiempo debe decir siempre que en verano hará calor y en invierno refrescará, hay un 50 por ciento de posibilidades de que llueva, a la noche estará oscuro y el día estará radiante o por lo menos se verá clarito.
Lo demás, qué quiere que le diga, es puro verso.
Juan Manuel Aragón
A 28 de marzo del 2024, en el Chujchala, Termas. Soportando el calor.
©Ramírez de Velasco
En estos días de calor abrumador no se juegan a decir cuándo bajará la temperatura. No se animan, no lo saben y el día que tengamos que salir de campera, nos daremos cuenta recién cuando estemos por tomar el colectivo. Y los recordaremos a ellos, a sus madres, a sus abuelas, bisabuelitas, tatarabuelas, puestas en un vagón de los grandes, bien apretadas para que quepan todas. Usted entiende.
A veces hacen acordar a los chicos, ¿ha visto?, que dicen: “Adivina como se llama mi maestra”. Bueno, con ellos lo mismo: ¿A que no sabes qué tiempo va a hacer mañana? Uno dice: “Entre 23 y 35 grados de temperatura, viento del sur a 12 kilómetros por hora y 10 por ciento de probabilidades de lluvia”. Y ellos avisan que no, pero no porque sepan algo que uno ignora sino solamente para llevar la contra.
En la televisión de Buenos Aires despliegan mapas y ponen a Santiago junto con Tucumán, Catamarca, La Rioja, Salta y Jujuy. Dicen: “Buen tiempo”, y chau. Pero resulta que en Jujuy llovió un poco, en Ledesma se quería desplomar el cielo, en Humahuaca hace un año que no cae una gota, en Tucumán lloviznó, en Catamarca y La Rioja el viento norte no dejó de joder durante todo el día y Santiago siguió con algo más de calor que los días anteriores, salvo en Loreto, porque cayó un chaparrón y laguito refrescó. Pero para los porteños es todo lo mismo.
Los canales de televisión de Buenos Aires se dicen nacionales, pero ya se sabe que la Argentina termina en la General Paz: el resto es “terra incógnita”, un mar de provincias a las que indistintamente nombran como “el interior”, como si ellos vivieran afuera, en el exterior, nos miraran desde Nueva York o quién desde qué estratósfera. El pronóstico de ellos es detallado, casi barrio por barrio, por cada ciudad del conurbano. Para el resto le hacen una masa indefinida de pronósticos al tuntún, al voleo, total, esa gente “del interior”, como nos llaman, es una aglomeración amorfa que queda en otro país que no es la Argentina de verdad, donde se cocina el guiso, se corta el bacalao y está la verdad de la milanesa.
Debe ser un oficio rentable el de pronosticador, tanto como el de las adivinas de feria, que le dicen a cada uno lo que suponen que quiere oir. ¿Usted quiere que el sábado haga frío así estrena su tapado, doña?, el sábado hará frío. ¿Está conforme con el calor porque este año no compró campera?, hará calor nomás. No se preocupe, también lo podrían hacer personalizado. En estas épocas de escasez, todo vale.
En tiempos de sequía, dicen que hará buen tiempo si no lloverá, justamente cuando los campesinos están esperando que el tiempo les traiga agüita, y mucha, de ser posible, para ellos el buen tiempo es una buena tormenta. Si un fin de semana de verano el sol caerá a pique, también dicen que serán días magníficos, sobre todo para los veraneantes de la Costa. A pocos kilómetros de ahí un cosechero de papas sudará la gota gorda, quizás oyendo la misma radio en que el espíquer se alegra porque se calcinará en esos campos sin reparo, húmedos y malsanos.
Si esta fuera una crónica para dar consejos, le diría que, antes que nada, para hacer un pronóstico del tiempo debe decir siempre que en verano hará calor y en invierno refrescará, hay un 50 por ciento de posibilidades de que llueva, a la noche estará oscuro y el día estará radiante o por lo menos se verá clarito.
Lo demás, qué quiere que le diga, es puro verso.
Juan Manuel Aragón
A 28 de marzo del 2024, en el Chujchala, Termas. Soportando el calor.
©Ramírez de Velasco
Ansina es, don Juan.
ResponderEliminarAunque por ahí se lee que andan provocando tormentas...los traviesos no faltan. 🙏
ResponderEliminarAunque ud no lo crea, era un programa que nos fueron preparando para saber que en las mesas paneles se va a hablar como diciendo que se sabe para que no digan que estudió sabiendo. En temas de climas, como de economia, o de política sin partidos advertidos de que color es el arco iris de las conveniencias. Total después de la lluvia sale el sol y así gracias a la naturaleza pueden discurrir sin que se note que las técnicas están con las sensaciones para el que recibe o da la noticia
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