Escenas de pánico en Alsina 850 |
El 4 de noviembre del 2007 mueren 39 reclusos en la cárcel de Alsina 850, luego de un incendio intencional, en un frustrado intento de fuga
El 4 de noviembre del 2007 murieron 39 reclusos en la cárcel de Alsina 850. Fue luego de un incendio intencional, en un frustrado intento de fuga.El incidente comenzó la noche del domingo con un motín en el pabellón 2 del Penal de Varones, cuando un grupo de internos intentó escapar, desencadenando una cadena de acontecimientos que culminó en el incendio intencionado de colchones. Este acto desesperado provocó un rápido y descontrolado avance de las llamas, consumiendo partes significativas de la estructura.Las autoridades penitenciarias, junto con el personal de emergencia, enfrentaron enormes desafíos para contener la situación y evacuar a los reclusos afectados. Con el suministro eléctrico y de agua cortado en todo el recinto, la labor de los bomberos y médicos se vio obstaculizada, exacerbando la gravedad de la situación.
El caos dentro y fuera de la cárcel era palpable. Familiares de los internos, desesperados por las noticias, se congregaron en las cercanías del centro penitenciario, y la falta de información oficial provocó tensiones y disturbios. La Secretaría de Derechos Humanos del Obispado de Santiago del Estero intervino para proporcionar apoyo y asistencia a los afectados, intentando mitigar los temores de quienes buscaban desesperadamente noticias.
El sacerdote Sergio Lamberti, director de esta secretaría, se convirtió en un puente crucial entre los reclusos atrapados y sus familias, utilizando un megáfono para comunicar nombres y estados de los internos afectados por el incendio. Esta comunicación improvisada, en medio del caos, fue vital para tranquilizar en parte a los familiares y coordinar esfuerzos de rescate.
Rodolfo Camaño, director de la cárcel, confirmó que tanto celadores como internos resultaron heridos y fueron trasladados a hospitales locales para recibir tratamiento médico urgente. En paralelo, decenas de cuerpos sin vida fueron transportados a depósitos forenses, reflejando la magnitud de la tragedia que sacudió a la comunidad local y más allá.
El gobierno provincial prometió investigar para aclarar las circunstancias que llevaron a este trágico desenlace. Mientras tanto, la policía local se vio obligada a intervenir con balas de goma para contener los enfrentamientos entre familiares de los reclusos y las fuerzas de seguridad, que intentaban mantener la calma y el orden en medio del caos emocional y físico.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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