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MODERNIDAD Pro y contra de la inteligencia artificial

Sulky

Un nuevo invento siempre causa temor en mucha gente, sobre todo porque siempre hay alguien que quedará sin trabajo

Cada invento trajo a la humanidad cientos de beneficios y la misma cantidad de perjuicios, el fuego viene sirviendo desde el comienzo de los tiempos, tanto para calentarse como encender un cohete o incendiarle la casa al vecino. La rueda tiene tantos usos que no se pueden nombrar uno por uno: basta decir que sirve en la guerra, en la paz, en la noche cerrada, en el día más diáfano y alrededor del mundo no hay pueblo conocido que no sepa de sus obvios milusos.
Como todos, la inteligencia artificial se supone que será uno de los inventos que provocarán un cambio en la humanidad en todos los sentidos, como los anteriores. Hay gente que hoy en día sigue teniendo miedo a la internet pues supone, con mucha razón, que dejó sin trabajo a cientos de hombres alrededor del mundo. Pero también quedó mucha gente sin empleo el arado mancera, que terminó con el oficio de sembrar haciendo un hoyito en el suelo con un palo, dejando una semilla, pero a su vez morigeró el hambre de cientos de pueblos de la antigüedad.
Por lo pronto, hay escuelas que en vez de maestros apelan a la inteligencia artificial para preparar a sus alumnos. Es posible que cuando el invento llegue a Santiago, haya gremios docentes que se opongan a que una máquina imparta las clases. Aunque chillen, griten, pataleen, hagan marchas y jornadas de reflexión, con sindicatos o sin ellos, el nuevo invento los terminará pasando por encima, de la misma manera que los buques a vapor terminaron con las carabelas movidas por el viento.
Hay y hubo grandes inventos o un compendio de muchos, como en un camión Mercedes Benz, en el que se cruzan diversas tecnologías aplicadas a las ruedas, el motor, la caja, la cabina, los instrumentos y hasta el aparato con el que oye música su chofer, la cama en que duerme en los caminos, el posicionador satelital que lo ubica dondequiera que vaya. Y otros pequeños, como la llavecita con que se abría el corned beef (digalé cornebé si va al pago, así le entienden), que solucionaron la tarea de sacar la comida de la lata con cuchillo y mucho riesgo de cortarse las manos en el intento
Dicen que ya hay inteligencias artificiales que se dan cuenta de lo que no ven los médicos, como que, en una mamografía, observan un pequeño puntito, casi invisible al ojo humano y dicen: “Ahí habrá dentro de tal tiempo, un quiste maligno, mejor extirparlo ahora”. Con lo que aplicada a la medicina podría estirar la vida del habitante común de la tierra quizás hasta los 120 años, con salud y ganas de seguir tirando.
Los arquitectos podrían diseñar una casa y que la inteligencia artificial la corrija, ya sea para tener más luz en todos los ambientes, para evitar el sol en sus ventanas, para mejorar el cálculo estructural, para optimizar el uso de la electricidad, del gas o la televisión. Tal vez el trabajo de los arquitectos, para ese entonces, se habrá modificado y sean los intérpretes de lo que quieren quienes les encargan las obras. Pero tal vez una máquina haga todo, desde el estudio del suelo, los planos y hasta se haya automatizado completamente la construcción. Y desaparezcan los arquitectos, de la misma manera que un día no hubo más talabarteros vendiendo aperos, sulkys o carros en las ciudades de todo el mundo.
Lo que muchos dan por sentado es que empezarán a desaparecer los abogados, pues la inteligencia artificial prescindirá de ellos para la interpretación y buen uso de las leyes. Sería de lamentar la extinción de los abogados, dice uno, que tiene muchos amigos que sirven a la justicia desde sus bufetes. Pero a la vez sería una muy buena nueva que no haya más jueces, juzgados, tribunales, magistrados, su señoría, audiencias, téngase por presentado a los efectos que marca la ley, será justicia, el expediente que se tramita por cuerda separada y toda la parafernalia (el infierno), de un lenguaje atroz, que viene de hace tres siglos y contando.
En una de esas la vida de los hombres se convierta en la búsqueda de la mejor y más moderna máquina de inteligencia artificial, así como ahora hacen lo que sea para tener el último teléfono de mano. Los viejos se quedarán con los aparatos antiguos. Sin ir más lejos, este escrito figura en un blog, una plataforma que empezó y estuvo muy de moda en el 2006, antes que se popularizara Facebook y después de los foros.
Endemientras, el mundo está llegando, a pasos agigantados a la era post TikTok y, seguramente ya está inventado lo que ha de estupidizar al alegre tontaje juvenil en el 2030, con más eficacia. Tal vez la inteligencia artificial es un nuevo invento de la rueda que viene a hacer más fácil la vida de los hombres y los lanza a otros desafíos de la ciencia, la técnica, el pensamiento, la especulación, el cálculo, la sistematización de las actividades, del trabajo, del ocio, los viajes y hasta el mismo amor.
Muchos tienen miedo de que en realidad sea una nueva bomba atómica con efectos más devastadores que cien Hiroshimas y debamos pasarnos los próximos 100 años intentando desactivarla para no causar la muerte de la humanidad entera, como ahora. Media docena de países tienen en sus manos la posibilidad de una cruel equivocación que los podría llevar a apretar el botoncito equivocado y terminar con todo lo que existe. (Había un cuento que hablaba de un cablecito que se recalentaba con el sol en el desierto del Mojave en Arizona y, al ser tocado por una lagartija, encendía las alarmas de un ataque nuclear ruso sobre Estados Unidos, o algo así).
Lo cierto es que todo lo que hizo el hombre desde que ideó el garrote, puede ser usado para bien o para mal: ya sea para matar animales y conseguir proteínas para él, construir un bastón para el anciano de la tribu o matar al hermano bueno porque envidiaba el amor que Dios le profesaba.
En una de esas la inteligencia artificial advierte que en tu casa es hora i´mate y te lo trae calentito y recién hecho, al patio en que ceba mate la patrona, un rico y calentito chipaco. Con chicharrón crujiente.
Es posible que, si alguien guarda este escrito y lo saca a relucir dentro de cincuenta años, se ría a las carcajadas al leerlo. Pero podría suceder también que, para ese tiempo, ya nadie sepa leer ni escribir, porque no es necesario, se inventó la telepatía o algo.
Juan Manuel Aragón
A 31 de enero del 2025, en Alto Alegre. Chalaneando un mancarrón.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. Hay lugares donde haría falta algún tipo de inteligencia, natural o artificial. Por ejemplo, para diseñar el techo de la terminal sin efecto invernadero. Hay muchos ejemplos más, por supuesto, como la mínima inteligencia necesaria para transportar algo por las calles.

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