Al centro, el cardenal Robert Sarah |
El cardenal africano dijo que la Misa Tradicional tiene 1600 años y terminar con ella sería “un insulto a la historia de la Iglesia y a la Santa Tradición”
En Infovaticana
El cardenal guineano Robert Sarah se pronunció contra el plan de acabar definitivamente con la Misa tradicional, al recordar que tiene 1600 años y es la que han celebrado muchos santos como “san Padre Pío, san Felipe Neri, san Juan María Vianney (el Cura de Ars), san Francisco de Sales, san Josemaría Escrivá”. Aseguró que se trata de un proyecto que es “un insulto a la historia de la Iglesia y a la Santa Tradición, un proyecto diabólico que querría romper con la Iglesia de Cristo, de los Apóstoles y de los Santos”.Señaló que Benedicto XVI recordó que “el Concilio Vaticano I no definió en absoluto al Papa como monarca absoluto, sino, al contrario, como garante de la obediencia a la Palabra transmitida: su autoridad está ligada a la tradición de la fe: esto vale también en el ámbito de la Liturgia”.Estas declaraciones las hizo durante la presentación de su libro “¿Dios existe?”, en Milán, el lunes pasado, en un acto organizado por la Brújula Cotidiana y la Bussola Mensile.
El medio italiano la Brújula Cotidiana ha publicado amplios trozos de la intervención del cardenal Sarah en la presentación del libro en que abordo con valentía y sin complejos varios asuntos delicados y de máxima actualidad.
En la presentación de su nuevo libro, Sarah, que ha sido prefecto del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos denunció que “se está configurando una dictadura del relativismo, que no reconoce nada como definitivo y que sólo deja como medida última el yo y sus apetencias”. Hizo un llamado urgente a “recuperar el sentido de la adoración y de la postración con fe y asombro ante el misterio de Dios”. Sostuvo que “la pérdida del valor religioso de arrodillarse y del sentido de adoración a Dios es el origen de todos los incendios y crisis que sacuden al mundo y a la Iglesia, de la inquietud e insatisfacción que vemos en nuestra sociedad”.
Defendió en su ponencia la centralidad de la Santa Misa en la vida del cristiano asegurando que “la Eucaristía es la fuente de la misión de la Iglesia” y por eso reclamó que “la Santa Misa celebrada en las lenguas nacionales no debe perder nunca el sentido de lo sagrado y no debe traicionar nunca la palabra del Señor Jesús”. Recordó que “la Santa Misa no es una reunión social para celebrarnos a nosotros mismos y nuestras hazañas, no es un despliegue cultural, sino el recuerdo de la muerte y resurrección del Señor”.
Insistió en que la misión de la Iglesia ha sido siempre la salvación del alma de los hombres y por eso ha tenido como prioridad la evangelización. Por ello, el cardenal Sarah ha subrayado que “no podemos permitir que los poderes de este mundo, tanto si se expresan como gobiernos nacionales o supranacionales (pensemos en la ONU y sus ramificaciones; en pactos militares de defensa que luego se convierten en ofensivos) dicten agendas utilitarias e inhumanas. Desconfiemos de la nueva ética globalista promovida por la ONU; ¡desconfiemos de la ideología de género!”.
En ese sentido, el cardenal ha advertido que “no debemos mutilarnos para realizarnos según nuestros sentimientos o tendencias, de un modo distinto al que Dios ha hecho de nosotros” ya que Dios nos creó varón y mujer a su imagen y semejanza.
Citó a Benedicto XVI quien dijo que “lo que era sagrado para las generaciones anteriores, sigue siendo sagrado y grande también para nosotros, y no se puede prohibir de repente o incluso juzgado perjudicial”.
Ramírez de Velasco®
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