Ir al contenido principal

ESPEJO Blancas arenas

Playa, mujeres, cocoteros

“En una de las mesas de la vereda de un bar que parece muy antiguo, hace señas al camarero de que quiere un vino blanco, bien helado”

El hombre piensa en una playa de arenas blancas, repleta de hermosas mujeres y alguna que otra palmera que aquí y allá, hacen que la vista sea más agradable. Un suave sol, como el de este otoño en Santiago, quiere calentar el ambiente feliz, mientras allá a lo lejos la mar conversa con un solitario velero. Una chica envuelta en un pareo le trae una naranjada dentro de una piña, artísticamente colocado. Las chicas en pareo son las mozas del hotel en que se hospeda, todas morochas como a él le gustan, bellísimas bajo sus negras pestañas.
Ahora camina por los alrededores del hotel, es un pueblito de pescadores que hablan un idioma que no entiende, salpican algunas palabras con algo de inglés y francés. Pareciera que el tiempo lleva otra manera de mover las cosas en esa isla del otro lado del mundo. El hombre tiene puestas sus alpargatas blancas y un sombrero de paja que compró en un puesto callejero el primer día de su estadía.
En una de las mesas de la vereda de un bar que parece muy antiguo, hace señas al camarero de que quiere un vino blanco, bien helado, "frappé", le dice al otro y parece entenderle. Sentado a la orilla de la calle principal y única del pueblo, se regodea con los movimientos de las mujeres que vienen y van del mercado, siente el olor a sal del mar, adivina el amor que llevan escondido las muchachas y observa sin ganas un perro callejero, un choco cualquiera tan parecido a los de Santiago. “Hasta debe ladrar igual”, piensa. Luego se ríe de sus cavilaciones.
Escondido tras el pórtico de una iglesia católica, descubre a un mendigo que pide dinero a los turistas. No entiende lo que dice, pero comprende lo que hace ese hombre, en una isla del paraíso, al otro lado del mundo, lleva en la mirada sus mismos e idénticos sueños: un hombre piensa en la playa de un río con aguas tibias, repleta de hermosas mujeres bajando desde una ciudad antigua y luminosa. Pide dinero para ser otro, o tal vez él mismo, en otro lugar, en el mismo sitio, al otro lado del mundo, en una paradisíaca isla del Pacífico o quizás a la vuelta de la esquina nomás.
Pero quién sabe, ¿no?
Juan Manuel Aragón
A 24 de marzo del 2025, en Alsina y Roca. Esperando el Chumillero.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. ¿Sindrome de Ulises?
    El síndrome de Ulises, también conocido como síndrome del emigrante con estrés crónico y múltiple, se trata de un fuerte malestar emocional que viven las personas que han tenido que dejar atrás el mundo que conocían en situaciones extremas. Es un cuadro psicológico que sufren millones de personas en el mundo. El nombre se inspira en el héroe mítico Ulises, el cual vivió innumerables adversidades y peligros lejos de sus seres queridos. Se calcula que en España, por ejemplo, hay unas 800 000 personas afectadas por ese síndrome.
    Los estresores más importantes son: la separación forzada de los seres queridos que supone una ruptura del instinto del apego, el sentimiento de desesperanza por el fracaso del proyecto migratorio y la ausencia de oportunidades, la lucha por la supervivencia (dónde alimentarse, dónde encontrar un techo para dormir), y en cuarto lugar el miedo, el terror que viven en los viajes migratorios (pateras, ir escondidos en camiones…), las amenazas de las mafias o de la detención y expulsión, la indefensión por carecer de derechos, etc.
    NOTA:LOS INMIGRANTE EUROPEOS ALGUNOS QUE INGRESARON A NUESTRO PAIS,PERDIERON TODO,CASA,FAMILIA,SUFRIERON HAMBRE,VIOLACIONES,PRISIONES,TANTO ES ASI QUE NO QUISIERON VOLVER NUNCA A SU PATRIA

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

BALCEDO Otro país crecía a su alrededor

Bobadal hoy, visto desde el satélite Brevísima historia de un hombre que forjó un pueblo lejano desde un almacén a trasmano del mundo El hombre se llamaba Balcedo Santillán. Era el dueño del almacén “El luchador”, en el lejanísimo Bobadal, pueblo que estuvo mucho tiempo a trasmano del tren, de las principales rutas y caminos, de los ríos y arroyos, con decir que ni los aviones surcaban su cielo. Nada pasaba por ahí, salvo camiones llevando leña, el ómnibus de la empresa Piedrabuena, carros cañeros, los sulkys en que se manejaban los vecinos y algún viajero que caía por ahí rumbo a otra parte. Alguien dijo alguna vez que los vecinos vivían tras los ancochis, protegiéndose de las inmensas nubes de tierra que dejaban los vehículos de cuatro ruedas. Que honraban su nombre muy bien puesto: “bobadal”, tierra suelta. Balcedo estaba ahí desde mucho antes de que el gobierno loteara el lugar y trazara las calles, algunas de forma arbitraria, pues cruzaban por el medio del patio de algunas casas....

LIBRO Magui Montero partió su alma

Magui Montero al centro, a la izquierda Manuel Rivas, a la derecha, Marcela Elías La presentación de un libro de poesías convocó a un nutrido grupo de amigos y admiradores Por Juan Gómez Fue el miércoles a la caída del sol. Café-Librería “Bellas alas”. Magui Montero presentó su libro “Hasta partir el alma”. De pronto las mesas se cubrieron de flores multicolores (mujeres) que ofrecieron alegría y ruido. Lluvias de ideas entrelazadas entre sí: “Interpela / herida social / mar de la vida / ternura extraviada / intento de reparar / la fuerza de la esperanza / la poesía una forma de escuchar que empieza con la palabra / el papel me reclama que escriba / habla una parte del alma”. La idea de la presentación de su obra literaria, Maqui quiso que tomáramos nota que está en contacto con su alma. Un refrán francés dice que “la gratitud es la memoria del corazón”. Tras sus palabras uno comprende que la vida apura y no tiene tiempo. Quiere encontrar lo extraordinario en lo cotidiano. Escogió es...

ALTO EL FUEGO Cuando el odio es un negocio

El mundo civilizado apoya lo incivil A muchos no les gusta lo que está sucediendo en estos momentos en el Oriente Cercano, Israel y Gaza, vea por qué Por Natalio Steiner desde Raanana, Israel Se logró el acuerdo. El fuego se detuvo. Y de golpe, silencio. Ni marchas, ni carteles, ni lágrimas de alivio. La paz llegó… y a muchos parece que no les gustó. “Habría esperado que las calles de Europa y los campus del mundo estallaran de alegría por el fin de lo que durante meses llamaron ‘genocidio’”, dijo Naftali Bennett, ex ministro israelí. Pero no pasó. Porque su causa nunca fue la vida de los palestinos. Fue el odio a Israel. La oportunidad de sentirse moralmente superiores sin entender nada. Durante meses repitieron lo que les dictaban desde los bunkers ideológicos, sin una idea propia, sin un dato, sin contexto. Ahora que el fuego se apaga, se apaga también su utilidad. Ya no hay cámaras, ni trending topics, ni víctimas que mostrar. Y sin eso, no hay negocio. La paz los deja sin discurso...

María Corina Machado obtiene el Nobel de la Paz

María Corina Machado Una luchadora incansable por la libertad y la justicia en un país bajo la opresión del socialismo En un mundo en que la oscuridad del autoritarismo se extiende como una sombra implacable, la noticia de que María Corina Machado ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025 ilumina el horizonte con esperanza renovada. Anunciado hace un rato en Oslo por el Comité Noruego del Nobel, el galardón reconoce su incansable labor por promover los derechos democráticos del pueblo venezolano y su lucha por una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia. Nacida en Caracas en 1967, Machado, ingeniera industrial de formación, ha transformado su herencia de liderazgo en un faro de resistencia civil ante la opresión del socialismo. Desde sus inicios en la política, ha encarnado la valentía frente a la opresión. Fundadora del partido Vente Venezuela en 2012, unió fuerzas opositoras en la alianza Soy Venezuela, demostrando que la unidad es el arma más poderos...

VIDALA Retumban ecos perdidos

Rosas en un billete de 20 pesos Lo que alguna vez fue un sueño regresa en silencio, como si el tiempo no hubiera pasado sobre aquellas noches Cuando llegaba la noche, le venía a la memoria una antigua vidala que cantaba despacito para no despertar alucinaciones pasadas. No recuerdo la letra, sólo sé que nombraba a una mujer, pero casi todas las vidalas llaman un amor que desertó. A esa hora ya estaba en marca la revolución que soñábamos. Habíamos designado ministros, teníamos firmados los decretos que anticipaban la aurora que se vendría y planeábamos algunos pequeños gustos que nos daríamos cuando estuviéramos instalados en la cima del poder, como salir a tomar café al mismo bar de siempre o mandar a comprar sánguches de milanesa en el mercado Armonía —porque gobernaríamos desde Santiago— y convidar a todo el mundo durante una deliberación de gabinete. Al llegar la fortuita, incierta hora en que la reunión estaba tan linda que uno no sabía si acostarse para luego levantarse baleado o ...