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En Balcarce anduvo en la desflorada; en Catamarca y La Rioja para el tiempo de la aceituna, Mendoza y San Juan, la uva
Antes de romper el alba aparta las colchas, silenciosa y sin pereza. Se viste, después de lavarse a las apuradas, agarra los tachos, la manea, el lazo, y enfila para el corral. Primero mete las vacas. Después va soltando, uno a uno, los terneros. Cuando toman el apoyo los ata en el algarrobo y ordeña baquiana, con una precisión que le llega en la sangre. Todas las mañanas igual, de lunes a lunes, de marzo a octubre. El verano no sirve, dice, porque el calor la echa a perder.Al volver despierta a los chicos para que vayan a la escuela. Ellos creen que es natural que haya tortilla o pan y una taza de leche caliente a la que a veces le arrima un leve color café con la cascarilla que compra en el pueblo si le sobran algunas monedas.Él anda de cosecha en cosecha, a veces regresa con plata, otras ocasiones no gana mucho, deja lo poco que ha ganado en la caja del hueco detrás del ropero y consigue una changa para no andar de balde en el pago. En Balcarce anduvo en la desflorada; en Catamarca y La Rioja para el tiempo de la aceituna, Mendoza y San Juan, la uva.
Conocido es cuando está por irse a la cosecha porque llena la casa de gallinas, pavos, chanchos: carne que tendrán los hijos hasta su regreso. Ha prohibido a la mujer que ande firmando en los bolicheros. “Si necesita algo, liquide los chanchos, venda la mula y la zorra si quiere, pero no deje su nombre ni el mío en una libreta de almacén”. Es la única recomendación que deja cada vez que hace su monito para mandarse a mudar otra vez.
Aprendieron a amarse en la distancia, con un cariño que no conoce la vida moderna, por eso en poco tiempo la casa estuvo llena de huilis, buenos alumnos, guapos, alegres. Si Dios quiere, cuando tengan edad y se pongan duritos, los va a llevar para que le den una mano en Chilecito, un lugar que se llamaba Corralitos en Mendoza, Serodino en Santa Fe o en una sierra que recuerda de la provincia de Buenos Aires.
Cuando enfila para el corral ella piensa en la vida que le ha tocado, todos los días lo mismo, todos los días lo mismo, todos los días lo mismo. Ruega a la Virgen que los chicos sigan sanitos y que hueveen las gallinas, así cambalachea en la villa por un cuaderno que le han pedido al mayor o alpargatas para la otrita. Y suspira.
Juan Manuel Aragón
A 22 de marzo del 2025, en el sector El Alto, Las Termas. Juntando chamiza.
Ramírez de Velasco®
Soy Pilpinto Santos y ese cuento ya lo sabía. No va creé si le cuento don_ pero yo mi cansao de carneriar a guapos esos que se hacen llamar golondrinas . Yo soy un flor deTordo , mi torito me dicen las chinas.
ResponderEliminarDesagradable comentario.
EliminarPuede que sea verdad lo de Pilpinto, aún así no valía la pena conocerla.
EliminarSeeeeee,che Pilpinto Santos,deja de alardear,tal como tu nombre "Flor De Mariposon pingueril ahi de ser tu" ¡¡¡¡
Eliminar¿Qué es el pilpinto?
1. m. Bo:O,C. Mariposa.