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El dique de Las Termas |
El 2 de abril de 1958 comienza la construcción del dique de Las Termas de Río Hondo, obra monumental en la frontera de Tucumán y Santiago del Estero
El 2 de abril de 1958 comenzó a construirse el dique de Las Termas de Río Hondo. Es una obra monumental ubicada en la frontera de las provincias de Tucumán y Santiago del Estero, y representa un hito crucial tanto para la mitigación de crecidas como para el suministro de agua potable y riego, la generación de energía hidroeléctrica, el fomento del turismo y el desarrollo de la vida acuática.Debe su nombre a que, durante mucho tiempo, antes de construirlo, se discutía acerca del lugar de su emplazamiento, quienes sostenían que era mejor aguas abajo, en El Sauzal, querían un dique lateral, los partidarios del lugar en que se lo emplazó, pretendían que fuera frontal.Este imponente embalse, cuyo lago se divide equitativamente entre ambas provincias, recibe el agua de Tucumán, alimentándose principalmente del sistema del Aconquija a través de los ríos Salí, Gastona, Medina, Mayo y Marapa.
El proyecto tuvo sus primeros avances durante el gobierno de Juan Domingo Perón en 1952, cuando se asignó a un grupo de investigadores para extraer muestras del suelo en el terraplén actual del embalse, abarcando el área que se convertiría en el espejo de agua de 33.000 hectáreas cubiertas. Estas muestras fueron analizadas en Buenos Aires, marcando el inicio de la planificación detallada para la construcción del dique. Durante años, el equipo de investigación vivió en la antigua ciudad de Río Hondo, ahora sumergida bajo las aguas del lago.
La licitación internacional para la construcción del dique se convocó el 20 de noviembre de 1957, con la participación de diversas propuestas, y la empresa Panedile fue la adjudicataria elegida. Las obras comenzaron el 2 de abril de 1958 con la colocación de la piedra basal, marcando el inicio de un proceso constructivo que culminaría en la inauguración del embalse el 15 de septiembre de 1967 por el presidente Juan Carlos Onganía, tras quince años de arduo trabajo.
El dique se extiende a lo largo de 4.325 metros, combinando una estructura de terraplén y un muro de hormigón armado diseñado para embancar las aguas del río Dulce y formar un vasto embalse que regula el flujo de agua. El terraplén, con una longitud de 4,119 metros, se conecta de manera integral con el muro de hormigón, que incluye una estructura de contrafuertes de 206 metros de largo, una base de 42.50 metros y una altura máxima de 30 metros.
En el sector de hormigón armado se encuentran ubicadas las válvulas que regulan el flujo de agua hacia las turbinas, las compuertas de control y la central hidroeléctrica, esta última operativa desde 1976, contribuye a la generación de energía limpia en la región. El murallón del dique no solo separa el lago El Frontal del cauce del río Dulce, sino que también sirve como hábitat vital para una rica biodiversidad acuática, albergando especies de peces y aves acuáticas como garzas y patos.
Además de sus funciones hidroeléctricas y de control de inundaciones, el dique juega un papel crucial en el desarrollo económico y social de la región. Proporciona riego a más de 350.000 hectáreas de tierras agrícolas circundantes, asegurando la producción agrícola y el sustento de numerosas comunidades locales. Asimismo, su capacidad para regular el caudal del río Dulce ha sido fundamental para proteger áreas urbanas como las Termas de Río Hondo de posibles inundaciones catastróficas, garantizando la seguridad y el bienestar de los habitantes.
Desde el puente carretero de acceso por la ruta 9, se contempla la imponente estructura del dique, testimonio tangible del ingenio humano y su capacidad para manejar y aprovechar los recursos naturales de manera sostenible. Este dique no solo representa un logro técnico y arquitectónico destacado en Argentina, sino que también simboliza el compromiso continuo del país con el desarrollo infraestructural responsable y el uso eficiente de sus recursos hídricos para el beneficio de las generaciones presentes y futuras.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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