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El 25 de abril de 1968 fue avistado “El Enano de Carlos Paz”, un ser de unos 70 centímetros de alto que conmovió a los vecinos
El 25 de abril de 1968 se avistó una figura pequeña en Villa Carlos Paz. Se lo apodó “El Enano de Carlos Paz” y conmovió a los vecinos. Fue descrito como un ser de aproximadamente 70 centímetros de altura, con piel de tonalidad verdosa y ojos brillantes que emitían un resplandor notable en la oscuridad. Los testigos afirmaron que se movía con rapidez y agilidad, apareciendo y desapareciendo en las cercanías del lago San Roque.Los primeros relatos surgieron de vecinos que aseguraron haberlo visto durante la noche, en lugares próximos a la costa del lago y en las partes boscosas circundantes. Según los testimonios recopilados, el ser no emitía sonidos ni intentaba interactuar con la gente, limitándose a observarla desde cierta distancia antes de esfumarse entre la vegetación o las sombras.Hubo quienes describieron su figura como humanoide, con extremidades delgadas y una cabeza desproporcionadamente grande en relación con su cuerpo. Otros mencionaron que su desplazamiento era tan veloz que dificultaba seguirlo con la vista.
El caso llegó a los medios locales, y el diario Los Principios, de Córdoba, dedicó varias notas al fenómeno durante ese mes. Las autoridades de Villa Carlos Paz recibieron denuncias formales de vecinos que exigían una investigación, pero no se encontraron pruebas físicas como huellas, restos o fotografías que respaldaran los avistamientos.
La policía del lugar realizó patrullajes en las partes señaladas, especialmente en el perímetro del lago San Roque, sin hallar indicios concretos del supuesto enano.
Los reportes se concentraron en un período breve, en 1968, y abarcaron testimonios de personas de distintas edades y ocupaciones, entre ellos pescadores, turistas y vecinos permanentes. Algunos testigos aseguraron haberlo visto en más de una ocasión, siempre en horarios nocturnos y en lugares poco transitados.
La falta de evidencia tangible llevó a que el caso quedara registrado como un episodio curioso en la historia de la ciudad. Investigadores de la época descartaron que se tratara de un animal conocido de la fauna regional, como un mono o un roedor de gran tamaño, debido a las características físicas y al comportamiento descrito.
Luego el fenómeno se desvaneció de la atención pública tras esas semanas, sin que se repitieran avistamientos similares en los años siguientes.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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