Al final no salió la ley |
Por qué no es una buena idea sancionar una ley para proscribir a una sola persona, y qué tiene que ver con la condena a un inocente
Una culpa bíblica cae sobre los diputados que ayer quisieron sancionar la “Ley de ficha limpia”, para explicarlo mejor se debe recordar que ayer mismo la Argentina se salvó de que legisladores, posiblemente bienintencionados, dieran media sanción a un peligroso proyecto. Se trata de una norma que apunta a regular el acceso a cargos públicos a personas condenadas por corrupción. El proyecto propone que las personas condenadas con sentencia firme por delitos de corrupción no puedan ser precandidatos en elecciones ni ocupar cargos partidarios. Además, incluye casos con condena en primera instancia, hasta que la sentencia sea revocada o quede firme.Para decirlo con nombre y apellido, la iniciativa, que finalmente no fue aprobada pretendía limitar el derecho de Cristina Fernández de Kirchner, para que el año que viene no pueda presentarse a elecciones. Si hay que ponerlo todo en cada nota, ha que avisar también que fue un candoroso intento de proscripción, pensado por gente de muy buenas ideas que no sabía que estaba a punto de pegarse un tiro en el pie.Para no entrar en tecnicismos, expliquemos que esta ley, aplicada con mala intención, podría ser utilizada contra cualquier ciudadano que en el futuro quisiera presentarse a elecciones y no sea del agrado de los gobernantes. No es difícil, al menos en la Argentina, con acusaciones falsas, conseguir la rápida acción de una Justicia adicta que, en pocos meses podría prohibirle presentarse.
Para los dictadores del mundo, el peligro no es que el pueblo se levante en una revolución, sino que, como casi todos se dicen democráticos, les surja un competidor que les gane con las mismas armas que entrega la democracia a todos los ciudadanos. Por las dudas proscriben con este mismo sistema que pretenden sancionar en la Argentina a cualquiera que pase por la vereda de enfrente y se parezca a un candidato opositor.
Ahí está el caso de María Corina Machado, en Venezuela, a quien no se le permitió presentarse en elecciones, pues su triunfo hubiera sido abrumador y molesto y de paso, habría obligado al régimen chavista a dejar el poder. En Nicaragua sucede algo parecido. Y en Cuba nadie duda de que, si hubiera un atisbo de democracia en cualquier elección, los actuales gobernantes serían despedidos del poder sin pena ni gloria. Es decir, no les dirían ni chau y tampoco les levantarían estatuas.
Por otra parte, no deben tener miedo los periodistas, comunicadores, reporteros, cronistas, editorialistas, articulistas, corresponsales, archiveros, panelistas, reporteros gráficos, correctores, redactores, gacetilleros, colaboradores, ¿por qué? Porque si hay alguien tan notoriamente mala persona como quien ellos pretenden erradicar de las boletas de votación, es más que seguro que no saldrá electa y la democracia, usando su herramienta más poderosa, el voto, no la dejará ni asomarse a la Cámara de Diputados de la Nación.
La mayoría de los periodistas porteños usaron gran parte de su tiempo, después de que la sesión para sancionar la ley de Ficha Limpia se cayera por falta de quórum, a quejarse porque supuestamente ahora la democracia está en peligro, no puede ser que hayamos luchado tanto para que salga y ahora miren lo que nos hicieron y blablablá.
En realidad, el proyecto esconde una culpa que la democracia viene teniendo con el cristianismo desde el año 33 de nuestra era. Cuando Poncio Pilatos, prefecto de la provincia romana de Judea, preguntó a la multitud reunida a quién debía soltar, la multitud rugió “¡Suéltanos a Barrabás!”. Los legisladores de hoy, pretenden que la ley delegue directamente en la autoridad de la ley romana, la potestad de condenar a inocentes. Ellos vendrán después —como los doctores de la ley, los levitas, los fariseos —a lavarse las manos. No papito, si no les gusta un candidato —en este caso una candidata —pélense el que les dije, laburen, denúncienla, salgan a la calle, hablen con la gente, ensúciense los pies caminando por todos los barrios, explicando por qué no se debe votarla, suden la camiseta. Anímense a contarle a todos los vecinos por qué es mejor el hambre que comer todos los días, justifiquen al insultador serial que pusieron en la Casa Rosada, avísenles que la casta superior son los jubilados, los cartoneros, los que viven en las villas, muéstrenles que los chicos no necesitan leche para alimentarse y díganles que es bueno que, de tanto comer pollo, les saldrán plumas y alas.
A ver.
Juan Manuel Aragón
A 29 de noviembre del 2024, en Pozo del Toba. Tizando lana.
Ramírez de Velasco®
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