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Sofía Loren, archivo |
No se la comparte porque a ella no le gusta ser más que de uno solo y el que la saca a bailar no quiere dejarla nunca
Es la chica más linda del baile, la que todos quieren tener, la que solamente uno consigue y uno, sólo uno, hace uso y abusa de ella, los demás no. Nunca abandona el baile, el mandato es que siempre debe tener a alguien abrazándola en medio de la pista. En momentos de confusión, se deja llevar por el primero que la posee, pero después se termina entregando al más fuerte, al que con más eficiencia y fuerza la busca.No se comparte, no se presta, no se alquila, no se posee por derecho sino de hecho y se ejerce con total, plena y absoluta autoridad, quien no esté dispuesto a eso, que ni lo intente. Es casquivana, está siempre atenta a las miradas de los demás, a cualquier fallo del que la tiene, la posee, la asume y se la adjudica.Quien la quiera para sí, tiene que saber que debe bailar toda la noche, sin parar, una pieza tras otra, tras otra, tras otra, tras otra, tras otra. En cuanto su compañero de baile amague decir que está cansado, vendrá otro a tocarle el hombro y a decirle que le tendrá una sola canción y la devolverá. ¡Mejor que no le crea!, en cuanto el fulano la lleve en los brazos la halagará de tal manera que ella no querrá volver nunca más sobre sus pasos. En todo caso, al primer galán le costará mucho más recuperarla que lo que trabajó para tenerla por primera vez.
El otro, el que la hace suya en este momento, se hará el tonto, argumentará que no tiene por qué devolverla, es de su propiedad por derecho propio. Entonces dirá: “¿Yo dije que quería bailar una sola pieza?, no lo recuerdo”. En eso se cerrará para no devolverla. Se parará sobre la misma actitud que tuvo usted para retenerla, porque en ese momento también era suya y tenía justos títulos, según su particular modo de ver las cosas.
Es bella, es casquivana, está dispuesta para lo que sea, no tiene escrúpulos de ninguna clase, a cualquier cosa que le pidan se amolda. Sólo hay que saberla llevar. No es de dos ni de tres ni de cuatro ni de 259, es de uno y de nadie más. No quiere ser compartida jamás, no es de las que tienen muchos novios, maridos, amantes, se entrega a uno por vez. Muchas veces en el baile se juntan entre varios para tomarla, sabiendo que finalmente será para uno de ellos, no para los que participaron en el engaño para obtenerla. Si alrededor todo es ruido, si los otros invitados se pelean entre ellos, si todo es bochinche, se aferrará a quien la posea bien y sepa sujetarla en los males procelosos de la actualidad.
Una curiosidad, o no tanto, para quienes la toman por primera vez, siempre es virgen y todos empiezan a tocarla por el mismo lugar, viendo cómo responde, la van amoldando a su gusto. A quienes tienen más experiencia les responde mejor, pero con los otros puede ser condescendiente, siempre y cuando la acaricien con la autoridad de saberse sus dueños. Incluso les permite equivocarse, pero deben hacerlo sin dudas, sin vanas jactancias, pues el agraciado desde siempre supo que estaría en ese baile, llevándola a ella de la cintura.
Que otros ensayen inútiles debates sobre si el acompañante actual baila bien o mal, lo hace de acuerdo con las reglas de la danza o sigue un paso distinto, propio, personal. Él no oirá las advertencias de los otros concurrentes: hará con ella y de ella lo que sus convicciones le indiquen, para eso se la agenció, no para andar oyendo consejos. Si es para bien, bien, si no, después tendrá toda una vida para poner el pecho a las críticas, mientras intenta recuperarla, eso sí, porque quien baila una vez con ella, sabe que nunca más será tan fuerte como la vez que la hacía llevar el ritmo de la canción.
Es así amigos, ya se dijo pero vale la pena repetirlo, es la mujer más linda del baile, la más hermosa, la que estimula las fantasías más húmedas de quienes la observan desde lejos, la que hará que usted se sienta Dios, al menos durante el tiempo en que esté a su lado, la que todos quisieran hacer suya para siempre. Se sabe, puede durar mucho o poco, una eternidad o un turno.
Es esquiva, una bellísima mujer, aún para quienes la buscan con mucho ahínco, esa pequeña gran parcela de felicidad que algunos llaman poder, y lo es.
Juan Manuel Aragón
A 6 de diciembre del 2024, en La Galesa. Cocinando un guiso.
Ramírez de Velasco®
Excelente. Quien consigue su posesión, no quiere soltarla ni un ratito, porque sabe que todos los demás quieren eternizarse con ella. De paso, los que asisten a la disputa entre los bailarines, se ilusionan con que ella bailará una o dos piezas con cada uno, y que los malos bailarines no la conseguirán.
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