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Máximo Kirchner |
Una nota necesaria para quienes se disgustan por la presencia de algunos biografiados en este diario íntimo abierto a todo público
No hay tiempo para detenerse en cada biografiado y contar más anécdotas de su vida, hacerle una pintura cercana con detalles que iluminen su propia historia y den una idea más cabal de lo que es o ha sido. Es lo podría hacer un historiador, y esta es una página periodística. Se trata de buscar fechas, protagonistas, pintarlos con cuatro trazos gruesos, unos cuantos párrafos, palo y a la bolsa.Quien quiera profundizar sobre la vida, obra, milagros, miserias o detalles de cualquier asunto que se plantee aquí, debe acudir a sitios especializados de internet o, directamente a los libros. Si todavía desea saber algo más sobre cada hecho mencionado, pues que vaya a los documentos, los consulte, los analice, saque conclusiones. Porque, va de nuevo, esta es una página periodística, hecha por un periodista que escribe en una sección de un diario intimo abierto al público que trata justamente sobre efemérides.Qué más periodístico, en el sentido literal de la palabra, que algo que sucede, o debe suceder, todos los días. Viene a cuento este comentario por la gente que se sintió ofendida por la biografía que se ensayó de Máximo Kirchner, hijo de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. De entre los que hicieron comentarios negativos, ninguno dijo que tal o cual dato o información estaba mal consignado, era erróneo o no se correspondía con el biografiado. Sus argumentos fueron “estás ensobrado”, hasta “no lo considero destacado”, pasando por “si no te pagan es peor”. Pero, repito, nadie ofreció un argumento válido para no incluirlo en estas humildes reseñas, los argumentos que dieron algunos amigos y conocidos, ni siquiera llegan a razones, son solamente expresiones viscerales de un sentimiento del que esta página no se hace cargo.
¡Vamos!, esto tampoco es el Larousse o la Espasa de las efemérides. Y esta nota se escribe porque al parecer no está claro el asunto.
Por aquí se ha nombrado a José de San Martín, Francisco Franco, Joan Báez, Raquel Welch, Pica Cáceres y a otros cientos, y a todos se les dio más o menos el mismo espacio, que es lo que se hace —o se hacía —en los diarios, que necesariamente no son un compendio histórico, social, económico, político, o cultural de cada tiempo. O no lo eran, cuando existían. Es decir, tienen más o menos el mismo espacio personas y hechos que sucedieron en el pasado, aunque algunos merecieron y siguen mereciendo que se escriban bibliotecas sobre ellos y sobre otros bien podría la historia pasar de largo sin perder mucho.
El diccionario, que es sabio y siempre preciso, define la palabra efemérides: “Acontecimiento notable que se recuerda en cualquier aniversario de él”. No dice que necesariamente debe ser de gente a quien uno tiene aprecio, tampoco se ve por ninguna parte que sostenga que hay que escribir sobre acontecimientos que se consideran benéficos o agradables. Pero, en esta página se lo sostiene siempre, estos son tiempos en que se debe explicar, mostrar, señalar, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez lo que está delante de los ojos, que es una de las definiciones de la palabra obvio.
El mundo del pensamiento tiene quizás más rispideces, vericuetos, escondrijos, memoriales, vetas, contracurvas, legajos, bosques, desiertos, pliegos, ríos, mares, mamotretos, que el de la realidad. Siempre que alguien ha tenido lo que para muchos era una buena idea, ha venido otro con una inclinación contraria a contradecirlo, enfrentarlo o al menos, discutirle. Casi siempre el mundo de las ideas ha trascendido al de las realidades concretas, chocando con otras que estaban desde antes en una danza de fuerzas contrapuestas que no termina jamás.
Es la gracia del estudio del pasado, en el que caben Mahatma Gandhi, Juan Manuel de Rosas, Mirtha Legrand, Manuel Belgrano. Todos aportan lo que saben, lo que pueden, lo que les sale, lo que son capaces, al gran río de la historia. Si puede entender eso, amigo, amiga, ¿por qué no entiende que Máximo Kirchner también tiene un lugar en la historia de la Argentina, aunque usted no lo quiera, no lo haya votado, le disguste su presencia o su existencia?, ¿por qué quiere borrarlo?, ¿por qué no merece figurar en esta paginita perdida del culo del mundo, con el trazo grueso de una biografía?, ¿por qué tanto disgusto?
Son muy pocos los que colaboran para el sostenimiento de esta página y se agradece a todos, porque no cualquiera se da cuenta de que detrás de cada línea hay tiempo, trabajo, ideas y cientos de escritos que no ven la luz, desechados porque son algo más mediocres que el resto. Hasta el momento ninguno ha propuesto tanto dinero como para que se incluya a alguna gente, se excluya a otra, se hable bien de este pensamiento, mal de aquella otra doctrina. Todos los biografiados salen más o menos bien peinados en la foto, después, si usted quiere, agregue lo que quiera en los comentarios, diga que Fulano fue un tal por cual, use su mereciómetro para ponerle una calificación más alta o aplazarlo.
Lo que aquí se propone, si quiere, es un motivo para empezar una conversación en la mesa del almuerzo, que uno diga: “¿Has visto lo que escribió hoy el estúpido de las efemérides?”. Y, con esa consigna, mantener con los hijos una charla que vaya un poco más allá de las cuotas del aire acondicionado, el (no tan) sorpresivo embarazo de la hija del vecino o la desdicha de ser gobernados por un gritón, que insulta a quienes no están de acuerdo con él.
Eso nomás hay para decirles. Si han llegado hasta aquí, buenos días, buenas tardes, buenas noches.
Saludos.
Juan Manuel Aragón
A 18 de febrero del 2025, en Campo Verde. Armando un cigarrillo.
Ramírez de Velasco®
Muchos quieren mostrar sus teorias en saberes superficiales y se aferran a ellas para no ser menos en los debates y pensarse a la altura de otros decia Valladares. Es igual que solo es inmiscuirse en los prejuicios y preferencias para no escuchar mi contradecirse con temas que no estarán adecuados o preparados para hacerlo. Es hora de debatir desde el disenso y si el otro no desea aceptar acuerdos al menos podrá decir que no tuvo la soberbia de la inseguridad de ponerse en conocer opiniones diferentes
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con la postura del artículo en cuanto a la validez de la selección de cualquier personalidad de la historia.
ResponderEliminarTambién estoy de acuerdo con que los reclamos ad-hominem no aportan ningún elemento válido a la discusión y demuestran una falta de ideas y carencia de justificativos válidos de quienes los expresan.
Dicho esto, se espera que el contenido de una efemérides aporte algo más de información que el nombre del aludido y su fecha de nacimiento. En el caso del muchacho este, no hay ningún dato concreto que permita justificar el ser aludido, por el contrario, el escrito consiste en una sucesión de eufemismos y generalidades que no dicen nada........lo que da a entender que no habría mucho que decir sobre el individuo.
El artículo comienza mencionando que se trata de alguien que "es uno de los políticos argentinos más destacados de su generación".....pero también lo fue Hitler en Alemania.
También se menciona que cursó estudios incompletos, lo que sugiere que nunca tuvo la capacidad para graduarse de una profesión útil a la sociedad....pero el artículo no lo especifica.
Se menciona que impulsó numerosos proyectos de ley, pero no se menciona una sola ley relevante aprobada.
También se menciona que fundó una agrupación política, pero no se aclara qué beneficios pudo tener para la sociedad.
Sí se da a entender que fracasó en su matrimonio, lo que junto con los estudios abandonados da la idea de alguien que no tiene la capacidad para asumir responsablemente compromisos trascendentales de largo plazo.
En resumen, se entiende que una efemérides aporta información de interés sobre el hecho o la persona aludida, describiendo cuál es la trascendencia de tal conmemoración.
Creo que eso es lo que falta en este caso.