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El 7 de mayo de 1906 se crea la Zui Migdal, red mafiosa de prostitución que campeó en la Argentina entre ese año y 1937
El 7 de mayo de 1906 se creó la Zwi Migdal. Fue una red de trata de blancas —prostitución—que actuó entre 1906 y 1937 en Buenos Aires. La formaban delincuentes judíos, casi todos polacos, especializados en la prostitución forzada de mujeres judías, entre otras, que conseguían en aldeas del este de Europa.Las comunidades judías vivían bajo el peligro constante de los pogromos, que las asolaban por ese tiempo. Los mafiosos se presentaban como judíos respetables que habían conseguido prosperar en América y volvían al pago a buscar una mujer para casarse. La miseria y violencia en que vivían, empujaban a las jóvenes y sus familias a ver en la oferta una oportunidad única.En su apogeo, después de la Primera Gran Guerra, la organización tenía más de 400 miembros en la Argentina. Llegó a obtener ganancias de más de 50 millones de dólares al año. Si bien su sede estaba en Buenos Aires, tenía sucursales en Río de Janeiro, Ciudad de México, Nueva York, Montreal, Varsovia, Moscú, Londres, Berlín y Shanghai.Sus delitos fueron combatidos por organizaciones judías y espontáneos de la esa comunidad, hasta que la denuncia de una sobreviviente de la red acabó de desmantelarla.
Si bien varias comunidades de inmigrantes tuvieron entre sus miembros individuos y mafias que explotaban mujeres, en el caso de los judíos fueron únicos, pues sus instituciones se implicaron en la lucha para erradicar a sus miembros indeseables.
La prostitución de jóvenes judías traídas de Europa del este comenzó con la llegada de la inmigración judía a finales del siglo XIX: en 1885, cuando la Jewish Colonization Association fundaba las primeras colonias judías en Entre Ríos, la Asociación Judía para la Protección de Mujeres y Niños instaba a sus miembros a no alquilar departamentos a los rufianes.
Para 1889, el “Club de los 40” reunió a un grupo de rufianes judíos a fin de apoyarse mutuamente, intercambiar información y compartir estrategias para eludir a las autoridades. Fue el embrión de la corporación de proxenetas que culminaría en la Zwi Migdal.
La organización fue una de las tantas organizadas por rufianes de las distintas colectividades, además de los autóctonos; había organizaciones de tratantes de blancas constituidas por italianos, españoles, argentinos y de la poderosa mafia marsellesa.
La escritora e investigadora Elsa Drucaroff disiente con la idea de que las jovencitas eran traídas engañadas a la Argentina; muchas podían no saber sobre el destino que les deparaba el viaje, pero otras sabían que ejercerían la prostitución en América, de hecho, gran número de ellas ya la ejercían en Europa. Según sus palabras: “En 1899 se podía decir, a un nivel de presuposición compartida, que ‘un viaje a Buenos Aires’ significaba ‘camino a la prostitución’”.
Durante el viaje, las chicas eran violadas, golpeadas y encerradas en jaulas en las que pasaban hambre.
En 1906 formaron en Avellaneda —distrito dominado por el caudillo conservador Alberto Barceló, dueño de burdeles— la "Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia de Barracas al Sud y Buenos Aires", o simplemente "Varsovia".
La formación de la sociedad en Avellaneda era una fachada, pues fue el único distrito que le concedió personería jurídica; la central de operaciones de la mafia polaca estaba en Buenos Aires, en la calle Córdoba 3280, un edificio de dos plantas con jardín, sinagoga, salón de fiestas, bar, comedor y sala de velatorios.
Su primer presidente fue Noé Trauman, anarquista. Solía arengar a los rufianes con reflexiones sobre las injusticias sociales. Decía que los verdaderos explotadores, eran los empresarios que pagaban míseros salarios a sus obreros a cambio de largas jornadas de trabajo. Era amigo de Roberto Arlt e inspirador de Haffner, el "Rufián melancólico", personaje de Los siete locos.
En ese tiempo se formó el primer barrio de prostíbulos en Buenos Aires, limitado por las calles Lavalle, Viamonte, Libertad y Talcahuano. La organización tenía sus burdeles sobre las calles Junín y Lavalle.
Las mujeres trabajaban de 4 de la tarde a 4 de la mañana. Las jóvenes trabajaban a destajo; los proxenetas, caftenes o cafishios, exigían que las mujeres atendieran a un mínimo de 600 clientes por semana y 70 por jornada.
Luego la organización se escindió: los rufianes de origen polaco se quedaron con la sociedad, y los rusos y rumanos se nuclearon en la Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Aschkenasum, presidida por Simón Rubinstein, dueño de varios prostíbulos y contrabandista de seda. Al tiempo la Aschkenasum controlaba todos los burdeles de San Fernando.
En 1910, la Primera Conferencia Internacional Judía de Trata de Blancas produjo un informe que decía sobre Buenos Aires: “Hay 42 casas (prostíbulos), de las cuales 39 pertenecen a judíos rusos. De las 800 nuevas prostitutas registradas en 1909, 236 era judías, de las cuales 213 eran rusas.
El apogeo de la organización fue en la década de 1920, con 430 proxenetas que controlaban 200 burdeles y 4.000 mujeres.
Los Zwi Migdal trataban hacían donaciones para las sinagogas y el financiamiento del culto. Cuando supo el origen del dinero de la organización, la comunidad judía comenzó una dura campaña contra ella. El activista sionista Nahum Sorkin impidió que un proxeneta entrara a un teatro judío. La comunidad comenzó a impedir el ingreso de los proxenetas a las sinagogas, y luego les negó el derecho a ser enterrados en sus cementerios. El rabino Reuben Hacohen Sinai afirmó en uno de sus sermones: "Prefiero yacer entre gentiles honorables que entre nuestros tmeim" (impuros)".
Lejos de la comunidad, los proxenetas crearon sus propias sinagogas y teatros y fundaron su propio cementerio en Avellaneda en 1921.
En 1929 la embajada de Polonia se quejó a la Argentina porque la organización llevaba el nombre Varsovia y la organización pasó a llamarse Zwi Migdal, que según algunos quiere decir “gran fuerza”; aunque para otros viene del nombre de uno de sus fundadores, Luis Migdal.
Tanta era la fama de Buenos Aires como antro de prostitución que el actor Max Berliner recuerda que cuando su padre lo trajo a él, a su joven esposa y a sus tres hijas adolescentes a la Argentina: “La familia que quedó en Polonia estaba enojada con mi padre porque aquí, en el '22, estaba el auge de la prostitución...”.
Rosario fue una de las grandes plazas de prostíbulos. Allí recalaban muchos barcos de ultramar y gran cantidad de marinos ávidos de mujeres. Esta situación provocó el desarrollo de la prostitución en gran escala, convirtiendo a Rosario en la segunda ciudad en importancia en trata de mujeres en la Argentina.
Fue conocida entonces como “la ciudad de los burdeles”. En el barrio de Pichincha los lupanares alternaban con bodegones, boliches, fondas. Allí se establecieron a comienzos del siglo XX los traficantes de la Zwi Migdal, entrando que competían con los rufianes de origen francés. En la década del 30 erigieron su propio cementerio en Granadero Baigorria, en las afueras de la ciudad, donde fueron sepultados los traficantes judíos que actuaban en Rosario y sus mujeres, y algunos miembros de la sociedad.
A finales de los 30 el otrora floreciente negocio de la prostitución comenzó a tambalearse. A partir del desbaratamiento en Buenos Aires del grupo de los traficantes de la Zwi Migdal, la policía de Rosario reprimió la actividad justo cuando política local cambió en esos temas, instalándose las ideas abolicionistas.
El fin de la organización llegó en 1929, cuando Raquel Liberman, una entre miles de inmigrantes polacas esclavizadas en los prostíbulos, denunció a la Zwi Migdal ante la justicia.
En 1926, Perla Pezelorska arrojó un papelito escrito en idioma ídish en el que pedía ayuda para que la liberaran de su cautiverio en un burdel del barrio de Once y fue rescatada.
Ruchla —o Raquel, como era conocida en el burdel— era natural de Łódź (Polonia) y había llegado a la Argentina en 1918 con dos niños. Era costurera y sabía leer y escribir. Se dio con que su primer marido, un sastre, había muerto y ella, en la miseria, tuvo que prostituirse. Estuvo así por 11 años.
El juez Manuel Rodríguez Ocampo investigó su denuncia y le ordenó al comisario Julio Alsogaray que llevara adelante las pesquisas que terminaron en el allanamiento de la sede central de la Zwi Migdal el 30 de mayo de 1930. Muchos rufianes escaparon a Rosario y otros al exterior.
El 27 de septiembre de 1930 se dictó el procesamiento de 108 de socios de la Zui Migdal, pero en enero de 1931 fueron liberados.
©Juan Manuel Aragón
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