Hilario Lagos |
El 5 de julio de 1860 muere Hilario Lagos, militar que anduvo entreverado en las guerras civiles argentinas del lado de los federales
El 5 de julio de 1860 murió Hilario Lagos en Buenos Aires, ciudad en la que había nacido el 22 de octubre de 1806. Fue un militar, entreverado en las guerras civiles argentinas entre los federales.Joven nomás se enroló en un regimiento de caballería, y batalló con los indios en 1824, bajo las órdenes del coronel Federico Rauch. Luego estuvo en la guerra del Brasil y luchó en la batalla de Camacuá.En 1829 participó de la guerra civil en Buenos Aires, como oficial de Juan Lavalle y luchó en la batalla de Puente de Márquez. Después de la victoria de Juan Manuel de Rosas, luchó contra los indios bajo las órdenes de Ángel Pacheco.Participó en la campaña de Rosas al desierto, en 1833 y se batió en duelo con el cacique Pitriloncoy en Choele Choel, y su muerte le permitió tomar la estratégica isla. Durante muchos años fue comandante de la Guardia de Salto, importante centro en la frontera contra el indio.
En 1840 era coronel, cuando Lavalle invadió la provincia de Buenos Aires. Los unitarios creían que se uniría a ellos, pero acompañó a Pacheco en su campaña contra los invasores hasta que fueron expulsados.
Participó en toda la campaña contra Lavalle hacia las provincias; luchó en Quebracho Herrado y en Famaillá, última victoria federal sobre Lavalle. Allí tomó prisionero a un coronel Borda, que para rendirse puso como condición respetar su vida, pero los oficiales de Manuel Oribe lo fusilaron. Enojado con el uruguayo, se retiró del ejército.
Al comenzar el sitio de Montevideo, pasó a Entre Ríos en marzo de 1844, cuando Urquiza comenzó su primera campaña contra los hermanos Madariaga, de Corrientes. Peleó a sus órdenes en la batalla de Laguna Limpia. Luego fue jefe de la guarnición en Paraná y jefe de policía de esa ciudad.
En mayo de 1851, cuando Urquiza se pronunció contra Rosas, Lagos cruzó el Paraná hacia San Nicolás de los Arroyos, y se fue a Buenos Aires. Rosas lo nombró jefe de la vanguardia del ejército federal. Derrotado por Galarza y Juan Pablo López en Campos de Álvarez, al sur del río Luján, tres días después luchó en Caseros, como jefe de la mitad de la caballería y fue uno de los últimos oficiales en rendirse. Se refugió de la represalia de Urquiza en un buque francés.
Pero fue reincorporado al ejército de Buenos Aires como jefe de la división de campaña sur de Dolores. En la revolución del 11 de septiembre de 1852, pasó a ser el jefe de la división centro, con sede en Luján.
En noviembre de 1852, Valentín Alsina, que había asumido el 30 de octubre la gobernación de Buenos Aires en reemplazo de Manuel Guillermo Pinto, preparó una expedición al litoral que llevaba como jefes a Manuel Hornos y Juan Madariaga. Ante el fiasco de la ofensiva de Hornos y Madariaga, Lagos se puso de acuerdo con otros jefes federales, y el 1 de diciembre de 1852 comenzó la revolución contra el gobierno porteño con casi todas las fuerzas de campaña. Atacó a los pocos días la capital, pero fue rechazado por Bartolomé Mitre. Puso sitio a la ciudad, controlando varios barrios porteños.
Los sitiados enviaron a enfrentarlo a Pedro Rosas y Belgrano, hijo de Manuel Belgrano y sobrino de Encarnación Ezcurra, que reunió tropas en fortines del sur del Río Salado, y avanzó contra las fuerzas de Lagos. Pero una división de Lagos lo derrotó en la batalla de San Gregorio, y el sitio de Buenos Aires se reforzó. Después se le unieron tropas de Urquiza, y Lagos y Jerónimo Costa fueron ascendidos al grado de generales.
Lagos llegó a organizar elecciones en los fortines y pueblitos al sur del Río Salado y a reunir una legislatura en San José de Flores que lo eligió gobernador. El sitio se prolongaba largos meses, con choques armados casi todos los días. Si la superioridad numérica estaba del lado de los federales, no tenían los recursos económicos que brindaba el puerto de Buenos Aires.
La pequeña flota de Justo José de Urquiza bloqueó la ciudad, pero al poco tiempo su comandante fue sobornado para entregar la escuadra a los porteños. La prolongación del sitio hizo caer rápidamente la moral de los soldados, y el inicio del soborno a varios jefes federales provocó el desbande de los sitiadores.
Se fue a vivir a Rosario cuando el gobierno de Buenos Aires le confiscaba sus bienes. A principios de 1854 intentó un nuevo ataque, pero sin el apoyo que esperaba y Manuel Hornos lo derrotó en la batalla de El Tala.
Estuvo en Santa Fe hasta 1859 y participó en la batalla de Cepeda del lado de la Confederación. Después del pacto de San José de Flores volvió a Buenos Aires.
Varios de sus hijos, nietos y bisnietos llevaron su nombre e hicieron la carrera militar, llegando a ser coroneles o generales. Su hijo encabezó la represión de la revolución de 1874.
Murió en Buenos Aires, el 5 de julio de 1860 y fue enterrado en el cementerio de la Recoleta.
©Juan Manuel Aragón
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