Gioachino Rossini
El 13 de noviembre de 1868 muere Gioachino Rossini, compositor, entre los últimos exponentes de la ópera napolitana y los primeros del romanticismo El 13 de noviembre de 1868 murió Gioachino Rossini, en París. Había nacido el 29 de febrero de 1792, en Pésaro, y fue un compositor italiano que dejó una marca indeleble en la historia de la ópera. Situado entre los últimos grandes exponentes de la ópera napolitana, como Domenico Cimarosa y Giovanni Paisiello, y los primeros del romanticismo, como Vincenzo Bellini y Gaetano Donizetti, fue una figura clave del repertorio operístico italiano, célebre principalmente por sus óperas bufas. Entre sus obras más reconocidas están Il barbiere di Siviglia, La Cenerentola y L'italiana in Algeri, que le dieron una fama internacional y lo establecieron como uno de los más grandes compositores de la historia.Nació en una familia de músicos en Pésaro, una ciudad italiana situada en la costa adriática. Su padre, Giuseppe Rossini, era un trompetista que trabajaba en orquestas locales, mientras su madre, Anna Guidarini, era una soprano que tuvo una breve carrera como seconda donna en teatros provinciales. Desde una edad muy temprana estuvo inmerso en el ambiente operístico, lo que marcó profundamente su vida y su futura carrera. Su infancia estuvo signada por los viajes frecuentes que realizaba con sus padres, quienes trabajaban en diversos teatros, lo que le permitió estar en contacto con el mundo de la música desde su niñez.A los catorce años, ingresó en el Liceo Musical de Bolonia, una de las instituciones más prestigiosas de formación musical en Italia, donde estudió con el padre Stanislao Mattei, renombrado maestro de contrapunto. Durante su formación se familiarizó con la obra de compositores clásicos como Wolfgang Amadeus Mozart y Joseph Haydn, que influyeron notablemente en su estilo. Esta influencia se reflejaría en la rica textura orquestal de sus óperas, caracterizada por un uso innovador de los recursos instrumentales y el célebre "crescendo rossiniano", un rasgo distintivo que revolucionó el sonido operístico de su tiempo.
Comenzó a componer a una edad temprana, y ya a los dieciocho años estrenó su primera ópera, Demetrio e Polibio (1806), una obra de carácter serio que siguió las convenciones de la ópera napolitana, entonces en decadencia. Sin embargo, su talento para la comedia se hizo evidente en las primeras óperas bufas que compuso, como La cambiale di matrimonio (1810) y L'inganno felice (1812). Aunque no mostraron aún toda su genialidad, sirvieron como trampolín para lo que sería una carrera meteórica.
Su gran avance llegó en 1813 con el estreno de Il signor Bruschino , obra en la que comenzó a mostrar señales de su estilo único y su capacidad para innovar dentro de los géneros tradicionales. A partir de ese momento, su producción se disparó. Tenía una asombrosa facilidad para la composición, y llegó a estrenar hasta cuatro óperas en un solo año. Esta prolificidad no mermó la calidad de sus trabajos, sino que más bien fortaleció su reputación en toda Europa.
El periodo entre 1815 y 1823 fue el más prolífico y exitoso de su carrera. Durante estos años compuso muchas de sus óperas más conocidas y aclamadas, incluyendo Il barbiere di Siviglia (1816), una de las obras más populares del repertorio lírico. Aunque el estreno de Il barbiere di Siviglia fue inicialmente un fracaso, debido en parte a la interferencia de los seguidores de Giovanni Paisiello, cuya versión del Barbero de Sevilla era aún muy querida, pronto se convirtió en un éxito rotundo. La energía, el humor y la innovación melódica de la ópera conquistaron al público y lo establecieron como el maestro indiscutible de la ópera bufa.
Otras obras destacadas de este período incluyen La Cenerentola (1817), una adaptación operística del cuento de "Cenicienta", y L'italiana in Algeri (1813), divertida comedia sobre las aventuras de una astuta mujer italiana en Argel. Estas óperas bufas, con su ritmo vibrante, sus personajes encantadores y sus melodías memorables, consolidaron su fama no solo en Italia, sino en toda Europa.
En 1822 contrajo matrimonio con la soprano Isabella Colbran, quien fue la intérprete principal de muchas de sus óperas serias. Este mismo año fue invitado a Viena para dirigir una serie de conciertos que le valieron el reconocimiento del público austriaco. En esa ciudad conoció a Ludwig van Beethoven, quien, aunque sordo y retirado de la vida pública, elogió su obra.
En 1824 se trasladó a París, donde ocupó el puesto de director musical del Théâtre Italien, y compuso algunas de sus últimas grandes obras. Su ópera Guillermo Tell (1829) marcó un hito en su carrera. Este ambicioso drama histórico basado en la leyenda suiza es considerada una de las mejores obras de su repertorio serio y fue su última contribución significativa al mundo de la ópera.
Inexplicablemente, después de componer Guillermo Tell, abandonó la composición operística a los treinta y siete años. Existen muchas teorías sobre las razones de su retiro, que van desde problemas de salud hasta la presión de mantener su altísimo nivel de éxito. Sin embargo, lo cierto es que, a partir de ese momento, prácticamente se retiró de la vida pública y se dedicó a componer pequeñas piezas para piano y música sacra, incluyendo su célebre Petite Messe Solennelle (1863), una obra que, a pesar de su título, está llena del humor y la vitalidad que caracterizaron su estilo.
Murió en París y aunque pasó gran parte de su vida en Francia, su música sigue siendo un pilar fundamental del repertorio operístico italiano. Su capacidad para combinar melodías pegajosas, una orquestación innovadora y un agudo sentido del drama y la comedia lo convierte en uno de los compositores más influyentes del siglo XIX. Hoy en día, sus obras, en particular sus óperas bufas, siguen siendo representadas en todo el mundo.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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