Algunos de los obreros masacrados |
El 21 de diciembre de 1907 es la masacre del Colegio Santa María: el Ejército chileno abre fuego contra miles de trabajadores del salitre en huelga
El 21 de diciembre de 1907 fue la masacre del Colegio Santa María, en Iquique, Chile. Se dio cuando el Ejército chileno abrió fuego contra miles de trabajadores del salitre en huelga, junto con sus familias. La matanza, que dejó un saldo estimado de más de 2.000 muertos, due uno de los episodios más trágicos en la historia laboral de Chile. Durante décadas, el incidente fue silenciado oficialmente, aunque en 2007 se conmemoró su centenario con un día nacional de duelo y el reentierro de las víctimas.A finales del siglo XIX y principios del XX, Chile enfrentaba la "cuestión social", que describía las deplorables condiciones de vida y trabajo en los centros urbanos y mineros. El auge de la minería del salitre, sostén de la economía chilena, profundizó estas desigualdades. En el Norte Grande, región desértica adquirida tras la Guerra del Pacífico, trabajaban cerca de 40.000 personas en condiciones de explotación extrema.Los mineros, que vivían en campamentos controlados por las empresas, eran pagados en fichas canjeables solo en las tiendas de las mismas compañías. Las jornadas largas y peligrosas, los pagos irregulares y el abuso sistemático generan descontento. Desde 1902, los trabajadores venían protagonizando huelgas y protestas, como una huelga en Valparaíso en 1903 y los disturbios de la carne en Santiago de 1905. El gobierno adoptó una postura represiva ante estas demandas.
El 10 de diciembre de 1907 estalló una huelga general en Tarapacá, conocida como la huelga de los 18 peniques, en referencia al salario mínimo que exigían. Miles de trabajadores viajaron a Iquique con banderas de Chile, Perú, Bolivia y Argentina, paralizando la economía regional. El 16 de diciembre, los huelguistas presentaron un pliego de demandas que incluían el pago en moneda legal, mejoras en las condiciones de trabajo y libertad de comercio.
El gobierno chileno, bajo el presidente Pedro Montt, envió refuerzos militares a Iquique para controlar la situación. El general Roberto Silva Renard fue nombrado para liderar la operación con órdenes de utilizar todos los medios necesarios para disolver la huelga. Los trabajadores se concentraron en la plaza Manuel Montt y en el Colegio Santa María, esperando una mediación del gobierno.
El 21 de diciembre, Silva Renard dio a los huelguistas una hora para dispersarse. Ante su negativa, ordenó abrir fuego contra la multitud de hombres, mujeres y niños. La descarga inicial mató a los negociadores, seguida por un ataque masivo con fusiles y ametralladoras. Este acto no solo rompió la huelga, sino que desarticuló al movimiento obrero durante más de una década.
La masacre dejó una profunda marca en la historia laboral y política de Chile. El movimiento obrero quedó debilitado, y el régimen parlamentario continuó priorizando los intereses empresariales sobre las demandas sociales. Aunque el acontecimiento fue oculto durante años, su recuerdo perduró como un símbolo de lucha y resistencia de los trabajadores.
En el 2007, al conmemorarse su centenario, el gobierno chileno reconoció oficialmente la tragedia, honrando a las víctimas y subrayando la importancia de los derechos laborales y humanos. La masacre sigue siendo una referencia crucial para entender la historia social y política de Chile.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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