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Escultura en la plaza del Fórum |
Cerró sin previo aviso, dejando un legado imborrable y preguntas sin respuesta sobre su valioso patrimonio histórico y creativo
Un buen día, sin que nadie lo anunciara previamente, casi diríase con sigilo y entre gallos y medianoche, cesó la Fundación Cultural Santiago del Estero. Es incierto qué sucedió, qué llevó a que esta institución, que tenía un bien ganado y merecido prestigio, terminara sus actividades de un portazo. Y chau, nunca más se la vio por los lugares que solía frecuentar.Según se sabe, era una institución dedicada a promover y preservar el patrimonio cultural, artístico e histórico de la región. Su gerente, desde que se creó en 1990, fue Guillermo Dárgoltz, gestor cultural que imprimió a la institución su propio carácter generoso, amable y atento.
Según trascendió, en una provincia con muchas fuentes cerradas a cal y canto, el grupo Ick presidía la Fundación, lo que en cierta manera los redimía frente a una sociedad que es mala, envidiosa y comenta.El caso es que, de buenas a primeras, se terminó. No hubo más certámenes nacionales de pintura, cuentos, fotografía, ensayos, todos con jugosos premios, y se clausuró para siempre la revista que publicaba con enorme generosidad.
Lamentan su disolución, artistas de toda laya: poetas, cuentistas, ensayistas, pintores, escultores, músicos de todos los géneros, artesanos, fotógrafos y, en general, gente que gozaba con las manifestaciones de la cultura en todas sus expresiones.
Protagonizó, durante cerca de 30 años, los actos culturales más esperados por muchos integrantes de la comunidad de creadores, no solamente de la región, sino de todo el país. Tuvo actividades relevantes, como la organización del Salón Regional de Pintura del Noroeste Argentino, acontecimiento artístico de importancia que reunió a importantes autores. En algunas ocasiones, trajo a jurados tan prestigiosos como Matilde Carmen Marín, Eduardo Alfredo Medici y María Victoria Verlichak. También presentó el ciclo “La música de todos los tiempos” , con la presentación del espectáculo “De Mozart a Spinetta” por el artista Marcelo Arce en 2018.
Como se dijo, en sus 30 años de actividad, dejó un reguero de beneficios para participantes, a algunos de los cuales los mostró por primera vez en su vida a la consideración pública, premiando siempre el saber, la excelencia, la perfección, con jurados, las más de las veces traídos de otras comarcas, para que no se dudara de la imparcialidad de la organización. Todo eso, repentinamente, un momento cualquiera que las crónicas no registran, se extinguió.
Quedaron muchas dudas, como, entre otras, dónde fueron a parar sus bienes que, al cerrar, debían ir a parar a una entidad pública o privada sin fines de lucro, con fines de utilidad pública y domiciliada en la Argentina. Según se informó, según sus propios estatutos, debían pasar a manos del Obispado local.
En la historia de la provincia, esta institución dejó una profunda y benéfica huella. Si bien el tiempo irá borrando sus acciones en la memoria, no es menos verdad que en el camino quedaron muchos agradecidos beneficiarios que la seguirán recordando con gratitud. Una lástima que sus directivos no hayan anunciado debidamente su cierre, que no se haya organizado al menos una última exposición para hacer el repaso de un soplo benéfico que pasó sobre la más antigua de las ciudades argentinas como una bendición inesperada para muchos.
Hay quienes no la olvidan.
Y lamentan su adiós sin despedida.
Juan Manuel Aragón
A 7 de julio del 2025, en la Festiferia. Mirando la celebración.
Ramírez de Velasco®
La Revista de la Fundación Cultural era una belleza, muy bien realizada, en material de primera calidad, acorde con su contenido. Muy bueno el artículo, como es habitual.
ResponderEliminarDe pronto algunos de los integrantes de la Fundación se habrán atrevido a opinar......quién sabe.
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