Con las dos banderas a sus espaldas |
El 20 de marzo del 2016 Barack Obama, presidente norteamericano, arribó a Cuba
El 20 de marzo del 2016, el presidente de los Estados Unidos Barack Obama llegó a Cuba. La visita buscaba abrir un nuevo capítulo en el compromiso de Estados Unidos con el gobierno comunista de la isla después de décadas de animosidad entre los antiguos enemigos de la Guerra Fría.Obama aterrizó en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana a bordo del Air Force One, el avión presidencial con la leyenda "Estados Unidos de América" estampada en su fuselaje, una vista inimaginable durante muchos años.Bajando a la alfombra roja bajo una ligera llovizna, Obama y su familia, con una amplia sonrisa y paraguas en la mano, fueron recibidos por el canciller cubano, Bruno Rodríguez. Luego abordaron una limusina blindada negra, con banderas de Estados Unidos y Cuba ondeando en el capó, y partieron en su caravana.El viaje de tres días, el primero de un presidente norteamericano a Cuba en 88 años, fue la culminación de una apertura diplomática anunciada por Obama y el presidente cubano Raúl Castro en diciembre de 2014, poniendo fin a un alejamiento de la era de la Guerra Fría que comenzó cuando la revolución cubana derrocó al gobierno de Fulgencio Batista.
Obama, quien abandonó una política norteamericana de larga data de aislar a Cuba, pretendía que su cambio fuera irreversible.
Sostuvo conversaciones con Raúl Castro -pero no con su hermano Fidel, y habló con empresarios. Además reunió en privado con disidentes, se dirigió a los cubanos en vivo y en directo, en los medios estatales y asistió a un partido de exhibición de béisbol.
El viaje, con mucho simbolismo convirtió a Obama en el primer presidente norteamericano en funciones que visitó Cuba desde que Calvin Coolidge llegó en un acorazado en 1928.
También sería otro paso importante para eliminar las barreras al comercio y los viajes entre Estados Unidos y Cuba y desarrollar relaciones más normales entre Washington y La Habana.
Desde el acercamiento, las dos partes restablecieron lazos diplomáticos y firmaron acuerdos comerciales sobre telecomunicaciones y servicios aéreos regulares. Sin embargo, quedan diferencias importantes, en particular el embargo económico contra Cuba.
Para subrayar la división ideológica que persiste entre Washington y La Habana, la policía cubana, respaldada por cientos de manifestantes progubernamentales, disolvió la marcha regular de un destacado grupo disidente, las Damas de Blanco, y detuvo a unas 50 personas pocas horas antes de la llegada de Obama.
Policías vestidos de civil cubrieron la capital con seguridad, mientras que los equipos de obras públicas se afanaron en asfaltar en una ciudad donde los conductores bromeaban diciendo que debían sortear "baches con calles".
Carteles de bienvenida con imágenes de Obama junto a Raúl Castro aparecieron en la Habana Vieja colonial, que el presidente y su familia recorrieron el domingo, cuando arribaron al país.
Obama usó su autoridad ejecutiva para aflojar las restricciones comerciales y de viaje para avanzar en su acercamiento a Cuba, una de sus principales prioridades de política exterior junto con el acuerdo nuclear con Irán.
Pero Cuba, que se quejó por la ocupación de la base naval en la bahía de Guantánamo, que Obama dijo que no está en discusión, y del apoyo de Estados Unidos a los disidentes y programas de radio y televisión anticomunistas transmitidos a Cuba.
En declaraciones a los periodistas, el ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca Díaz, dijo que los movimientos regulatorios de Obama “van en la dirección correcta”. Pero agregó: “No podemos llegar a una normalización de las relaciones con el bloqueo aún vigente y sin resolver otros temas de alta importancia”.
Los norteamericanos a su vez, critican el gobierno de un solo partido y la represión de los opositores políticos, un tema que los asesores dijeron que Obama abordaría en público y en privado.
Las Damas de Blanco y sus partidarios masculinos protestaron después de una misa, el Domingo de Ramos y fueron subidos a camionetas de la policía después de que se sentaron para bloquear una calle.
Una escena similar se desarrollaba todos los domingos, pero esa vez fue más intensa de lo habitual. El gobierno despide a los disidentes, que son financiados por intereses norteamericanos, como mercenarios que buscan desestabilizar el país.
Los críticos de Obama en Estados Unidos lo acusaban de hacer demasiadas concesiones por muy poco a cambio del gobierno cubano y de usar su viaje para dar una “vuelta de la victoria” no ganada.
Pero el objetivo más práctico de Obama era hacer lo posible para asegurarse de que su compromiso con Cuba no se revierta, incluso si un republicano ganaba la Casa Blanca en las elecciones del 8 de noviembre. Lo que sí ocurrió con Donald Trump.
©Juan Manuel Aragón
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