María Salomé Loredo y Otaola |
El 2 de octubre de 1928 muere la Madre María, objeto de devoción popular en la provincia de Buenos Aires
El 2 de octubre de 1928 murió María Salomé Loredo y Otaola de Subiza, en Turdera, provincia de Buenos Aires. Más conocida como la Madre María, fue objeto de devoción popular en la provincia de Buenos Aires. Había nacido en San Julián de Musques, España, el 22 de octubre de 1854.A los 14 años emigró a la Argentina huyendo de las Guerras Carlistas y al llegar se instaló en Saladillo, a 190 kilómetros el suroeste de Buenos Aires. En 1874, a sus 19 años, se casó con José Antonio Demaría, político y terrateniente. En 1878, a sus 23 años, quedó viuda.En 1881 se enfermó y estaba grave. Los médicos no daban con la cura a su mal y le recomendaron visitar a Pancho Sierra, en Salto, al noroeste de la provincia de Buenos Aires. Sierra le dijo: “No tendrás más hijos de tu carne, pero tendrás miles de hijos espirituales. No busques más, tu camino está en seguir esta misión”.
Esa visita cambió el sentido de su vida.
Dos años después, en 1883, se volvió a casar, esta vez con Aniceto Subiza. Pero volvió a quedar viuda y comenzó a dedicarse a la gente necesitada. Transformó su casa en una especie de templo, y atrajo a multitudes necesitadas de ayuda espiritual, consejo o milagros.
Más o menos a los 37 años sintió un irresistible afán de emprender su famosa Misión Regeneradora, sosteniendo que "La verdadera grandeza en el Universo, es la Fe en Dios y la Regeneración de la Humanidad".
En 1915 ―a los 60 años― se mudó a Turdera, en Lomas de Zamora, a unos 20 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires.
Murió el 2 de octubre de 1928, recibiendo homenajes en La Nación y La Razón. Era mirada por sus seguidores como la continuadora del trabajo de Nuestro Señor Jesucristo en la tierra, que vino a enseñarnos el verdadero camino hacia Dios, enseñándonos con la palabra y el ejemplo.
Mostrando su propio ejemplo de fe, decía a sus primeros adeptos: “¿Queréis que haga a vosotros, lo que fue bueno para mí?”
Profesaba que la existencia de Dios era el camino verdadero para acercársele y poder llegar a Él, y no morimos. Quería decir que, en realidad, lo que se produce es la purificación espiritual, la Regeneración humana. Sostuvo con profundo sentir filosófico, la existencia de las reencarnaciones del espíritu, para llegar a la pureza.
Fue considerada una continuadora de la obra de Jesús, sufriendo la cruz moral de la incomprensión, la persecución, la ingratitud y la ignorancia, y muchas veces, su nombre fue usado por mistificadoras, curanderas y manosantas.
Su vida fue contada en la película argentina La Madre María, de 1974, protagonizada por Tita Merello.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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