Ir al contenido principal

1790 ALMANAQUE MUNDIAL Champollión

Juan Francisco Champoliión

El 23 de diciembre de 1790 nace Juan Francisco Champollión, filólogo y orientalista francés, conocido como el descifrador de los jeroglíficos egipcios


El 23 de diciembre de 1790 nació Juan Francisco Champollión, también conocido como Champollion el joven. Fue un filólogo y orientalista francés, conocido como el descifrador de los jeroglíficos egipcios. 
Parcialmente criado por su hermano, el erudito Santiago José Champollion-Figeac, fue niño prodigio en filología y escribió su primer artículo público sobre el desciframiento del demótico cuando era adolescente. De joven era conocido en los círculos científicos y hablaba copto, griego antiguo, latín, hebreo y árabe.
A principios del siglo XIX, la cultura francesa experimentó un período de "egiptomanía", provocada por los descubrimientos de Napoleón en Egipto durante su campaña de 1798 a 1801, que también sacó a la luz la Piedra Rosetta trilingüe.
Los estudiosos debatieron la edad de la civilización egipcia y la función y naturaleza de la escritura jeroglífica, qué idioma, si es que registraba alguno, y el grado en que los signos eran fonéticos (que representaban sonidos del habla) o ideográficos (que registraban conceptos semánticos directamente).
Muchos pensaban que la escritura sólo se usaba para funciones sagradas y rituales y que, como tal, era poco probable que fuera descifrable pues estaba ligada a ideas esotéricas y filosóficas y no registraba información histórica. La importancia del desciframiento de Champollion fue que demostró que estas suposiciones eran erróneas e hizo posible comenzar a recuperar mucha información registrada por los antiguos egipcios.
Vivió en un período de agitación política en Francia que continuamente amenazaba con perturbar su investigación de diversas maneras. Durante las Guerras Napoleónicas, evitó el servicio militar obligatorio, pero sus lealtades napoleónicas hicieron que el régimen realista posterior lo considerara sospechoso. Sus propias acciones, a veces temerarias e imprudentes, no ayudaron en su caso.
Fue ayudado sí, por sus relaciones con importantes figuras políticas y científicas de la época, como Joseph Fourier y Silvestre de Sacy, aunque en algunos periodos vivió exiliado de la comunidad científica.
En 1820, se embarcó seriamente en el proyecto de descifrar la escritura jeroglífica, eclipsando pronto los logros del erudito británico Thomas Young, que había hecho los primeros avances en el desciframiento antes de 1819. En 1822, publicó su primer avance en el desciframiento de la escritura jeroglífica. Los jeroglíficos de Rosetta muestran que el sistema de escritura egipcio era una combinación de signos fonéticos e ideográficos y fue la primera escritura de este tipo descubierta.
En 1824 publicó un Précis en el que detallaba un desciframiento de la escritura jeroglífica demostrando los valores de sus signos fonéticos e ideográficos. En 1829, viajó a Egipto, donde pudo leer muchos textos jeroglíficos que nunca antes habían sido estudiados y trajo una gran cantidad de nuevos dibujos de inscripciones jeroglíficas.
De regreso a casa, le dieron una cátedra de egiptología, pero sólo dio unas pocas conferencias antes de que su salud, arruinada por las dificultades del viaje a Egipto, lo obligara a dejar la enseñanza. Murió en París en 1832, a los 41 años. Su gramática del antiguo egipcio se publicó póstumamente.
Durante su vida, así como mucho después de su muerte, hubo intensas discusiones entre los egiptólogos sobre los méritos de su desciframiento. Algunos lo criticaron por no haber dado suficiente crédito a los primeros descubrimientos de Young, acusándolo de plagio, y otros cuestionaron durante mucho tiempo la exactitud de sus desciframientos.
Los hallazgos posteriores y las confirmaciones de sus lecturas por académicos que se basaron en sus resultados llevaron gradualmente a la aceptación general de su trabajo. Aunque algunos todavía sostienen que debería haber reconocido las contribuciones de Young, su desciframiento ahora es universalmente aceptado y ha sido la base de todos los avances posteriores en este campo. En consecuencia, se lo considera el "fundador y padre de la egiptología".
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

Entradas populares (últimos siete días)

Por qué la Roca no es avenida

La Roca, calificada por la comuna Una arteria de la ciudad es calificada de una manera que no corresponde, entérese en una nota que publicaron en Info del Estero , por qué sucede esto Este artículo  de Juan Manuel Aragón, intenta develar el misterio de porqué a la Roca, en Santiago, le dicen avenida cuando es una simple y cualunque calle, como cualquier otra. De paso cuenta otras cositas que seguramente a usted le van a interesar mucho. Y deja unas incógnitas que se contarán más adelante. Por si no se dio cuenta, mire la nota aquí

1951 AGENDA PROVINCIAL Castiglione

Antonio Castiglione El 19 de noviembre de 1951 nace Antonio Virgilio Castiglione, abogado, escribano e historiador El 19 de noviembre de 1951 nació Antonio Virgilio Castiglione. Es un abogado y escribano santiagueño, recibido en la Universidad Nacional de Tucumán en 1975. También es historiador. Es, además Magister en Dirección de Empresas de la Universidad Católica de Santiago del Estero y empresario, periodista, investigador y escritor. Tiene un Certificate of Proficiency in English de la Universidad de Michigan, otorgado en 1971. Ha sido presidente del Tribunal de Cuentas de Santiago del Estero de 1984 a 1987 y vicepresidente del Secretariado Permanente de Tribunales de Cuentas de la Argentina. Coautor del proyecto de reformas de la Constitución provincial, y convencional constituyente provincial en 1986. Fue asesor en la Convención Nacional Constituyente de Santa Fe, en 1994. También se desempeñó como expositor y panelista en el XIII Congreso de Tribunales de Cuentas de Brasil, en ...

ANTISEMITISMO Espejo desagradable del momento

Claudia Sheinbaum Claudia Sheinbaum Pardo: la actual presidente de México convertida en blanco del odio por un origen que nunca abrazó Por Bernardo Abramovici Levin Que a Claudia Sheinbaum Pardo, actual presidente de México, la hayan insultado con un “puta judía” es mucho más que una agresión: es un espejo desagradable del momento histórico que estamos viviendo. Y no solo porque el insulto es repugnante en sí mismo, sino porque revela la lógica más podrida del antisemitismo contemporáneo: perseguir incluso a quien jamás se vinculó con la identidad que otros le atribuyen. Porque si algo caracterizó a Sheinbaum desde el inicio de su vida política es justamente esto: nunca se definió como judía. Nunca lo militó, nunca lo exhibió, nunca lo convirtió en identidad pública, cultural ni religiosa. Su biografía, sus discursos, sus prioridades, sus batallas… nada en su trayectoria gira en torno a ese origen familiar remoto. Y, aun así, el odio la encuentra. El antisemitismo la persigue. Los coba...

ANTICIPO El que vuelve cantando

Quetuví Juan Quetuví no anuncia visitas sino memorias, encarna la nostalgia santiagueña y el eco de los que se fueron, pero regresan en sueños Soy quetupí en Tucumán, me dicen quetuví en Santiago, y tengo otros cien nombres en todo el mundo americano que habito. En todas partes circula el mismo dicho: mi canto anuncia visitas. Para todos soy el mensajero que va informando que llegarán de improviso, parientes, quizás no muy queridos, las siempre inesperadas o inoportunas visitas. Pero no es cierto; mis ojos, mi cuerpo, mi corazón, son parte de un heraldo que trae recuerdos de los que no están, se han ido hace mucho, están quizás al otro lado del mundo y no tienen ni remotas esperanzas de volver algún día. El primo que vive en otro país, el hermano que se fue hace mucho, la chica que nunca regresó, de repente, sienten aromas perdidos, ven un color parecido o confunden el rostro de un desconocido con el de alguien del pago y retornan, a veces por unos larguísimos segundos, a la casa aquel...

PRESIDENTES El drama de siempre: ser o parecer

Ilustración Más allá de su piel Barack Obama no era un negro cabal, en cambio Donald Trump es exactamente lo que muestra Siempre tuvieron pinta de otra cosa. Es como si en cada presidente norteamericano hubiera un disfraz de utilería, una máscara de Hollywood que vende una historia distinta de la que se cuenta. A George Herbert Walker Bush, el padre lo podías confundir con un tío bueno, de esos que juegan al golf y hablan bajito, pero su amabilidad era la sonrisa del espía, del tipo que te habla bien, pero con un cuchillito bajo el poncho. El hijo, George Walker Bush, borracho consuetudinario, cuando se curó del alcoholismo se hizo converso evangélico y cambió el vaso por la Biblia, pero siguió bombardeando con la misma fe. William Jefferson Clinton parecía más humano, casi simpático, con su aire de estudiante eterno y atorrantón. Un putañero de aquellos, queriendo disimular la ambición. Ronald Wilson Reagan había sido un actor de cintas de cowboy, e interpretó su propio papel: el pist...