El Petizo Orejudo |
El 12 de noviembre de 1912 es detenido el “Petizo Orejudo”, peligroso criminal y uno de los asesinos más notorios de la historia argentina
El 12 de noviembre de 1912 fue detenido Cayetano Santos Godino, conocido como el “Petizo Orejudo”. Fue un peligroso criminal, nacido en Buenos Aires el 31 de octubre de 1896 y murió en el penal de Ushuaia el 15 de noviembre de 1944. Es considerado uno de los asesinos más notorios de la historia argentina, responsable de la muerte de niños cuatro, siete intentos de homicidio y varios incendios. Su vida estuvo marcada por la violencia y el maltrato desde su infancia, lo que lo condujo a convertirse en un criminal a una edad muy temprana.Los padres de Godino, Fiore y Lucía, llegaron a Buenos Aires desde Italia en 1888. Fiore, alcohólico y violento, fue un factor determinante en la crianza del joven asesino. Contrajo sífilis antes del nacimiento de Cayetano, lo que afectó la salud de su hijo, que durante sus primeros años estuvo varias veces al borde de la muerte debido a enfermedades. En su niñez, Cayetano fue víctima de los maltratos de su padre y de su hermano Antonio, un epiléptico alcohólico. Como consecuencia, su infancia estuvo marcada por la violencia familiar y la falta de afecto.Fue expulsado de varias escuelas debido a su mal comportamiento y falta de interés en los estudios, y su vida se desarrolló principalmente en las calles de los barrios de Almagro y Parque Patricios. A los siete años, cometió su primer ataque violento cuando engañó a un niño de dos años, Miguel Depaola, llevándolo a un terreno baldío donde lo golpeó y arrojó sobre espinas. Aunque fue descubierto por una policía, fue liberado rápidamente. Un año después, agredió a una niña de 18 meses golpeándola con una piedra, pero nuevamente fue detenido y liberado.
El primer asesinato, cometido en 1906, pasó desapercibido hasta años después cuando él mismo lo confesó. A la edad de 10 años, se estranguló y enterró viva a María Rosa Face, de tres años. Este crimen fue el inicio de una serie de actos violentos que culminarían con más asesinatos en los años siguientes. En 1906, su padre lo denunció a la policía tras encontrar evidencia de que había torturado y matado pájaros. A pesar de ser detenido, fue liberado poco tiempo después y regresó a las calles, donde continuó con sus crímenes.
A lo largo de su adolescencia cometió una serie de ataques y asesinatos, como el intento de ahogamiento de Severino González, de dos años, y el asesinato de Julio Botte, de 22 meses, a quien quedó con un cigarrillo en los párpados. En 1908, fue enviado a la Colonia de Menores Marcos Paz. Allí permaneció durante tres años, pero lejos de reformarse, se volvió aún más peligroso. Tras su liberación en 1911, continuó cometiendo crímenes, como el incendio de una bodega y varias otras fogatas que provocó en diferentes lugares de Buenos Aires.
El 17 de enero de 1912 cometió otro incendio, declarando posteriormente que le gustaba ver quemarse a los bomberos. Poco tiempo después, el 26 de enero, mató a Arturo Laurora, de 13 años, a quien golpeó y estranguló. El 7 de marzo de ese año, prendió fuego a la ropa de una niña de cinco años, Reyna Bonita Vainoff, quien murió tras 16 días de agonía. Estos crímenes, junto con otros intentos de homicidio, llevaron a que fuera finalmente detenido.
Su último asesinato, cometido el 3 de noviembre de 1912, fue el de Gesualdo Giordano, de tres años, a quien estranguló y mató con un clavo en la sien. Tras ser arrestado, Godino confesó cuatro asesinatos y varios intentos de homicidio. Fue declarado penalmente irresponsable en 1914 y enviado al Hospicio de las Mercedes. Sin embargo, su comportamiento violento continuó, atacando a otros internos. En 1923, fue trasladado al Penal de Ushuaia, conocido como la Cárcel del Fin del Mundo.
Durante su reclusión en Ushuaia continuó mostrando comportamientos violentos, incluso matando al gato mascota de los presos en 1933, lo que provocó que fuera brutalmente golpeado por sus compañeros. En 1944, murió en circunstancias que siguen siendo objeto de debate. Mientras algunos sugieren que falleció debido a una hemorragia interna, otros afirman que fue asesinado por los reclusos como represalia por haber matado al gato.
Su vida fue un triste reflejo de cómo la violencia y el abandono durante la infancia pueden moldear a un individuo hacia una carrera criminal implacable.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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