Alberto Girri |
El 16 de noviembre de 1991 muere Alberto Girri, poeta, periodista, traductor y escritor, con una obra significativa y una producción con un enfoque ascético
El 16 de noviembre de 1991 murió Alberto Girri. Fue un poeta, periodista, traductor y escritor, cuya obra ocupa un lugar significativo en la literatura argentina. Su producción literaria se caracteriza por un enfoque intelectual y ascético que lo distinguió de sus contemporáneos. A lo largo de su carrera, publicó alrededor de treinta libros, desarrolló un estilo poético único que desafiaba los cánones literarios establecidos y no se encuadraba en ningún movimiento específico, aunque su influencia fue profunda tanto en el país como en el exterior. Murió en Buenos Aires, el 27 de noviembre de 1919.Nació en el seno de una familia porteña. Poco se conoce de su infancia y juventud, ya que llevó una vida alejada del foco de la prensa. Sin embargo, su interés por la literatura y la poesía fue evidente desde temprana edad. Su primer libro, Playa sola, publicado en 1946, lo puso como una figura clave en la "generación del 40" de la Argentina. Esta obra fue bien recibida por la crítica y el público, y en ella se pueden hallar las primeras señales de un estilo que, con el tiempo, se volvería cada vez más depurado y característico de su voz poética.Aunque inicialmente influido por la lírica elegíaca y los rasgos tradicionales de la poesía de su tiempo, fue alejándose gradualmente de esas convenciones para adoptar una escritura mucho más austera e intelectual. En ese proceso, su poesía adquirió una dimensión casi monacal, tanto en su forma como en su contenido. Se convirtió en una apuesta radical por un arte que prescindía de las emociones personales y se enfocaba en una exploración filosófica y estética del lenguaje.
Su evolución estilística fue notable a lo largo de su extensa carrera. A medida que avanzaba su obra, se fue despojando de las estructuras líricas tradicionales y se concentró en una forma de expresión poética extremadamente intelectual, en la que primaban la precisión y la reflexión sobre el acto creativo. Este enfoque le valió tanto admiradores como detractores, ya que su poesía era frecuentemente calificada de "árida" e "incomprensible" por algunos críticos. Sin embargo, para otros, su capacidad de crear una poesía despojada de sentimentalismo y altamente conceptual fue una de sus mayores virtudes.
Uno de los elementos distintivos de su poesía es la impersonalidad, que se refleja en una renuncia casi total a lo autobiográfico. A diferencia de otros poetas que hacían de su vida personal un tema central, Girri evitaba cualquier referencia directa a sus experiencias o emociones. Esto le permitió construir una obra que, si bien es de naturaleza altamente intelectual, nunca cae en el hermetismo gratuito, sino que busca involucrar al lector en un diálogo profundo con las ideas.
No solo fue un poeta prolífico, sino también un traductor de gran importancia. Entre sus traducciones más destacadas se encuentran las obras de poetas anglosajones como TS Eliot, Wallace Stevens, Robert Frost, Robert Lowell y William Carlos Williams. A través de estas traducciones, introdujo en Argentina una corriente poética que hasta entonces no había tenido un gran impacto en el país, dominado por la influencia de la poesía francesa de vanguardia. Su labor como traductor fue fundamental para que el público argentino tuviera acceso a poetas esenciales de la lírica contemporánea en lengua inglesa, ampliando así el horizonte poético del país.
Además de su trabajo como poeta y traductor, colaboró con importantes medios culturales de Argentina. Fue un colaborador habitual de la revista Sur, una de las publicaciones más influyentes de la época, y del diario La Nación, en el que también se destacó como crítico literario. Estas contribuciones le permitieron estar en contacto con algunos de los escritores e intelectuales más importantes de su tiempo, aunque siempre mantuvieron una vida personal discreta.
A pesar de llevar una vida reservada, tuvo un impacto significativo en la poesía argentina, sobre todo en las generaciones posteriores a la suya. Su estilo depurado, su rigor intelectual y su rechazo a las formas más emotivas de la lírica tradicional fueron elementos que influyeron en muchos poetas jóvenes que buscaban nuevas formas de expresión poética. Aunque en vida su obra fue a menudo considerada "difícil" o "inaccesible", hoy en día se reconoce su importancia como uno de los principales renovadores de la poesía argentina del siglo XX.
Entre sus obras más destacadas hay títulos como Coronación de la espera, Poesía de observación, Quien habla no está muerto, Monodias y Existenciales. En estos libros, llevó su exploración poética a nuevas alturas, siempre buscando cuestionar el lenguaje y su capacidad para reflejar la realidad de manera abstracta y filosófica.
Además de su poesía, también reflexionó sobre su trabajo en ensayos como El motivo es el poema y Diario de un libro, en los que dejó constancia de sus preocupaciones estéticas y su visión del papel del poeta en el mundo moderno. Estos textos son fundamentales para comprender su poética y el enfoque radicalmente despojado que adoptó en su obra.
En cuanto a su vida personal, se casó en 1958 con la artista plástica Leonor Vassena, una relación que fue importante en su vida hasta la muerte prematura de ella en 1964. Este hecho marcó profundamente al poeta, aunque, fiel a su estilo, no permitió que esta tragedia se reflejara de manera explícita en su obra.
Una de las colaboraciones más importantes de su carrera fue con el compositor Alberto Ginastera, para quien escribió el libreto de la ópera Beatrix Cenci, basado en la historia real de Beatrice Cenci, una joven italiana que fue ejecutada por el asesinato de su padre. Esta obra, compuesta en dos actos y escenas de catorce, es un ejemplo más de su versatilidad como escritor.
Murió a los 71 años, su obra sigue siendo objeto de estudio y análisis, y su influencia en la poesía argentina es innegable. Aunque su estilo poético no siempre fue comprendido en su tiempo, hoy se lo considera uno de los grandes renovadores de la lírica argentina del siglo XX.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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