Fachada del Liberal, como se conserva hasta la actualidad |
Por Alfredo Peláez
Corría el 7 de junio de 1810, cuando Mariano Moreno tomó una decisión clave para el futuro del periodismo: el abogado y político fundó la “Gazeta de Buenos Ayres”, el primer periódico de la etapa independentista argentina. Y por esta trascendental razón, se celebra el día del periodista.El 25 de mayo de 1938 se realizó en Córdoba el Primer Congreso de Periodistas. Con hombres de prensa de todo el país, ese Congreso decidió “instituir como Día del Periodista, el 7 de junio”, en honor al diario que desencadenó los 200 años de periodismo. “La Gazeta de Buenos Ayres, no solo fue el primer diario argentino, sino que también inauguró la libertad de prensa en la América meridional", se dijo en esa ocasión.En ese encuentro, se forjaron las bases del Estatuto del Periodista Profesional (ley 12-908) sancionado por el Congreso Nacional en un debate en el cual intervinieron el radical Arturo Frondizi, el peronista Oscar Albrieu y el laborista —a su vez dirigente del gremio— Leandro Reynes. Para esa época ya existía, el diario santiagueño El Liberal, fundado el 3 de noviembre de 1898 por Juan Figueroa, cuya propiedad mantuvo hasta 1929, año en que lo vendió a los hermanos José y Antonio Castiglione.
Figueroa nació en el año 1864 en Tulumba, provincia de Córdoba. Cursó estudios en el Colegio Nacional de Córdoba y ejerció el comercio en Quilino. Se radicó en Santiago del Estero en 1886, donde se encontraba ya su hermano Ruperto Figueroa, telegrafista del ferrocarril. El mismo año instalan en sociedad una empresa telefónica, cuya central se encontraba en la casa propiedad de Napoleón Taboada (Casa de los Taboada) en la calle Buenos Aires.
Ambos hermanos fueron activistas políticos militando en las filas mitristas, y con el correr del tiempo y los acontecimientos en la Unión Cívica Radical. Participaron de la revolución del 24 de abril de 1908, motivo que lo lleva a la cárcel. Fue presidente del Concejo Deliberante y varias veces intendente interino.
En el ámbito social cultural trabajó para diversas instituciones; fue presidente de la biblioteca popular "Sociedad Sarmiento", presidente de la Liga Santiagueña de Fútbol y de la Federación de Asociaciones de Barrios. Se casó con la señora Tránsito Martínez con quién formó una sólida familia. Falleció en Santiago del Estero el 10 de enero de 1944. (Fuente: Cultura Santiagueña—El Liberal, numero del cincuentenario 1948).
Por El Liberal pasaron grandes plumas, algunos apenas tenían sexto grado, tal es el caso de don Bernardino Sayago, iba a la siesta a la redacción, escribía el editorial y la columna Eco; Hipólito Noriega, secretario de redacción, no usaba la máquina de escribir, a mano alzada hacia los títulos; J.J. Jiménez, el otro secretario, Amleto D' Aloisio, empedernido fumador, jamás compraba cigarrillos, Sebastián López, el “Gallego”, exquisita pluma y muchos otros que hicieron grande a El Liberal, una gran familia. Qué decir de los hermanos Castiglione, patrones como pocos. Antonio era el más serio; José, que ejercía la dirección, era uno más, solía juntarse con los sindicalistas y preguntaba: "¿De cuanto quieren el aumento?". "Tanto", "esta bien". Esas eran las paritarias a fines de los 60. Al final tenía que rugir como un león; a José le decían "león de alfombra", supo ser senador.
En la vereda de enfrente pero más modestos, estaban otros hermanos, los Tissera, propietarios del vespertino "La Hora". Tanto uno como otro fueron formadores de periodistas, era la época en que se defendía la palabra y la verdad. Hoy todo está devaluado. Los diarios de Santiago son estaciones repetidoras de partes de prensa de la política, el deporte, la cultura, las artes, las comunas, las obras públicas, todo, en fin. También cumplen una gran tarea social: pasan recetas de comidas, dan consejos para el cuidado de perros y gatos, instrucciones para armar bonsáis y truculentas noticias policiales.
Traen además dos noticias importantes todos los días, los números que salieron en los innumerables sorteos de tómbola del día anterior y los avisos fúnebres.Entre los dos diarios más grandes de Santiago, el día que venden 3.000 ejemplares tiran cohetes, muchas veces no llegan ni a eso.
©Ramírez de Velasco y el autor
Figueroa nació en el año 1864 en Tulumba, provincia de Córdoba. Cursó estudios en el Colegio Nacional de Córdoba y ejerció el comercio en Quilino. Se radicó en Santiago del Estero en 1886, donde se encontraba ya su hermano Ruperto Figueroa, telegrafista del ferrocarril. El mismo año instalan en sociedad una empresa telefónica, cuya central se encontraba en la casa propiedad de Napoleón Taboada (Casa de los Taboada) en la calle Buenos Aires.
Ambos hermanos fueron activistas políticos militando en las filas mitristas, y con el correr del tiempo y los acontecimientos en la Unión Cívica Radical. Participaron de la revolución del 24 de abril de 1908, motivo que lo lleva a la cárcel. Fue presidente del Concejo Deliberante y varias veces intendente interino.
En el ámbito social cultural trabajó para diversas instituciones; fue presidente de la biblioteca popular "Sociedad Sarmiento", presidente de la Liga Santiagueña de Fútbol y de la Federación de Asociaciones de Barrios. Se casó con la señora Tránsito Martínez con quién formó una sólida familia. Falleció en Santiago del Estero el 10 de enero de 1944. (Fuente: Cultura Santiagueña—El Liberal, numero del cincuentenario 1948).
Por El Liberal pasaron grandes plumas, algunos apenas tenían sexto grado, tal es el caso de don Bernardino Sayago, iba a la siesta a la redacción, escribía el editorial y la columna Eco; Hipólito Noriega, secretario de redacción, no usaba la máquina de escribir, a mano alzada hacia los títulos; J.J. Jiménez, el otro secretario, Amleto D' Aloisio, empedernido fumador, jamás compraba cigarrillos, Sebastián López, el “Gallego”, exquisita pluma y muchos otros que hicieron grande a El Liberal, una gran familia. Qué decir de los hermanos Castiglione, patrones como pocos. Antonio era el más serio; José, que ejercía la dirección, era uno más, solía juntarse con los sindicalistas y preguntaba: "¿De cuanto quieren el aumento?". "Tanto", "esta bien". Esas eran las paritarias a fines de los 60. Al final tenía que rugir como un león; a José le decían "león de alfombra", supo ser senador.
En la vereda de enfrente pero más modestos, estaban otros hermanos, los Tissera, propietarios del vespertino "La Hora". Tanto uno como otro fueron formadores de periodistas, era la época en que se defendía la palabra y la verdad. Hoy todo está devaluado. Los diarios de Santiago son estaciones repetidoras de partes de prensa de la política, el deporte, la cultura, las artes, las comunas, las obras públicas, todo, en fin. También cumplen una gran tarea social: pasan recetas de comidas, dan consejos para el cuidado de perros y gatos, instrucciones para armar bonsáis y truculentas noticias policiales.
Traen además dos noticias importantes todos los días, los números que salieron en los innumerables sorteos de tómbola del día anterior y los avisos fúnebres.Entre los dos diarios más grandes de Santiago, el día que venden 3.000 ejemplares tiran cohetes, muchas veces no llegan ni a eso.
©Ramírez de Velasco y el autor
Creo que hubo otro diario de corta duración. Me parece que se llamaba La Calle. Por el año 1977. Puede ser?
ResponderEliminarSí. Así fue. Estaba en la Avellaneda, antes de llegar a la Buenos Aires.
EliminarMuy buena nota un placer leerte con exquisita ironía y verdad
ResponderEliminarAhora solo se defiende la "moneda" del dueño del medio donde los periodistas son obreros.
ResponderEliminarY termino El Liberal, propiedad de Clarín (50 *% ) ...desde allí vierte su parcial y venenosa predica. Me alegro si venden poco...
ResponderEliminarLa nota... escrita con valor, esta buena; permite sentir el correr de la sangre por las venas, inflama el pecho. LO MALO... ES USAR POR ALGUNOS "EL ANÓNIMO" EN LOS TIEMPOS QUE CORREN.
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