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PROYECTO Los animales, sujetos de derecho

Los amos del mundo

"Ahora mismo los perros son sacrosantos en la Argentina, hay toda una parafernalia de productos, a cuál más caro, para hacerles creer a sus dueños que crían un niño"


Un proyecto que anda dando vueltas en la cabeza de los proteccionistas de animales es declararlos por ley, como sujetos de derecho, aunque parezca mentira, amigos. Por si no lo sabe, un sujeto de derecho es un centro de imputación ideal de derechos y obligaciones o, lo que es lo mismo la unidad sobre la que la ley efectúa imputaciones directas, arrojándole derechos y obligaciones.
Digamé si no le dan ganas de vivir en un mundo en el que un tipo en el colectivo liquida de un manotón a un mosquito que estaba picándole el brazo y el resto de los pasajeros lo acusa de maltrato a un ser que vive, siente, sufre, tiene conciencia de sí mismo y no quiere morir. De la misma manera que nos reímos a las carcajadas de quienes hoy usan el “todes” con seriedad de militantes de la lengua, nos desternillaremos de risotadas al ver a una madre siendo acusada de asesinato porque revienta a uñazos las liendres del cabello de los hijos.


Es de suponer que la querida marca “Raid”, que tantos problemas solucionó a la humanidad, dejará de matar bien muertas a cucarachas moscas y otros simpáticos animalitos. Ya veo a todo el mundo, yendo a la noche a tomar un vaso de agua en la heladera, intentando no pisar las cucarachas que se habrán formado, por no ofender sus tiernas y dulces almitas animales.
Con una enciclopedia en la mano, se sabe que los sujetos de derecho pueden ser individuales o colectivos. Dice textualmente la que se consultó para esta nota: “Los sujetos de derecho individuales lo constituyen la persona natural, el individuo de la especie humana que es capaz de adquirir derechos y obligaciones. Los sujetos de derecho colectivos se constituyen como personas jurídicas”.
Imaginen cuando algún pícaro se presente ante un juez pidiendo un hábeas corpus para los miles de “sujetos de derecho” que podrían morirse en la fumigación de la cocina de un restaurante, no solamente cucarachas, sino también simpatiquísimas ratas y amables moscas que suelen vivir en esos ambientes. Piensen en su señoría, el Juez, dudando entre darle la razón a las proteccionistas o enfrentar un juicio político para destituirlo del cargo por ignorancia del derecho.
Ahora mismo los perros son sacrosantos en la Argentina, hay toda una parafernalia de productos, a cuál más caro, para hacerles creer a sus dueños que crían un niño, desde champús y cremas, pasando por juguetes, comiditas especiales, vajilla, golosinas, ropita, niñeros, peluqueros, peinadores manicuras y pedicuros, dentistas, médicos clínicos, psicólogos y más.
Los perros callejeros gozan de un estatus parecido al de las vacas sagradas de la India, son intocables. Los automóviles deben detener su marcha si obstaculizan la calle, para no causarles ningún mal. Y los peatones están obligados a dar un rodeo si alguno está echado en una vereda, pues tiene más derecho que cualquiera para estar ahí. Es considerada ofensa grave, si un perro va a oler a alguien, que le digan “¡fuera perro de aquí!”. Oiga, quién es usted para tratar de esa manera desconsiderada a un animal sacrosanto.
Desde ya se alcanzan a vislumbrar conflictos de intereses que podrían suscitarse en el futuro. En el caso de un perro tenga pulgas y garrapatas, ¿qué hacer con los otros animalitos de Dios?, ¿pedirles amablemente que se retiren pues están viviendo de su caniche?, ¿y si no hacen caso qué? Es muy posible que se pida la creación de un tribunal interjurisdiccional para la solución de conflictos entre distintas personas no humanas a fin dirimir el conflicto de intereses. Pero, endemientras, ojito con ponerle esos collares anti garrapatas a su pichicho, don. Hay que dejar que los jueces actúen, ¿o usted es de los que creen que no hay justicia en este país?
Habrá que ver qué dice esa ley que piden las proteccionistas de animales. De aprobarse, podrían quedar prohibidos los plumeros, no solamente porque hay que matar suris para fabricarlos sino también porque, entre otras cosas, sirven para sacar telarañas de los rincones. Y las arañas, ya se sabe, también caen en la categoría de animales, lo mismo que la taenia saginata, también llamada lombriz solitaria, bichito que se debe proteger de los malvados gastroenterólogos.
Dentro de unos años es muy posible que las gallinas quieran tomar el mando del planeta, o las cabras, o el picudo algodonero. Ya no habrá quién ataje sus pretensiones, pues la humanidad se habrá extinguido, suicidándose en un océano de estupideces cada una más descerebrada que la anterior.
Si no cree, aguaite un ratito, estas sandeces llegan a pasos agigantados.
©Juan Manuel Aragón
Tintina, 12 de noviembre del 2022

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